El outlook de BlackRock para 2020 arroja tres claves fundamentales en las que apoya su visión de mercado para los próximos doce meses: un repunte del crecimiento, una pausa en las políticas monetarias y la resiliciencia de las carteras. En líneas generales, la gestora espera, que el crecimiento se mantenga al alza y que los riesgos de una recesión a corto plazo sigan siendo bajos.
Desde la gestora señalan que este escenario es favorable para los activos de riesgo. “El impulso en el 2019 a los mercados dado por las políticas conciliatorias del banco central han quedado atrás. Los riesgos de inflación se han subestimado y podrían llevar a un cambio en la estructura de mercado. En términos generales, esto favorece una postura pro-riesgo, pero moderada”, apunta en su documento.
Según Manuel Gutiérrez-Mellado, responsable de negocio institucional de BlackRock para España, gran parte de este repunte moderado se debe al impacto que han tenido las políticas monetarias de los bancos centrales. “La consecuencia positiva de ese apoyo es que ha empujado a la baja el riesgo de una recesión, lo que mantiene nuestra visión positiva hacia los activos de riesgo”, explica.
La firma sostiene que entorno macro de 2020 “marca un gran cambio frente a las dinámicas vividas el 2019, donde el inusual giro conciliatorio de los bancos centrales en el final del ciclo ayudó a compensar el efecto negativo de las tensiones comerciales globales”. Por eso Gutiérrez-Mellado señala a los mercados emergentes como la región que tiene más capacidad para “ofrecer un estímulo monetario, pero EE.UU. parece haber puesto fin a esta política. Cualquier apoyo significativo para la eurozona y Japón tendría que emanar de políticas fiscales, lo que no vemos que vaya a ocurrir en 2020”. Es decir, consideran que el giro conciliatorio de los bancos centrales mundiales ha quedado en gran medida en el pasado y ven poco probable que entremos en una etapa de estímulos fiscales.
En este contexto, la firma también espera que la economía China se estabilice, pero ve pocas intenciones de replicar los estímulos a gran escala que el gobierno chino hizo en el pasado. “Proyectamos que el crecimiento se dé en la primera mitad del año, impulsado por la actividad del sector manufacturero mundial y los sectores sensibles a las tasas, como la vivienda”, apuntan desde la gestora. Gutiérrez-Mellado añade que las negociaciones y las relaciones entre China y Estados Unidos continuarán, convirtiéndose en un motor o freno de la volatilidad, depende cómo vayan evolucionando.
En cambio, en los riesgos que apunta la gestora sí está el vigilar que no se produzca un «shock» sobre la demanda. “Las consecuencias de la desglobalización y los cambios de modelo de los negocios, que tienden a ir hacia la sostenibilidad, pueden generar ese «shock» en la demanda, incluso un aumento de los precios. No debemos estar extremadamente preocupados por esto, pero sí vigilarlo, en especial el comportamiento de la inflación que, previsiblemente, irá aumentando poco a poco”, afirma.