El principal objetivo de la política monetaria actual consiste en frenar la inflación a toda costa y el equipo de estrategia de mercados de Banca March apunta que esto tendrá consecuencias negativas para la actividad global: “Las condiciones financieras se han deteriorado con fuerza y, hoy, una recesión nos parece prácticamente inevitable, al menos, en la zona euro”. Por su parte, en Estados Unidos, lo mejor del crecimiento del empleo ha quedado atrás, lo que unido a la subida de los costes de financiación también presionará a la baja la demanda interna. En este contexto, las perspectivas de crecimiento mundial se están enfriando a pasos acelerados: a cierre del próximo año, los expertos de la entidad estiman que el PIB global se situará cerca de 4 puntos porcentuales por debajo de los niveles previstos antes del estallido del conflicto en Ucrania.
Para 2023 el crecimiento del PIB mundial se quedará en un 1,7% interanual, nivel que representa la mitad del crecimiento promedio de los últimos 40 años. Por regiones, la economía de EE.UU. se situará cerca del estancamiento (+0,7%), mientras que la reactivación de China será débil. Por su parte, anticipan una recesión más acusada en la zona euro, que comenzará en la parte final de este año y donde el PIB conjunto de 2023 será negativo (-0,2% estimado). En España, la economía también sufrirá una intensa desaceleración (el crecimiento se frenará hasta un mero 1%) y continuará rezagada: no se anticipa que recupere los niveles de PIB previos a la pandemia hasta finales de 2023, prácticamente dos años más tarde que el conjunto de la zona euro.
La incertidumbre energética es otro riesgo que marcará el devenir en Europa. Aunque el llenado de las reservas de gas se acerca ya a un 90%, el sobrecoste asumido para suplir los cortes de Rusia está impactando a las economías más dependientes en términos energéticos. La nota positiva es que, según los escenarios realizados por Banca March, una reducción del 15% de la demanda –como propone la Comisión Europea– debería ser suficiente para atravesar este próximo invierno. No obstante, según apuntan los expertos, “el margen de error es mínimo y unas temperaturas por debajo de lo normal podrían dificultar la situación”.
El difícil papel de los bancos centrales
La inflación seguirá como la principal preocupación y, aunque existen algunas noticias positivas, todavía queda un largo camino hasta alcanzar una normalización. La caída del precio del crudo–el Brent cotiza por debajo de los niveles previos al conflicto en Ucrania– y las señales de una menor presión en las cadenas de suministros globales deberán permitir alcanzar un techo en la inflación en esta parte final del año.
Sin embargo, la subida de los costes energéticos ya se ha trasladado al conjunto de la cesta de la compra y en Banca March piensan que las tasas subyacentes –las que realmente preocupan a las autoridades monetarias– seguirán elevadas, empujando a que los bancos centrales continúen retirando estímulos. La Reserva Federal de Estados Unidos seguirá reduciendo su balance a un ritmo de 95.000 M$ mensual y, por otro lado, elevará los tipos oficiales hasta situarlos a finales de año por encima del 4,25%.
En el caso del BCE, aunque mantendrá el tamaño de su balance, el equipo de estrategia de mercados de Banca March espera un movimiento similar en términos del precio del dinero, que terminaría este 2022 por encima del 2%. La dificultad, en este caso, es que la autoridad monetaria europea tendrá que ser cuidadosa y conseguir un difícil equilibrio entre elevar los tipos de interés y no asfixiar la capacidad de financiación de los países periféricos.
Dónde invertir en un escenario de menor crecimiento y subidas de tipos de interés
No ha habido lugar en el que esconderse en este difícil 2022, donde tanto los índices de renta fija como los de renta variable registran caídas de más del 20%. Especialmente virulento está siendo el ajuste de la renta fija pero, según el equipo de estrategia de mercados de Banca March, todavía es demasiado pronto para dar por finalizadas las subidas de los tipos de interés, dado que los mensajes de los bancos centrales y una inflación más persistente seguirán presionando a la baja los precios de los bonos: “Históricamente, para que se estabilicen los tipos a largo plazo, es necesario que los bancos centrales anuncien una pausa en las subidas del precio del dinero, situación que no se vislumbra antes de final de este año”, señalan los expertos de Banca March.
Ante un escenario de tipos al alza es preciso ser pacientes y selectivos. La entidad sigue recomendando permanecer infraponderados en renta fija, pero reconoce la mejora sustancial en los niveles de valoración y rentabilidad-riesgo del activo, por lo que recomiendan comenzar a movilizar los excesos de liquidez en posiciones de crédito de corto plazo. Las mejores opciones en renta fija pasan por situarse en los plazos cortos y dentro de los segmentos de crédito de mayor calidad, en particular, el de grado de inversión en Europa.
En renta variable, las últimas correcciones han abaratado significativamente los múltiplos y el sentimiento es ahora muy negativo, lo que apuntaría a que debería verse un rebote táctico. Sin embargo, hay factores que siguen aconsejando mantener la prudencia y un posicionamiento cauto (infraponderación). En el pasado, cuando llega una recesión, los beneficios bajan en promedio un 18%, situación que a día de hoy todavía no está puesta en precio, dado que el mercado sigue estimando un crecimiento de los beneficios mundiales del 5,9% para 2023. Por ello, los expertos de la entidad apuntan que: “Las valoraciones son atractivas, pero nos preocupan las revisiones a la baja de los beneficios que veremos en los próximos meses y que volverán a presionar los mercados”.
Además, también consideran que será necesario ver una estabilización en los tipos de interés para que las bolsas puedan cambiar de tendencia. En el pasado, la bolsa marcó en promedio sus mínimos tres meses después de que la Fed comenzara a bajar los tipos de interés, algo que no esperan que ocurra en el corto plazo. Aunque todos los mercados bajistas presentan características heterogéneas, lo cierto es que históricamente, cuando estas correcciones de las bolsas coinciden con una recesión, las caídas se suelen extender tanto en profundidad como en duración. Como ejemplo, apuntan que, de media, la duración de los mercados bajistas es de 14 meses, frente a los actuales nueve.
En este entorno, recomiendan mantener la prudencia en renta variable y consideran que para ver un cambio de tendencia en las bolsas será necesario asistir a una moderación en la inflación –subyacente– que permita que los bancos centrales comiencen a moderar sus agresivos mensajes.
“A nivel geográfico, seguimos con preferencia por las regiones menos expuestas a la crisis energética y al conflicto en Ucrania –sobreponderar Estados Unidos frente a Europa–. Desde un punto de vista sectorial, favorecemos la inversión en sectores defensivos, como cuidados de la salud”, apuntan desde el equipo de estrategia de Mercados de Banca March. Dentro de los sectores cíclicos, en los que se mantienen infraponderados, muestran preferencia por los financieros y en tecnología, permanecen conservadores focalizando las inversiones en las compañías con ingresos más recurrentes, como software. Además, encuentran oportunidades de inversión estructurales en sectores que se benefician por la mayor preocupación global por la seguridad y, en particular, las infraestructuras ligadas a la autosuficiencia energética europea y la transición verde.