La Gran Moderación, el periodo de cuatro décadas de actividad estable en gran medida e inflación, se ha terminado. “Los bancos centrales no acudirán al rescate cuando el crecimiento se ralentice en este nuevo régimen, al contrario de lo que los inversores han llegado a esperar. Están causando recesiones deliberadamente al endurecer excesivamente sus políticas monetarias para intentar controlar la inflación. Esto hace presagiar una recesión”, afirma la gestora BlackRock. Para sus expertos, 2023 augura un año en el que los inversores necesitarán un nuevo manual de inversiones, pues tendrán que lidiar con varios eventos que no habían sucedido en mucho tiempo. Por ejemplo, en la firma esperan que la inflación se enfríe, pero permanezca persistentemente más alta que el objetivo del 2% de los bancos centrales.
Lo más importante, piensan los analistas de BlackRock, es cuánto del daño económico causado por el ajuste monetario se ha reflejado ya en las valoraciones: “Valorar el daño es nuestro primer tema de inversión de 2023”. Por ejemplo, creen que las valoraciones de la renta variable aún no lo reflejan: “Nos pondremos positivos en renta variable cuando creamos que el daño ya se ha puesto en precio o cambie nuestra visión sobre el sentimiento de mercado. Sin embargo, no vemos esto como un preludio de otra década de mercado alcista en acciones y bonos”.
El segundo tema de inversión de la firma es “repensar los bonos”. “Las tires más elevadas son un regalo para los inversores, que llevaban mucho tiempo hambrientos de rentas. Y los inversores no necesitan escalar mucho en el espectro del riesgo para recibirlas”, explican. Sin embargo, afirman que “la deuda soberana de larga duración no jugará su rol tradicional de diversificador de carteras debido a la inflación persistente”.
De hecho, la tercera temática que propone la firma para este año es “vivir con la inflación”. “Vemos motores de largo plazo del nuevo régimen, como el envejecimiento de la mano de obra, que mantendrá a la inflación por encima de los niveles pre pandemia”, indican.
En conclusión: “El nuevo régimen requiere un nuevo manual de inversión. Implica cambios más frecuentes en la cartera al equilibrar la visión sobre el apetito por el riesgo con estimaciones de cómo están poniendo los mercados en precio el daño económico. También pide una visión más granular al centrarse en sectores, regiones y subcategorías de clases de activo, más que exposiciones amplias”, resumen los expertos de la gestora.
A su modo de ver, las restricciones en la producción están impulsando este nuevo régimen: el cambio pandémico en el gasto en consumo, de servicios a productos, causó escasez y cuellos de botella. El envejecimiento de la población llevó a la escasez de mano de obra. Esto significa que los países desarrollados no pueden producir tanto como antes sin crear presión inflacionaria. “Es por eso que la inflación está tan alta ahora, incluso aunque la actividad sea inferior a niveles pre-Covid”, indican.
Sin embargo, desde BlackRock consideran que “los tipos de interés no son la herramienta para resolver las limitaciones a la producción; solo pueden influenciar a la demanda en sus economías”. Así, solo hay dos posibles vías de actuación: conseguir que la inflación vuelva al objetivo del 2% al aplastar la demanda hasta niveles que la economía pueda producir con comodidad, o vivir con más inflación. Desde la gestora observan que los bancos centrales se inclinan por la primera opción: “La inflación está a la vista. Los signos de una desaceleración están emergiendo. Cuando el daño se vuelva real, creemos que pararán las subidas, aunque la inflación no vaya camino de bajar al 2%.
En la gestora detallan tres tendencias de largo plazo que seguirán limitando la capacidad productiva y que están consolidando el nuevo régimen. La primera, el envejecimiento de la población, “que implica la escasez continuada de mano de obra”. La segunda, la persistencia de las tensiones geopolíticas: “Están reconfigurando la globalización y las cadenas de suministro”. La tercera, la transición a cero emisiones netas de carbono, que está causando desequilibrios entre oferta y demanda de energía. “Lo que funcionaba en el pasado no funcionará ahora”, sentencian.
Ideas tácticas y estratégicas
BlackRock divide su lista de ideas de inversión entre posiciones de corte táctico y más de tipo estratégico. En el primer grupo sitúan los bonos soberanos de corto plazo por la renta, porque “el salto en las rentabilidades reduce la necesidad de tomar riesgo yendo más arriba en la curva”.
También sobreponderan el crédito con grado de inversión: “Los rendimientos más elevados y los balances fuertes nos sugieren que puede estar mejor posicionado que las acciones para capear recesiones”, explican.
En la firma también gustan las hipotecas respaldadas por agencia de EE.UU. (MBS) por su mayor renta y porque ofrecen algo de protección de crédito al ser el gobierno propietario de sus emisores, así como los bonos ligados a la inflación, que sobreponderan.
Como la visión de la firma en renta variable es que “la recesión no está totalmente reflejada en las previsiones de beneficios corporativos ni en las valoraciones”, y no creen que los bancos centrales “eventualmente darán apoyo con recortes de tipos”, los expertos de BlackRock han optado en el terreno táctico por buscar oportunidades sectoriales de transiciones estructurales – como en salud, dentro del envejecimiento de la población- “como manera de ganar granularidad incluso aunque estemos infraponderados”. Entre los cíclicos prefieren energía y financiero, y dentro de los defensivos les gusta el sector sanitario, dadas sus atractivas valoraciones y la probable resistencia de los flujos de caja durante las fases bajistas
“La Gran Moderación permitió mantener carteras estratégicas relativamente estables. Eso no funcionará en el nuevo régimen. Pensamos que se necesitará ser más ágiles”, reflexionan desde la firma. En línea con esta filosofía, la visión estratégica de BlackRock no incluye el regreso de las condiciones que sostendrán un mercado alcista de acciones y bonos del tipo que vimos en la década anterior. “El mix de activos siempre ha sido importante, pero nuestro análisis muestra que confundirse con la composición puede ser hasta cuatro veces más costoso que durante la Gran Moderación”, afirman.
“Los mercados privados nos parecen un activo “core” para los inversores institucionales. Este activo no es inmune a la volatilidad macro y en conjunto estamos infraponderados porque pensamos que las valoraciones podrían caer, sugiriendo mejores oportunidades en los próximos años”, continúan los analistas. También sobreponderan modestamente la renta variable desarrollada, al estimar que “el retorno total de las acciones será superior al de la renta fija en la próxima década”. Se mantienen sobreponderados en bonos ligados a la inflación e infraponderados en deuda soberana nominal de países desarrollados. Dentro de la deuda de gobiernos, declaran que les gustan “las duraciones cortas, para cosechar rentas y evitar el riesgo de tipos”. “Dentro de la renta fija, preferimos tomar riesgo en crédito, y preferimos el público al privado”, concluyen.
Consulte al completo a través de este enlace la Visión de mercado y Guía de implementación para 2023 de BlackRock.