Los analistas de Bankinter detallan tres claves de cara a 2024: inflación/tipos de interés, crecimiento económico y expectativas. Respecto al primero de ellos, Ramón Forcada, director de Análisis y Mercados, recuerda que ninguno de los principales cuatro bancos centrales (Reserva Federal, BCE, Banco de Inglaterra y Banco de Japón) movió tipos en el cuarto trimestre de 2023, «a pesar de la suavización de la inflación», una actitud que ha disparado las expectativas de fuertes y rápidas bajadas del precio del dinero, que serían, según el consenso en primavera.
Pero el equipo de Forcada cree que «el ritmo de bajadas de los tipos será más lento» y «no antes del tercer trimestre de 2024». En principio, la Fed podría adelantarse al resto de bancos centrales y aplicar un primer recorte en septiembre, aunque el experto ve el movimiento «arriesgado» porque las elecciones presidenciales se celebran el 5 de noviembre y «podría interpretarse en clave política. Ese evento lo complica todo. De hecho, es el principal factor de riesgo para 2024». Con todo, estima que la Fed seguirá bajando tipos en sus reuniones de noviembre y diciembre, hasta dejar el tipo oficial a final del ejercicio en la banda 4,5%/4,75% desde el 5,25%/5,5% actual.
El BCE podría realizar su primer recorte en octubre «si previamente la inflación europea se estabilizase en torno al 2,5% y la tasa subyacente recorta hasta el 3,5%», debido a que el crecimiento económico se debilitará significativamente. Eso sí, Forcada matiza que «todo esto dependerá del alcance de los efectos de segunda ronda sobre la inflación, como traslación de las subidas de precios a salarios, que ya son un hecho y que estimamos forzarán que ésta repunte durante el primer semestre. Por eso defendemos que las bajadas de tipos tardarán más de lo que se cree y serán menos profundas de lo que se descuenta».
En la firma se espera un repunte de la inflación en los primeros meses del año «por efecto base», que podría extenderse a la primera mitad del año. Este factor junto a una economía fuerte, es lo que impedirá las bajadas de tipos tan agresivas que prevé el consenso del mercado.
Se dará, por lo tanto, un escenario en el que será posible invertir tanto en bonos como en bolsa de manera simultánea. Con todo, es probable que a principios de 2024 se desarrolle una fase de consolidación, ritmo lento y reajuste, sin que eso cambie la estrategia pro-riesgo de la firma. Las bolsas están bien soportadas por la recuperación de los resultados corporativos -tras un 2023 casi plano-, por la solidez del empleo y por un crecimiento económico suficiente junto a tipos de interés a la baja. Precisamente, este último factor apoyará las alzas en los precios de los bonos.
«Nuestras valoraciones actualizadas ofrecen potenciales de revalorización atractivos, cercanos al 15% tanto para el EuroStoxx 50, como para el S&P 500. Los ajustes generarán oportunidades, siempre que el ciclo económico sea expansivo, pero creemos que 2024 no será fácil de gestionar porque generará frustraciones al combinar periodos erráticos con otros de estancamiento y avances ocasionales», aseguran en la firma. Forcada avanzó que habrá volatilidad en los mercados en 2024.
En cuanto a las preferencias sectoriales, en bolsa, los bancos salen de las preferencias del equipo de Forcada. «Esto no quiere decir que aconsejemos salir de bancos, tenemos en cartera, pero este año habrá que ser selectivo. Habrá entidades que sean capaces de gestionar mejor el nuevo entorno», justifica Forcada, que recuerda que el sector ha subido un 20% en 2023; paga buen dividendo y, en principio, el escenario de bajadas de los tipos no le favorece. Tampoco están cómodos en petroleras, ante unas perspectivas para el precio del petróleo menos atractivas.
Asimismo, incorporan las inmobiliarias, un sector «bond proxy» que se ve beneficiado por el nuevo escenario de tipos de interés. Además, la fortaleza del mercado laboral permite que los precios de la vivienda sigan sostenidos. También ciberseguridad. Mantienen sus preferencias por tecnología, semiconductores, infraestructuras, seguros, utilities, transición energética, defensa y tecnología de la salud.
En bonos, la rentabilidad actual de los tramos medios y cortos de las curvas de tipos es interesante, porque alcanza niveles históricamente altos y supera la tasa inflación y la TIR de los bonos a largo plazo. Aun así, la firma apuesta por aumentar la duración hasta 10 años con el objetivo de alcanzar una rentabilidad atractiva y sostenible. Las razones de la firma residen en que en un entorno de tipos a la baja, aumenta el riesgo de reinversión (dificultad para obtener rentabilidades similares a las actuales al vencimiento) para los inversores que persisten en invertir en los tramos más cortos de la curva.
En deuda corporativa, «mantenemos nuestra preferencia por los bonos de alta calidad crediticia porque los fundamentales son sólidos y las valoraciones son atractivas». En este punto, reiteran su apuesta estratégica por la banca porque tiene exceso de liquidez, ratios de capital elevadas, y baja morosidad. También hay atractivo en la deuda de las compañías de telecomunicaciones, «donde el margen para reducir deuda/costes es elevado».
España: de menos a más
Las previsiones para España apuntan a que el año 2024 será un ejercicio de menos a más, marcado por la retirada de medidas antiinflacionistas, según revela Aránzazu Cortina, analista de Bankinter. «Hemos revisado al alza nuestras estimaciones de PIB para 2023, hasta el 2,4%, aunque la tendencia de moderación trimestral nos conduce a revisar a la baja las previsiones para 2024, hasta el 1,4%, mientras que mantenemos la proyección para 2025 en un crecimiento del 2,1%».
Para la inflación, las proyecciones para 2024 apuntan a un cierre de ejercicio en el 3,4%. «Continuará favorecida por la moderación de la demanda, pero con la volatilidad del momento de retirada de las medidas antiinflacionistas y los efectos base de 2023. La relocalización, al menos parcial, de los proveedores y las subidas de costes laborales son factores que prolongan el proceso de normalización de la inflación2, aseguran en la firma.
Las incertidumbres nacionales siguen siendo elevadas, según Bankinter, ya que a los riesgos geopolíticos se suman la necesidad de apoyos parlamentarios para la adopción de medidas durante esta legislatura y una inflación todavía por encima del objetivo del 2% en 2024. Aunque una rebaja de tipos más próxima o mayor uso de fondos europeos Next Generation, podrían dar lugar a un entorno más favorable.
Respecto al mercado inmobiliario, en Bankinter prevén que los precios de la vivienda aguanten mejor de lo previsto en 2023. Aunque deberían moderarse con respecto al crecimiento del 4,5% interanual del tercer trimestr, «cerrarán el año con subidas, soportados por un fuerte mercado laboral, con incrementos salariales superiores al 5%». Eso sí, en en 2024 podría producirse alguna pequeña corrección, de alrededor del 2% en los precios, coyuntural por el entorno de tipos elevados. Como conclusión, en Bankinter creen que los fundamentales de la vivienda son buenos y no existe burbuja.