En las últimas sesiones, los mercados de renta variable han caído bruscamente y las rentabilidades de la deuda pública se han desplomado. “Tras estas caídas, aún no es momento para reposicionarse” defiende Benjamin Melman, director de inversión de Edmond de Rothschild Asset Managers.
Para justificar sus decisiones de inversión, según Melman, es necesario ponerse en contexto y repasar los últimos acontecimientos mundiales que han influido en los mercados, como la presión a la baja sobre la libra esterlina que se acentuó tras el aumento del riesgo de un Brexit duro, el cambio de postura de la FED y la bajada de tipos, los tweets de Trump sobre la imposición de un arancel del 10% sobre importaciones chinas por valor de 300.000 millones de dólares, que el renminbi se situase por encima de la importante marca de 7 unidades frente al dólar estadounidense, una caída del 2% en dos sesiones de mercado, y que Pekín también hizo saber que estaba deteniendo las compras de productos agrícolas estadounidenses.
Momento en el que el Departamento del Tesoro de EE.UU. acusó a China una manipulación de divisas. A todo esto, Melman expresa que “es incuestionable que la gran venta de activos de riesgo fue desencadenada por las nuevas tensiones entre Estados Unidos y China y que tuvo efecto en los mercados de divisas”.
La incomprensión entre Estados Unidos y China se ha profundizado
Según Melman, China parece haber subestimado el amplio consenso político entre republicanos y demócratas sobre el uso desequilibrado e injusto de las normas comerciales de Pekín y su falta de respeto por la propiedad intelectual. Y es probable que Estados Unidos no haya tenido debidamente en cuenta el ataque a la soberanía china, que reflejan algunas de sus reivindicaciones.
“La mala noticia es que en la escalada de la tensión entre Estados Unidos y China se han sobrepasado algunas barreras consideradas potencialmente peligrosas. Sin embargo, la buena noticia es tras una muestra de determinación y poder por ambas partes, es probable que no exista el deseo de ir más allá hasta un punto de no retorno por parte de ninguno de los dos países. En este momento, es muy difícil saber cómo serán las relaciones entre ambos a partir de ahora” explica Melman.
Sin embargo, recuerda que hay que tener en cuenta que cada vez hay más puntos potenciales de fricción.
“La represalia de China es probablemente, y de forma intencionada, contra el presidente de los Estados Unidos”. Según explica Melman, Pekín sabía que la caída del renminbi (Yuan) desencadenaría una agitación de los mercados, un área que Donald Trump aprecia mucho. Del mismo modo, las restricciones a la importación de productos agrícolas de EE.UU. afectarán a los partidarios pro-Trump en los bastiones republicanos, “un área sensible, ya que ya ha comenzado su campaña para su reelección. Todo esto podría fácilmente hacer que Donald Trump se comprometiera o, por el contrario, actuara en su contra” apunta el experto.
¿Riesgo de guerra de divisas?
Para Melman, tanto el presidente de los Estados Unidos como el Tesoro de los Estados Unidos tienen una postura ambigua sobre el dólar; por lo tanto, puede utilizarse como instrumento. “Los mercados deberían reaccionar con fuerza ante cualquier acontecimiento. En agosto de 2015, el renminbi (Yuan) se depreció un 3%, provocando una corrección del mercado aunque después los inversores suspiraron de alivio cuando el acuerdo de Shanghai en febrero de 2016 puso fin a la disputa de divisas. Con la desaceleración económica actual y la inflación crónicamente débil, cualquier intento por parte de un gobierno de debilitar su moneda se vería como un intento de exportar su propio riesgo deflacionista, alterando a los inversores” argumenta.
¿Riesgo de crisis de misiles?
Estados Unidos se ha retirado del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio y ahora está tratando de instalarlos en Asia. El Ministerio de Asuntos Exteriores de China reaccionó diciendo: «China no se quedará de brazos cruzados y se verá obligada a tomar medidas de represalia si Estados Unidos despliega misiles en esta región». Según el FT, EE.UU. está siguiendo de cerca los movimientos de China, ya que se sospecha que algunos barcos transportan petróleo iraní a China.
Por último, Melman añade que las manifestaciones y huelgas generalizadas en Hong Kong han dado lugar a amenazas abiertas por parte de Pekín, que trata de apaciguar los ánimos y llegar al fin de las protestas. “¿Cuáles serían las repercusiones internacionales si los chinos intervinieran directamente? Los gobiernos occidentales se han mantenido muy callados con respecto a los incidentes, algo significativo” apunta el experto.
Por ello expresa que cualquier caída del mercado es potencialmente una oportunidad para ajustar nuestra posición, “especialmente para nosotros, ya que nuestra asignación de activos sigue siendo generalmente conservadora y EE.UU. y China siguen demostrando resistencia, incluso si la economía mundial se esté claramente desacelerando”.
Sin embargo, el aumento de las tensiones geopolíticas, especialmente con la campaña de las elecciones presidenciales estadounidenses en el horizonte, es malo para la visibilidad en los mercados. Y si cualquiera de las partes aumentara los riesgos, tendría repercusión. “Esta caída del mercado en sí misma no es suficiente para argumentar que esta incertidumbre ya está descontada. Sin embargo, las fuertes bajadas de las renta variable emergente muestra que algunos índices están de nuevo en territorio value, aunque el panorama a corto plazo sigue siendo incierto. Después de haber reducido recientemente el riesgo en las carteras, no hemos modificado nuestra asignación de activos y seguimos vigilando muy de cerca la situación” concluye Benjamin Melman.