Todavía con el confeti por el salón de casa y tras haber celebrado unas fiestas totalmente diferentes debido al coronavirus, toca sentarse y contemplar el calendario. Por delante tenemos 12 meses llenos de oportunidades y retos en un mundo totalmente diferente al que despedimos hace apenas unos días.
Durante las presentaciones de perspectivas que han hecho las gestoras en estas últimas semanas, todas han insistido que el mundo al que nos enfrentamos hoy ha cambiado mucho en comparación con los dos últimos años siendo la pandemia el catalizador común de todos esos cambios. Por un lado, la experiencia del coronavirus (que aún no ha terminado) ha acelerado tendencias económicas y sociales subyacentes que ya veníamos observando durante los últimos años: la digitalización, la sostenibilidad, el consumo online y los cambios demográficos, entre otros.
“2020 nos ha traído cambios irreversibles, como nuevas reglas y patrones de comportamiento, que han contribuido a la aceleración de tendencias que ya estaban ahí. Estos cambios vienen de cuatro dimensiones: un mayor enfoque a la inversión sostenible, pero con el acento puesto en el criterio social y de gobernanza; un mayor aumento de las desigualdades; mayor riesgos geopolíticos por una mayor polarización entre China y Estados Unidos; y, por último, una mayor coordinación entre políticas fiscales y las políticas monetarias de los banco centrales”, explicaba recientemente Manuel Gutierrez Mellado jefe de ventas de BlackRock para España y Portugal.
Nuevo orden de inversión
En opinión de BlackRock, todo ello da lugar a un “nuevo orden de inversión” en el que los inversores deberán revisar sus carteras y analizar cada activo que la componen o quieren incluir. Desde la gestora coinciden en que los tipos de interés bajos continuarán, pero advierte que la inflación puede ser el “riesgo invisible” en este nuevo entorno. Según los expertos de BlackRock Investment Institute apuntan que la inflación podría rozar el 3% en EE.UU. y el 2,5% en la Unión Europea, frente a las estimaciones del mercado que sitúan estos porcentajes en el 2% y el 1,5%, respectivamente.
Además de unos tipos bajos y una inflación que aumentará, BlackRock coincide con la mayoría de las gestoras en apuntar que 2021 será un año de recuperación. Algunos ven una recuperación desigual y lenta, pero desde BlackRock son más optimistas. “Esperamos que la recuperación sea rápida y pronunciada. Creemos que la situación es ahora mejor que lo inicialmente previsto, ahora bien hay que ver cuánto daño irreversible queda dentro de la economía. En nuestra opinión, ese daño irreversible no será tan grande como se pensaba al principio”.
Con la vista puesta en esa recuperación, Fidelity International se hace una pregunta crucial: ¿Se corresponderá la realidad con el optimismo del mercado? Según indica Andrew McCaffery, CIO global del área de Gestión de Activos de Fidelity International, en 2020 los inversores eligieron invariablemente creer en el escenario más optimista, animados por la liquidez de la Fed y otros grandes bancos centrales. “Me preocupa que este optimismo no se corresponda con la realidad económica de 2021. Se ha adelantado un enorme volumen de inversión para sostener unas economías vapuleadas y, dado que es probable que el Congreso de EE.UU. esté dividido, un paquete de estímulos presupuestarios más reducido podría significar una recuperación más lenta. A corto plazo, existe el riesgo de recaída en la recesión en EE.UU. si se imponen más restricciones para luchar contra el virus mientras el mundo espera a que las vacunas se distribuyan entre la población”, advierte McCaffery.
La segunda reflexión que lanza McCaffery sobre este año es la consolidación del cambio climático como una prioridad: “Después de un año en el que los factores sociales han protagonizado las agendas de los gobiernos y las empresas, el cambio climático se perfila como la prioridad en materia de sostenibilidad en 2021, reforzada por el Green Deal de la UE y el apoyo explícito del presidente electo estadounidense Joe Biden. Las expectativas son altas en cuanto a lo que se podría conseguir para acelerar la descarbonización en la cumbre del cambio climático de la ONU a finales de 2021″.
Por último, para Julius Baer, estamos directamente ante el fin de la era neoliberal, “lo que trae consigo la inevitable obsolescencia del abanico de políticas dominadas por los instrumentos monetarios. Este modelo de políticas, que de hecho fue diseñado para resolver problemas anteriores a la época de la globalización y financiarización extremas, está muerto, y la crisis del coronavirus no ha hecho sino enterrarlo definitivamente”, explica en su informe sobre tendencias 2020/2029.
El banco privado suizo destaca cuatro aspectos de este nuevo panorama de políticas disponibles: habrá un mayor énfasis en el estímulo fiscal; los bancos centrales cooperarán mucho más estrechamente con los gobiernos para financiar los déficits acumulados a raíz de esas intervenciones fiscales (según la Teoría Monetaria Moderna); los incentivos se implementarán de una forma más directa; y, por último, estima que se mantendrán las políticas monetarias no convencionales que surgieron tras la crisis financiera de 2008.
En este sentido, es destacable el impacto que están teniendo las decisiones de los bancos centrales. Dejando a un lado la política monetaria, Marco Troiano, subdirector de instituciones financieras de Scope Rating, pone como ejemplo el mensaje que han lanzado los bancos centrales sobre el pago de dividendos.
“Pedir a los bancos que sean prudentes con respecto a las distribuciones de capital es lo correcto en este entorno, ya que la rentabilidad de los accionistas es una preocupación secundaria frente a la estabilidad financiera, en particular en un año en el que los bancos han recibido un importante apoyo extraordinario, tanto directa como indirectamente. La relajación de las restricciones permitirá a los bancos más fuertes diferenciarse de otros durante el próximo año y de ahora en adelante, con la esperanza de estimular la consolidación del sector», sostiene Troiano.
Y nuevo entorno geopolítico
Tanto BlackRock como Julius Baer coinciden en destacar que estamos ante un mundo más bipolar entre China y Estados Unidos. “La brecha entre EE.UU. y China sigue creciendo. Si bien las cuestiones comerciales parecen haber quedado en un segundo plano, en otros frentes las hostilidades entre ambos países se mantienen firmes. El principal tema de enfrentamiento es el coronavirus, ya que se responsabiliza a China de la propagación descontrolada de la pandemia”, explica el banco privado suizo.
BlackRock lleva su reflexión un paso más allá y señala que “la globalización se está reconfigurando”. Según explica Gutierrez Mellado, el coronavirus ha acelerado las tendencias geopolíticas como un orden mundial bipolar entre los Estados Unidos y China y, la reconfiguración de las cadenas de suministro mundiales para una mayor resistencia, dando menos prioridad a la eficiencia.
“La rivalidad estratégica entre EE.UU. y China parece que se mantendrá, con la competencia y el sector de la tecnología en el centro. Es probable que en ambos países se hagan más hincapié en la búsqueda de la autosuficiencia en las industrias críticas del futuro. China está buscando dominar las tecnologías más relevantes, como los semiconductores, en las que se ha retrasado radicalmente a los EE.UU. Por eso creemos que los inversores necesitan estar expuestos a ambos polos de crecimiento mundial. Podemos ver un cambio en el énfasis de los EE.UU. en la relación con China: más atención al clima y los derechos humanos y menos en el déficit comercial bilateral”, apunta el informe de perspectivas de BlackRock.
Más allá del papel que pueda tener Estados Unidos, desde Allianz Global Investors llaman la atención sobre el impacto que tendrá la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) en la economía y lo que supone para los inversores. En opinión de Stefan Scheurer, economista senior de mercados emergentes de Allianz GI, esta asociación económica mejorará el crecimiento continuo de China e impulsará el PIB mundial.
“El RCEP representa un paso importante hacia una integración regional más amplia dentro de Asia, ayuda a fortalecer la cadena de suministro regional a medio plazo y prepara el escenario para una integración económica más estrecha. Esto conlleva varias implicaciones clave para los inversores. Por ejemplo, debería fomentar una integración comercial más profunda y obtener los beneficios económicos asociados. Como resultado, los sistemas involucrados en una red de producción transfronteriza probablemente se volverán más flexibles, lo que ayudará a mejorar la productividad, acelerar los cambios estructurales y estimular el crecimiento en toda la región a medio plazo”, sostiene Scheurer.
Según un informe reciente del Peterson Institute for International Economics, Japón y Corea del Sur también son los dos países con más probabilidades de beneficiarse en términos de PIB real, y cada uno de ellos disfruta de un impulso del PIB cercano al 1%. Mientras tanto, se prevé que China y los miembros de la ASEAN observen un impacto menor del 0,3%. El informe también predice que para 2030, el RCEP impulsará el PIB mundial en 186.000 millones de dólares. “Quizás lo más significativo es que la RCEP señala que Asia está avanzando con la liberalización comercial. Y desde una perspectiva global, refuerza la tendencia de que el centro de gravedad económico del mundo continúe desplazándose hacia el este”, añade Scheurer.
Un ejemplo de cómo esta cambiando el mundo y de este proceso es el propio Brexit. «La fragmentación de la economía mundial es un factor netamente negativo para la prosperidad general de la humanidad. Creará ineficiencias en las cadenas de suministro, duplicidades de capacidad y una asignación del capital poco eficiente. Las inquietudes geopolíticas relacionadas con el auge y la creciente influencia de China y la viabilidad a largo plazo del proyecto europeo seguirán influyendo en la agenda política y podrían dar lugar a más políticas proteccionistas. Sin embargo, no esperamos un desmantelamiento completo del comercio mundial», señalan Mark Heslop y Mark Nichols, gestores de la estrategia European Growth de Jupitrer AM.