El servicio de estudios de BBVA ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB español para 2023, desde el 3,3% al 1,8%, aunque mantiene la previsión de crecimiento para 2022 en el 4,1%. Las razones incluyen la escasez de algunas materias primas, el incremento en su precio y la reciente traslación que se ha observado de este aumento en los costes de producción hacia la inflación, así como el esperado repunte en la carga financiera de empresas y familias a medida que el Banco Central Europeo (BCE) avance en la retirada de estímulos monetarios, tal y como indica el último informe ‘Situación España’, presentado por Jorge Sicilia, director de BBVA Research y economista jefe de BBVA; Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico; y Miguel Cardoso, economista jefe para España.
El crecimiento del PIB de España se ha desacelerado durante los primeros seis meses de 2022 con respecto a la segunda mitad de 2021. De esta manera, el avance del PIB en el primer trimestre de 2022 fue de un +0,2% trimestral y podría haber sido de un +0,6% en el segundo trimestre (según estimaciones de BBVA Research), considerablemente por debajo del +2,6% y +2,2% trimestral del tercer y cuarto trimestre del año pasado, respectivamente. Entre los componentes de la demanda, la desaceleración ha sido generalizada, aunque destaca la caída del consumo de los hogares. En todo caso, la ralentización en la parte central del año será menor de la que se esperaba hace tres meses, lo que compensará, parcialmente, algunos de los vientos de cara que se avistan. Adicionalmente, las interrupciones en las cadenas de valor a nivel mundial continúan limitando la oferta de ciertos bienes como los automóviles, cuyas ventas han caído hasta un 50% desde 2019.
Según BBVA Research, el gasto de las familias se ha visto negativamente afectado por el incremento en el precio de materias primas y bienes intermedios, y particularmente del combustible y la electricidad. Además, ha aumentado la probabilidad de un escenario de escasez de gas en Europa, lo que ha llevado a continuas revisiones en las perspectivas sobre su coste. La nueva revisión al alza en el precio del gas podría restar entre 0,1 punto porcentual y 0,2 puntos adicionales al crecimiento del PIB en 2023. A esto se ha sumado, tras un período de contención entre 2020 y finales del 2021, un mayor traspaso del repunte en los costes de producción a los precios finales, al percibir las empresas que el encarecimiento de los insumos sería más duradero del inicialmente esperado. En consecuencia, la inflación continúa sorprendiendo al alza, y ha dejado de estar limitada a unos cuantos componentes del IPC. La subyacente, que incluye el 82% de la cesta de bienes y servicios de los hogares, podría subir aún más y promediar casi un 6% durante el segundo semestre del año.
Por otra parte, los hogares no están utilizando al ritmo previsto la riqueza acumulada durante el confinamiento para consumir. El ahorro, como porcentaje de la renta disponible, se mantiene alrededor de su promedio histórico. En este sentido es posible que la incertidumbre sobre la evolución de la economía y el incremento de la inflación acaben haciendo que los hogares retrasen algunas decisiones o incluso se incentive la inversión en vivienda como refugio.
Los expertos de BBVA Research hacen especial mención en su informe al bajo crecimiento de la productividad por trabajador. Los últimos meses, la afiliación a la Seguridad Social avanza a ritmos que en otras ocasiones han implicado tasas de crecimiento del PIB mayores. Esto puede ser una consecuencia directa de la mayor creación de empleo en determinadas actividades del sector servicios y del nivel en el que se encuentra la tasa de paro, la más reducida desde septiembre de 2008. Por otro lado, el efecto de la reforma laboral, que ha supuesto un incremento del porcentaje de contratos fijos discontinuos, puede estar manteniendo la creación de empleo pero con una menor intensidad de horas trabajadas.
Factores positivos
A pesar de la revisión a la baja del crecimiento esperado del PIB para 2023, los economistas de BBVA Research sostienen que por el momento la recuperación se mantiene y la inercia es positiva de cara al tercer trimestre de este año. Esperan que la desaceleración de la actividad sea acotada y de corta duración, gracias a diversos factores.
En primer lugar, la riqueza acumulada durante el confinamiento podría sostener el consumo durante los próximos trimestres pese a los riesgos que rodean a la economía y ayudaría a suavizar el impacto de varios de los elementos negativos descritos previamente, o bien destinarse a la compra de vivienda. En segundo lugar, la ejecución de los fondos Next Generation EU (NGEU) podría acelerarse durante los próximos trimestres.
Por último, los efectos positivos de la reforma laboral podrían ayudar a sostener la evolución del consumo, particularmente de los más jóvenes, además de favorecer la productividad. Los datos de contratación apuntan a que los cambios en la regulación están reduciendo el peso de la temporalidad, especialmente entre los menores de 25 años. La mayor seguridad en el empleo podría reducir el ahorro precautorio entre este tipo de trabajadores o incrementar su disposición a endeudarse. Además, una relación laboral más estable podría aumentar los incentivos a invertir en el capital humano de las personas contratadas.
El principal riesgo hacia delante es ahora la inflación
BBVA Research prevé que la variación en el IPC se mantenga elevada, alcanzando casi un 8% en promedio durante 2022 y un 3% en 2023. Más preocupante aún puede ser la tendencia de la subyacente, que podría alcanzar el 5% en promedio este año y el 4% el siguiente. Distintos indicadores muestran que la variación en los precios de la mayor parte de los bienes y servicios ha continuado aumentando o se ha estabilizado en niveles elevados. La evolución hacia delante dependerá de varios factores en los mercados internacionales, como el impacto de la invasión de Ucrania sobre el precio de las materias primas o la continuación de problemas en las cadenas de suministro. Sin embargo, será determinante el efecto que pueda tener el comportamiento de los márgenes empresariales, el resultado de la negociación colectiva y el impacto de las políticas públicas. En este sentido, es necesaria la toma de decisiones que ayuden a distribuir los costes de manera equitativa y a evitar que la inflación se enquiste, lo que aumentaría el riesgo de recesión.
BBVA Research explica en su informe que el aumento en las expectativas de inflación ha tenido consecuencias en las perspectivas sobre los tipos de interés. De cumplirse sus previsiones, los tipos de política monetaria en EE.UU. y en la eurozona podrían terminar el año 325 y 125 puntos básicos por encima de sus niveles de final de 2021 (hasta alcanzar los 350 pb y 125 pb, respectivamente). En este sentido, se podría incrementar la carga financiera de hogares y empresas, y reducir los recursos disponibles para consumo e inversión. Las estimaciones de BBVA Research apuntan a un impacto negativo directo de siete y tres décimas sobre el crecimiento económico de España en 2022 y 2023 respectivamente. Además, la menor demanda europea recortará el avance de las exportaciones y, por tanto, de la actividad de la economía española (-0,8 puntos para el conjunto del bienio).
Mejor preparada que antes
En todo caso, el informe ‘Situación España’ señala que el incremento en los tipos de interés encuentra a la economía española mejor preparada que en períodos recesivos anteriores. La deuda de familias y empresas se ha reducido con intensidad en los últimos años, y actualmente está en niveles similares a los del resto de países de la eurozona. Adicionalmente, el sector privado ha acumulado activos que pueden ayudar a suavizar el impacto de una mayor carga financiera. Más vulnerable puede ser la situación del sector público, con umbrales de endeudamiento elevados.
Los expertos de BBVA Research incluyen en su informe una primera valoración sobre las medidas anunciadas por el gobierno en el último Debate del Estado de la Nación, todas ellas presentadas como transitorias. La gratuidad temporal de algunos transportes públicos es una medida que ayudará a aliviar el coste de la inflación y a reducir la demanda de energía, y es más selectiva que el subsidio al combustible. Parece una oportunidad perdida no haber eliminado este apoyo al consumo de energía no renovable y utilizar los recursos para incrementar el soporte a hogares, autónomos y empresas particularmente afectados por el incremento en el precio de la gasolina y la electricidad.
Respecto al anuncio de impuestos sectoriales, BBVA Research considera que no tiene sentido penalizar a sectores específicos, como el sistema bancario, que no genera externalidades negativas en el resto de la economía, sino todo lo contrario: facilita la asignación de recursos productivos a los sectores más dinámicos y de mayor crecimiento.
Por último, BBVA Research señala que la incertidumbre sobre la política económica se irá incrementando conforme se acerquen las elecciones municipales y autonómicas del próximo año. España tiene todavía por delante una agenda de reformas que cumplir para continuar accediendo a los fondos NGEU y, probablemente, junto con la importancia de un plan fiscal a largo plazo, para recibir el apoyo del BCE en los mercados de deuda. Las medidas implementadas para reducir el impacto del encarecimiento del combustible y de la electricidad pueden tener que persistir en el tiempo, dado que se espera que el coste de la gasolina y del gas se mantengan elevados al menos durante el próximo año.