Primero fue China y ahora es la Unión Europea la que avanza, paulatinamente, hacia el fin de las medidas de distanciamiento social y hacia la reactivación de la economía. La realidad en cada país es muy diferente, aunque el denominador común sigue siendo frenar los contagios sin hundir totalmente la economía. En este sentido, las bolsas han celebrado la reapertura, con restricciones, de cierta actividad económica y se aferran a argumentos positivos para mantener sus niveles.
“Países como Francia, Dinamarca, Noruega y Reino Unido hoy ponen en marcha nuevas medidas en sus respectivos procesos de desescalada. Y en España comienza la entrada en fase 1 para el 51% de la población del país aunque permanecen en fase 0 comunidades como Madrid y la gran mayoría de Cataluña”, apuntan los analistas de BancaMarch. Una característica de esta desescalada es que los países siguen vigilando que no haya un repunte en los contagios por COVID-19, como ha ocurrido en Corea del Sur y Alemania.
Desde el inicio de esta crisis, los expertos han apuntado que la magnitud del daño económico tendrá mucho que ver con las medidas de paralización de la economía que tomen los países, así como las herramientas que se pongan en marcha para contener el daño. “La difusión mundial del COVID-19 ha creado una volatilidad sin precedentes en los mercados financieros, impulsada por los temores sobre el impacto económico y los intensos niveles de incertidumbre sobre lo que sucederá a continuación. Sin embargo, durante el último mes, los mercados de inversión han recuperado casi la mitad de la bajada experimentada. Esta recuperación se debe a la percepción de que el virus se está controlando, junto con las extraordinarias políticas de los bancos centrales y los gobiernos de todo el mundo”, explica Joseph Little, Global Chief Strategist, HSBC Global Asset Management.
Nuevas tendencias
En opinión de Nicholas Grace, gestor de renta variable de Capital Group, lo que hemos vivido con esta pandemia impulsará tendencias como el aumento del proteccionismo y el nacionalismo. “Las posiciones hacia la inversión extranjera directa procedente de China han cambiado y ya estamos asistiendo a una incipiente propensión de los países a proteger a sus campeones nacionales. Tomemos el ejemplo de India, la semana pasada aprobaron una nueva legislación que limita la inversión extranjera directa, aumentando los obstáculos para China. En Europa, Alemania y España también han endurecido sus reglas, imponiendo un límite del 10% para las compañías de importancia estratégica. La preocupación es que las compañías extranjeras aprovechen las débiles valoraciones del mercado de renta variable para aumentar posiciones a través de fusiones y adquisiciones”, apunta.
La segunda tendencia que podemos observar de cara a esa “nueva realidad” es, según Grace, es el paso de la desregulación a la regulación y el aumento de la intervención gubernamental. Según explica, no sólo veremos impuestos mucho más altos a nivel individual y corporativo, sino también mucha más regulación en las empresas. “Anteriormente, se aumentó la intervención en el sector bancario en términos de niveles de capital Tier 1, retribuciones a los CEO, así como distribuciones de dividendos y recompra de acciones. Se espera que esta tendencia se extienda a otras industrias y afecte a una franja de las empresas. Las industrias que han recibido apoyo de los gobiernos se someterán, especialmente, a un escrutinio regulatorio”, afirma.
Tanto en Europa como en otras regiones del mundo, Erik Weisman y Robert M. Almeida, gestores de MFS Investment Management, «la economía de la poscrisis no se asemejará a la economía de la precrisis». En su opinión, si quisiéramos reconstruir la economía mundial tal y como se encontraba antes de que estallara la crisis de la COVID-19, entonces necesitaríamos volver a poner todos los pedazos (capital, empleadores, mano de obra, financiación y cadenas de suministro) exactamente en el lugar que ocupaban antes. Sencillamente, no creemos que esto vaya a suceder.
“El juego de parejas es demasiado complicado y, para empezar, algunos de los pedazos no existían. Además, todo intento de recrear el mundo precoronavirus supondría simplemente retornar a una economía rota de forma diferente. El ciclo económico que acaba de finalizar se caracterizaba por un exceso de apalancamiento, una insuficiente inversión en recursos productivos y una dependencia excesiva de la remuneración a los accionistas: era insostenible. En este contexto, ¿cómo debemos abordar las valoraciones de los activos de riesgo en el futuro, cuando intentamos restablecer la economía en algún tipo de nueva forma?”, se plantean los gestores de MFS IM.
Además de estas tendencias, el equipo Macro y Next Generation Research de Julius Baer considera en su último informe que las sociedad van a abrir el debate sobre cómo equilibrar los costes de una crisis como esta con las recursos sanitarios. Desde Julius Baer opinan que no es ético “descartar este debate”, aunque reconocen que es “difícil de abordar”. Si bien la tendencia hacia la digitalización tenía buenos cimientos antes de la crisis, se ha acelerado la velocidad con la que está produciéndose. Un mundo aún más digitalizado brinda oportunidades, pero viene con la amenaza bajo el brazo de la “creciente de inseguridad cibernética”. Por otra parte, la inversión sostenible pasó por su bautismo de fuego batiendo al mercado en general. Así, se espera que la demanda de los inversores se amplíe como resultado de la crisis, dando “un impulso” a esta estrategia que ya está en auge.
Además, desde Julius Baer consideran que, a nivel teórico, también habrá importantes cambios. Consideran que la actual situación adversa acelerará “las tendencias estructurales existentes en lugar de crear otras nuevas”. De este modo, como consecuencia del shock económico y para combatir las consecuencias de la crisis, la Teoría Monetaria Moderna tomará cada vez más importancia en los próximos años: reivindica la monetización de la deuda pública para lograr el pleno empleo y proporciona una actitud menos dura hacia la inflación.