Según el informe de estrategia trimestral de Bankinter, el mercado deberá terminar de romperse antes de empezar a recomponerse. Enfrentamos un proceso de ajuste ante una inflación pegajosa que obliga a los bancos centrales a acelerar y extender las subidas de tipos, incluso aunque eso ponga en riesgo el ciclo económico. Solo cuando la inflación remita y los bancos centrales rebajen su agresividad, insinuando cuándo podrían volver a bajar tipos, mejorará la situación. Solo entonces y siempre que las estimaciones macro y de resultados empresariales hayan dejado de revisarse a peor. Mientras eso no suceda, los rebotes que puedan tener lugar serán inconsistentes y desconfiables para el mercado, defienden en la entidad.
En un contexto tan complejo, desde Bankinter identifican el periodo diciembre 2022/febrero 2023 como el más probable, y no antes, para que la situación toque fondo en términos de expectativas. A continuación, el mercado se estabilizará y empezará a mejorar, pero deberá terminar de romperse antes de comenzar a recomponerse.
«Mientras esperamos a que la situación toque fondo definitivamente, cualquier nivel de entrada inferior a 3.700 puntos del S&P500 implica un riesgo de error asumible, siendo reducido en el rango 3.500/3.300, siempre con perspectiva sobre 2023/24. En este sentido creen que debemos estar preparados y anticiparnos. Es imposible vender en máximos y comprar en mínimos, por lo que lo más razonable es reposicionarse progresivamente mientras el proceso de ajuste encara su probable final para así poder beneficiarse de precios atractivos con una perspectiva de 12/24 meses», indican.
Aun así, se espera que el escenario a largo plazo para el mercado sea favorable. La mejora del ciclo económico debería venir después de la estabilización de las bolsas. Estas siempre se anticipan porque son semáforos adelantados de la realidad, con una anticipación de al menos 3 meses y frecuentemente de 6 meses. Por ahora y aún durante al menos dos meses, se prevé que las expectativas sobre el ciclo económico global continuarán revisándose a la baja en términos de crecimiento y empleo, mientras que al alza en lo que a inflación y tipos de interés se refiere. Debido a esta inevitable inercia, la fiabilidad de las estimaciones es aún reducida. Incluso los propios consejeros de la Fed admitieron tras su reunión de septiembre que sus propias estimaciones macroeconómicas están sujetas a un máximo nivel de incertidumbre, de manera que son poco fiables. Y si algo creen que detesta el mercado es la incertidumbre, la falta de información fiable, recuerdan en Bankinter.
La entidad valora la guerra por invasión de Ucrania como un factor que será “desestabilizador”, con el que el mercado deberá convivir durante años: «Fuerza la regionalización del comercio y la producción. El desenlace en Ucrania condiciona el de Taiwán, en el futuro, y precipita las disputas territoriales en el Ártico, que es el gran depósito de materias primas del planeta, sobre todo gas», explican. Por ello deducen que la probabilidad de que este asunto se cierre a corto plazo y deje de presionar a la inflación es reducida.
Concluye el informe asegurando que los precios inmobiliarios “serán una víctima colateral”. Estos precios influyen directa y notablemente sobre el consumo privado. Después de dos años excelentes, se piensa que retrocederán en mayor o menor medida en las principales economías, siendo Estados Unidos tal vez una de las contadas excepciones. Pero España no será una de ellas, donde se estima que los precios retrocederán un 3% en 2023 y un 2% en 2024. No se espera que sea un ajuste severo, pero sí un cambio de tendencia que conviene tener muy presente.
Cifras de consenso de mercado de los beneficios empresariales y PER entre 2012r/2023: