En el largo plazo, no invertir en renta variable significa “renunciar a la rentabilidad”. Así lo interpreta Bestinver, que sigue apostando por la renta variable con una filosofía basada en el value y con un horizonte temporal dilatado. La firma persigue construir carteras robustas que les permitan afrontar un escenario tan exigente como el actual, pero con seguridad, prudencia y preservando el capital de sus clientes.
Bestinver ha presentado esta mañana el resumen trimestral sobre la evolución de sus carteras y el mercado, en un entorno que considera sigue siendo positivo a nivel macroeconómico. Con todo, el presidente y director de Inversiones de Bestinver, Beltrán de la Lastra, no ha querido adelantarse y opinar sobre las expectativas tan altas que hay sobre los resultados empresariales: se ha mostrado cauto y ha explicado que “el mercado en conjunto está corto en posiciones largas y muy expuesto a posiciones cortas, y nuestro enfoque no es ése. Nosotros optamos por buscar inversiones robustas a largo plazo”.
El segundo trimestre de 2017 fue positivo para las carteras de Bestinver. Según los datos presentados por la firma, la rentabilidad en el año se sitúa en el 7,6% para la cartera internacional, frente al 2,3% del índice de referencia (MSCI World), y en el 12% para la cartera ibérica. Sobre esta última, la firma destaca que, a largo plazo, la rentabilidad acumulada del último año y a cinco años ha sido del 30,5% y 102,9% respectivamente.
Una evolución tan positiva como el entorno actual. “Seguimos asistiendo a un entorno macroeconómico positivo, pero no lo suficientemente fuerte como para generar inflación. Eso permite al Banco Central Europeo mantener una política de tipos de interés expansiva, generando así anomalías en las valoraciones de los activos. Esto sucede especialmente en los bonos, pero también en determinados segmentos de renta variable”, explica a los inversores en su carta trimestral.
En su opinión, esto se nota en las compañías defensivas, lo que les ha llevado a realizar una cierta rotación en las carteras para prepararse de cara al resto del año. “Ante esta tesitura, el inversor tiene la opción de pagar un precio elevado por las compañías de mayor calidad, o inclinarse por las valoraciones más atractivas que puedan ofrecer compañías más cíclicas. En este entorno encontramos compañías que nos ofrecen un margen de seguridad atractivo sin necesidad de poner en riesgo de pérdida permanente nuestro capital”, apunta De la Lastra.
Rotación de cartera
De la Lastra reconoce que la subida del mercado ha dejado dos consecuencias claras en sus carteras: una rotación de activos y un incremento de la liquidez. En este sentido, la firma ha aumentado la liquidez hasta niveles superiores al 10%; por ejemplo en el caso de la cartera internacional se sitúa en el 14,7%, y en el 7,6% en la cartera ibérica. “Esta liquidez nos permite aprovechar las oportunidades cuando se presentan. En 2017, las oportunidades de inversión se están presentando de manera discreta. No hemos tenido grandes eventos políticos con sus correspondientes episodios de volatilidad, como el año pasado; pero sí hemos visto oportunidades”, explica.
Algunos de los movimientos a los que se refieren son ING Group, KBC Groep y Metso, que salen de su cartera internacional y dejan paso a la entrada de T. Hasegawa, Tikkurila y Mainsons Du Monde. De la Lastra destaca la incorporación de T. Hasegawa porque responde al perfil de compañías que dan robustez a sus carteras. Se trata de una empresa japonesa, que opera en el segmento de sabores, de tipo familiar, sin cobertura por parte de analistas, con caja neta (25% de capitalización bursátil) y con potencial para crecer fuera de Japón y mejorar márgenes operativos.
Por otro lado, De la Lastra llama la atención sobre el sector financiero, tanto en España como en Europa, que considera que no está barato para ofrecer una inversión atractiva; lo que les focaliza hacia bancos que han hecho muy bien sus deberes. Aun así se pueden identificar oportunidades y en el conjunto de sus carteras este sector representa en torno al 15%, situándose en el 8,2% en la cartera internacional y en el 22,6% en la ibérica.
“En este sector es importante identificar varios aspectos: distinguir entre las entidades que tenga una mayor sensibilidad a la subida de tipos, identificar aquellos con un negocio concreto y estar atentos a la calidad de los equipos que gestionan los bancos”, recomienda.
Respecto a su cartera ibérica, en la que España supone el 68,1% y Portugal el 24,3%, destaca la fuerte presencia del sector industrial, que representa el 43% de la distribución sectorial. En particular destaca la incorporación de Unicaja, en línea con la visión que tiene Bestinver del sector financiero. “Consideramos que, además de estar bien capitalizado y provisionado, tiene un gran potencial de mejora de rentabilidad y ROE en el largo plazo”, apunta la gestora.