A cierre del mes de mayo, aparecía una nueva posición en bonos de deuda soberana argentina entre los principales títulos de la cartera del fondo Janus Global Unconstrained Bond que gestiona Bill Gross. Hasta ahora ningún otro bono de deuda soberana había pasado el corte, ni siquiera la deuda de México y Brasil, que se encuentran entre sus favoritos dentro de los países de mercados emergentes desde hace un tiempo.
La inversión llega en un momento en el que la deuda argentina ha generado los segundos mayores retornos en mercados emergentes en el pasado año.
A pesar de que Bill Gross gestiona ahora sólo una fracción de lo que en sus días de máximo apogeo llegó a gestionar como responsable del que fuera el mayor fondo de renta fija a nivel mundial, el fondo Pimco Total Return, sus opiniones y decisiones de inversión siguen estando consideradas por la industria.
Esta inversión, también representa un giro drástico para Gross, que en diciembre agrupaba Argentina con Venezuela y Zimbabue como países en los que la inflación había crecido debido a la pérdida de confianza en sus monedas.
La compra de Gross refleja el apetito despertado por los activos argentinos desde que el presidente Mauricio Macri llegó al poder. Macri consiguió llegar a un acuerdo con los acreedores de su deuda soberana y saldó todos los reclamos relacionados con el default de 2001. Además, levantó la mayor parte de los controles sobre la divisa y empujó una serie de medidas para impulsar la economía. En abril de este año, Argentina emitió una deuda récord por 16.500 millones de dólares en bonos, lo que marcó su regreso a los mercados internacionales. En esta vuelta al mercado de capitales, la demanda superó ampliamente a la oferta, llegando a recibir unos 70.000 millones de dólares en ofertas, según declaraciones del ministro Alfonso Prat-Gay.
Aún con todas las reformas que han sido efectuadas en lo que va de año, Argentina sigue batallando con un lento crecimiento y una alta inflación. Además de los numerosos obstáculos que atraviesa la economía, existe la posibilidad de que el ajuste fiscal y la inflación mellen el valor de la divisa y la deuda antes de que estos puedan mejorar.