Los bancos centrales se enfrentan al equilibrio de seguir mostrándose prudentes y firmes a la vez. Según los expertos, frente a los acontecimientos de marzo y el notable aumento de la volatilidad, los movimientos de los mercados se han mantenido relativamente moderados a lo largo del mes, dando un respiro a los bancos centrales, en particular, a la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE).
Según destaca Thomas Bollinger, estratega de inversión senior en J. Safra Sarasin Sustainable AM, tras la volatilidad de finales del mes pasado, los bancos centrales reafirmaron una vez más su política monetaria restrictiva, lo que se reflejó en la subida de los tipos de interés.
“Los problemas que han surgido en el sector bancario son consecuencia del endurecimiento de la política monetaria. Debido a la rápida subida de los tipos de interés, los bancos han sufrido en algunos casos elevadas pérdidas por el precio de los bonos del Estado que poseen en 2022. Los bancos centrales, sobre todo la Fed, se enfrentan a un trilema de política monetaria y deberán sopesar cuidadosamente sus próximas medidas y su comunicación en los próximos tiempos”, afirma Bollinger.
Por ahora el sistema bancario mundial parece haber recuperado la calma. “Los mercados se recuperaron tras un periodo preocupante debido al desplome de la cotización del Deutsche Bank. La adquisición por First Citizens Bank de parte de los activos de Silicon Valley Bank impulsó la confianza. Los mercados también se vieron favorecidos por el regreso de Sergio Ermotti como CEO de UBS. Los temores de que el crecimiento económico sufriera efectos duraderos por las recientes turbulencias financieras fueron remitiendo, lo que permitió el auge de sectores altamente cíclicos”, señalan desde Edmond de Rothschild AM.
Aún así, la gestora europea advierte de que los bancos regionales estadounidenses siguen siendo frágiles y tendrán que aumentar los intereses de los depósitos y endurecer las condiciones de préstamo para estabilizar el volumen de negocio. “Esto significa que la Reserva Federal ya no tiene que subir tanto los tipos para derrotar a la inflación. Los operadores apuestan ahora por un tipo terminal inferior al 5%”, apunta en su último análisis de mercado.
Cuestión de credibilidad
Para Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors, los mercados siguen sin comprender del todo a los bancos centrales. “Tras un mes de febrero en el que se produjo una importante recalibración de las expectativas de tipos de los bancos centrales, que marcó el fin de la complacencia de los inversores respecto a la posibilidad de subidas de tipos, en marzo se produjo una fuerte revisión a la baja de las expectativas. Ahora los inversores sólo esperan una subida de tipos de la Fed de 25 puntos básicos en la reunión de mayo, con una probabilidad del 50% – y por tanto un tipo terminal entre el 5% (nivel actual) y el 5,25% – y por parte del BCE un tipo terminal del 3,5% (tipo de depósito) que se alcanzaría en el 3er trimestre”, señala Dixmier.
Así pues, mientras se calma el sector bancario, los datos de inflación no dan respiro a las instituciones monetarias, en particular, sigue siendo particularmente elevada en la zona euro. Según explica el experto de Allianz GI, a pesar de una fuerte caída de la tasa anual de inflación total, hasta el 6,9% desde el 8,5% de febrero, la inflación subyacente sigue aumentando. En marzo fue del 5,7%, frente al 5,6% de febrero. Por tanto, apunta, las expectativas de subida de tipos del BCE nos parecen una vez más demasiado modestas y deberán corregirse en las próximas semanas.
“En Estados Unidos, la historia es diferente. La tasa terminal dependerá del impacto de la crisis bancaria regional, tanto en términos de sentimiento del mercado como de aversión al riesgo, pero también, más fundamentalmente, de la distribución del crédito en EE.UU. y, por tanto, de las perspectivas de crecimiento. Pero, en cualquier caso, creemos que los tipos deberían permanecer en una meseta y somos muy escépticos sobre las expectativas de recortes de tipos en los mercados a partir de este verano”, comenta Dixmier.
Según el último comentario de mercado de Muzinich & Co, los mercados de capitales volverán a ser sensibles a la publicación de datos económicos, ya que la FOMC y el BCE “han eliminado toda orientación a futuro”. En este sentido, añaden que “los últimos datos de inflación de Europa y de EE.UU. han confirmado los temores de los bancos centrales a que el sistema no fuera lo suficientemente restrictivo como para aliviar las presiones inflacionistas”.
¿Divergencias?
Según la visión de Javier Molina, analista senior de mercados para eToro, las narrativas que presentan los bancos centrales y los mercados difieren sensiblemente. “Si nos vamos a Estados Unidos, por ejemplo, la Fed estima un tipo de equilibrio en el 5,25%. Esto significa que aún quedaría un ajuste al alza de 25 puntos básicos que podría darse en la reunión de mayo. Para el restante 2023, la Fed no tocaría los tipos y tal vez, en la primera mitad del año siguiente se podrían ver reducciones. El objetivo de control sobre la inflación sigue siendo el objetivo principal de los principales bancos centrales. La recesión se podría salvar en este escenario. Mientras tanto y con respecto a las bolsas, éstas descuentan que el techo de tipos ya se ha visto, que la inflación empieza a estar controlada y que se evitará una recesión fuerte. Los tipos podrían empezar a bajar en la segunda mitad del año en un contexto de crecimiento suave con baja inflación”, señala Molina.
En cambio, destaca que la lectura diferente es la que tenemos del lado de los bonos: “La inversión de la curva informa de la recesión que se viene encima. Lo que estamos viendo no coincide con lo que se piensa del lado de renta variable y la recesión sería mucho más fuerte de lo que bolsas y bancos centrales esperan. La Fed se estaría pasando con el alza de los tipos y el daño sobre la economía sería mucho mayor”.
En su opinión, observar un descenso de tipos en agosto, sería una señal de mala situación económica y se podría estar actuando ante el escenario de una recesión más fuerte de lo descontado. “Este aterrizaje forzoso generaría unas bolsas a la baja en un contexto mucho más complicado”, concluye.