Ómicron e inflación son los dos riesgos que definirán la entrada al nuevo año, según el informe “Los Mercados en 2022” que ha presentado BBVA AM. Sin embargo, desde la entidad insisten en que, a pesar de ello, no debemos olvidar que en 2022 las principales economías volverán a crecer a un ritmo intenso, bastante por encima de su potencial.
“Con la cautela debida, manejamos el escenario de que en 2022 lo peor de la pandemia quedará cada vez más atrás, mientras que la inflación irá cediendo de forma progresiva, aunque el riesgo es que pueda sorprender al alza”, afirma Joaquín García Huerga, director de Estrategia Global de BBVA Asset Management.
Según este experto, el final de las ayudas puestas en marcha para hacer frente a la pandemia explica el impulso fiscal negativo que se espera para 2022 en EE.UU. y la eurozona. Los nuevos planes de infraestructuras y de gasto social y medioambiental en EE.UU. y la agilización prevista en la ejecución de los fondos europeos Next Generation (NGEU) en la eurozona podrían suponer un 0,5% del PIB en ambas geografías, lo cual es insuficiente para cambiar el signo del impulso fiscal negativo, excepto en España, según la entidad.
Por otro lado, los principales bancos centrales ya se han embarcado, o se espera que lo hagan en breve, en una normalización de sus políticas de relajación cuantitativa, lo que seguirá reduciendo el impulso monetario.
Por todo ello, en EE.UU. BBVA AM espera que el crecimiento medio en 2022 se modere hacia tasas del 4,5% desde el 5,5% previsto para 2021. Por tanto, registrará un crecimiento por encima de su potencial, pero con tendencia a la normalización según avance el año. En la eurozona se espera un crecimiento medio del 4,8% frente al 5,3% esperado para 2021 y por encima del de Estados Unidos, algo que, según los expertos de la entidad, pueden decir pocas veces. En Latinoamérica las perspectivas de crecimiento son modestas y apuntan a crecimientos en torno al 2%.
Las materias primas presionan al alza la inflación
Los precios de numerosas materias primas, como la energía, metales industriales o agrícolas, están presionando al alza a la inflación. También la pandemia ha desequilibrado la oferta y demanda de numerosos productos. “Los cuellos de botella de las cadenas de suministro globales deberían estar solucionados entre primavera y verano de 2022”, señala García Huerga.
Además, el mercado laboral de EE.UU. puede contribuir a que la subida de la inflación registrada hasta ahora tenga cierta resistencia a la baja. La previsión de inflación general media en EE.UU. para 2022 es del 4,2% (1,6% en diciembre de 2022), y la subyacente del 3,6% (2,1% en diciembre de 2022). BBVA AM espera que la mayor oferta en los mercados de materias primas y la progresiva relajación de los cuellos de botella moderen las presiones en los costes de producción y de distribución. “Pero el riesgo de nuestra previsión es al alza”, matiza Joaquín García Huerga. “Si, por ejemplo, asumimos que la economía estadounidense interioriza como estructurales algunas de las tendencias actuales, nuestra previsión de inflación subyacente subiría del 2% al 3% a finales de 2022”.
La Fed finalizará las compras de activos en junio de 2022, aunque las últimas palabras del gobernador Powell mostrando más preocupación por la evolución de la inflación pueden tener como consecuencia que las compras de deuda finalicen algo antes. En todo caso, la Fed sigue desligando el ‘tapering’ de las subidas de tipos, y esperaría al menos hasta que el empleo recupere los niveles previos a la pandemia para elevar las tasas de interés. Y esto no ocurrirá, de acuerdo con las previsiones de BBVA AM, hasta principios de 2023.
“En la eurozona mantenemos nuestra visión de que el actual repunte de la inflación general se debe a factores principalmente transitorios: precios de la energía y cuellos de botella de la oferta”, afirma García Huerga. “A pesar del riesgo al alza en nuestras previsiones, porque los factores de oferta son difíciles de incorporar en la modelización, nuestros modelos sugieren una desaceleración de la inflación hacia tasas cercanas al 2%”.
La gestora de BBVA espera una inflación general media en 2022 del 3,3% (1,7% en diciembre de 2022) y una inflación subyacente del 1,9% (1,2% en diciembre de 2022). “Resulta evidente que vemos más riesgo de inflación en EE.UU. que en Europa: ya solo comparando los crecimientos de los salarios podemos tener una idea en este sentido (4,5% interanual en EE.UU. frente a algo menos del 2% en la eurozona)”, añade.
El BCE debería mantener inalterada la tasa de depósito en el -0,5%, tal y como ha manifestado en su reunión de noviembre y en las posteriores comparecencias de la presidenta Lagarde.
Infraponderación en los bonos de gobiernos desarrollados
En el actual contexto, la gestora mantiene la previsión de estabilidad en los tipos de interés a largo plazo en EE.UU. y en la eurozona/Alemania y señala que, “dada la baja rentabilidad actual y unas previsiones de tipos estables o al alza, mantenemos la recomendación de infraponderación en los bonos de gobiernos desarrollados”.
Entrando ya en las bolsas, la continuidad de la recuperación económica garantiza que los beneficios empresariales sigan subiendo. De hecho, BBVA AM sitúa su previsión de beneficios empresariales ligeramente por encima de la del consenso para 2022 y 2023, con cifras medias anuales del 10% de subida en ambos años para los índices agregados de EE.UU. y Europa y algo superiores en España. Las cifras de actividad económica, con permiso de las variantes de la COVID-19, pueden sorprender al alza en los próximos trimestres, porque todavía hay demanda retenida y tasas de ahorro elevadas. Además, las empresas están subiendo precios, y en Europa las cifras de recompras de acciones también pueden sorprender al alza. BBVA AM considera que los márgenes empresariales mostrarán cierta resistencia y el apalancamiento operativo es en estos momentos elevado.
“Por tanto, pensamos que 2022 puede ser otro buen año para las bolsas, especialmente para las europeas”, afirma Joaquín García Huerga. “El mercado estadounidense tiene a priori menos potencial (aunque es más defensivo), porque se puede ver más presionado por su alta valoración (PER estimado para 2022 de 21,5 veces) mientras que las bolsas europeas registran una valoración inferior (PER estimado para 2022 del Stoxx600, de 15,6 veces, del Eurostoxx50, de 15,3 veces y del Ibex35, de 13,3 veces). De hecho, este diferencial de valoración está en la banda alta de la historia. Por tanto, en 2022 podemos ver subidas de entre el 5% y el 10% en el mercado estadounidense, y superiores, de entre el 10% y el 15%, e incluso algo más, en las bolsas europeas”, explica García Huerga.
Pero el ciclo económico avanza rápido, y entra en una fase con algo más de incertidumbre, sobre todo por la incógnita de la evolución de la inflación en 2022. Esta situación podría derivar en que subiera la volatilidad de las bolsas, especialmente si los bancos centrales tuvieran que tensar la política monetaria como consecuencia de una inflación no deseada.
Para 2022, la valoración favorece como pocas veces a las bolsas emergentes, pero los diferenciales de crecimiento económico y de beneficios empresariales frente a desarrollados son inexistentes. “Por tanto, en el inicio de 2022 seguimos estando más cómodos sobreponderando las bolsas desarrolladas frente a las emergentes, a la espera de la evolución de la COVID-19 y las vacunas, y de que China recupere mayor nivel de actividad económica”, apunta García Huerga.