Warren Buffet dice que solo cuando baja la marea se ve quién nada desnudo y para Axel Christensen, estratega jefe de BlackRock para Iberia y Latinoamérica, eso es precisamente lo que está ocurriendo en los mercados emergentes desde la pasada primavera, cuando Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal estadounidense, habló del inicio de un proceso de normalización de las políticas monetarias. Fue en mayo cuando, según el experto, comenzó a bajar la marea en los emergentes y quedaron al descubierto realidades muy heterogéneas.
Entre los países con los que es más positivo figuran China (cuya transición hacia un modelo de crecimiento más equilibrado valora positivamente) o Brasil, uno de los mercados que la gestora sobrepondera a nivel táctico (con un horizonte temporal de tres a seis meses) frente a otras opciones como México. La razón de esa opinión positiva reside en primer lugar en unas atractivas valoraciones de sus mercados y en su capacidad de sorprender positivamente. “El mercado ha sobredescontado las malas noticias y muy pocos se han dado cuenta de que el crecimiento del país sorprenderá para bien y más que otras economías como México”, afirma.
Para Christensen, los precios son mucho menos atractivos en el mercado mexicano puesto que sus activos han escapado a la última corección en parte “ante la dinámica interna de reformas y los beneficios indirectos de la recuperación económica en Estados Unidos”. Así, y aunque el estratega considera que los últimos datos sobre reducción de la actividad son transitorios porque se deben a cambios regulatorios, las previsiones de crecimiento para el país son menos optimistas que en Brasil.
El experto reconoce que la tendencia alcista de tipos de interés en algunos países emergentes puede ser un riesgo para su crecimiento (“a diferencia del mundo desarrollado, los problemas de inflación no les permiten aplicar las medidas monetarias excepcionales como herramienta para generar un crecimiento que les vendría muy bien”), pero cree que las decisones monetarias son acertadas en mercados como Brasil, que frenó la tendencia bajista de tipos para luchar contra la subida de precios. “El Banco Central conoce bien el efecto de la inflación. Esa lucha no es gratis, tiene consencuencias”, dice, y valora la decisión como “difícil y acertada”. De hecho, recuerda que los mercados la respaldaron porque interpretaron que se está luchando contra lo más importante, la inflación, dejando el efecto crecimiento a las medias de política fiscal que establezca el Gobierno.
Normalización monetaria en el mundo desarrollado
A diferencia de esa situación, en el mundo desarrollado predominan los tipos bajos y las políticas económicas laxas, si bien Christensen recuerda que las medidas son excepcionales y como tal tendrán que retirarse. “Existe el riesgo de pensar que los tipos bajos o los estímulos cuantitativos se mantendrán en estos niveles pero hay que entender que son situaciones de excepción” y que tarde o temprano (y a tenor de la última decisión de la Fed será de forma lenta) se producirá una vuelta a la normalidad. Algo para lo que los mercados se vienen posicionando desde el pasado mes de mayo. “El proceso de normalización llegará aunque el timming será más complejo por el cambio de liderazgo en la autoridad monetaria –en el que vaticina una próxima presidencia de la vicepresidenta Yellen- y por la entrada de dos miembros más favorables a políticas restrictivas. Pero el tapering es inevitable”, apostilla.
El estratega asegura que BlackRock esperaba una reducción de estímulos “light” y que por eso no les sorprendió tanto la decisión, que en su opinión no se debe tanto a malos datos macroeconómicos en Estados Unidos como al no cumplimiento de las expectativas demasiado optimistas de la Fed. “No estamos preocupados por los datos, es solo que sus expectativas estaban por encima de las del consenso”. Y es que, aunque muestra su preocupación por próximos eventos como la discusión sobre el techo de deuda del país, es positivo con el mercado estadounidense, cuya economía crecerá al 3% en 2014 y en la que dejará de pesar negativamente el ajuste fiscal del año pasado. También lo es con Japón y la gestora sobrepondera actualmente, dentro de su posición estratégica, tanto la renta variable estadouniense como nipona, mientras es neutral en la europea o en la emergente.
También en renta fija apuesta por el mundo desarrollado, pues el estratega dibuja una dicotomía entre un mundo emergente cuyo crecimiento disminuye y otro desarrollado que empieza a recuperarse y que deja en términos globales un crecimiento de en torno al 3% de media el próximo año. Su preferencia es por tomar riesgo de crédito en países desarrollados y sobrepondera tanto el segmento con grado de inversión como de alta rentabilidad. La gestora ha pasado de sobreponderar a infraponderar la deuda emergente porque “el mercado se está ajustando a nuevas realidades y la volatilidad será alta”.
Una Europa con más fuerza
Con respecto a Europa, valora la sorpresa que ha supuesto la salida de la recesión y explica, que a diferencia de a Japón, el mercado no le da el beneficio de la duda. Pero cree que el paro no seguirá subiendo y, aunque “siempre puede haber riesgo de recaída, Europa ha ido superando ese riesgo y la solidez de su recuperación ha ido tomando fuerza”. Algo a lo que ayudaría la depreciación del euro. Christensen señala a países como Italia o España, atractivos desde el punto de vista de las valoraciones.