Para Justin Bisseker, analista bancario europeo de Schroders, las acciones de los bancos han sido respaldadas por las expectativas de unas tasas de interés más altas, sin embargo esto es algo que podría tardar todavía tiempo en materializarse. Por eso apuesta por los bancos que sean menos dependientes de los tipos y apunta a los bancos británicos como una opción atractiva para los inversores más pacientes.
En su opinión, los niveles de capital y la rentabilidad de los bancos continúan creciendo, la economía global se está fortaleciendo y, al menos en Estados Unidos, las tasas de interés están aumentando con la esperanza de que Europa e incluso el Reino Unido puedan seguir.
“Los vientos negativos regulatorios están disminuyendo, con el potencial de que incluso se conviertan en vientos de cola, liderados por Estados Unidos, y los riesgos geopolíticos se sienten disminuidos”, diagnostica Bisseker quien vislumbra un panorama bastante optimista.
Incluso advierte que los inversores deben entender que el impacto de la retirada del estímulo monetario en muchos de los bancos europeos, cuando llegue, “será más matizado de lo que comúnmente se supone”. Considera que esto será así en particular para los bancos de la zona euro.
“Las expectativas más altas sobre las tasas de interés han sido un factor clave del comportamiento positivo de las cotizaciones durante el último año. Sin embargo, la inflación subyacente se mantiene moderada y el crecimiento salarial disminuye a pesar de fortalecer el PIB y disminuir el desempleo. Por lo tanto, existe el riesgo de que las tasas de interés se mantengan en niveles extremadamente bajos durante muchos años, incluso cuando la economía se fortalezca”, explica.
La salud del sector bancario
La mayoría de los analistas coinciden en afirmar que la política monetaria de los bancos centrales genera un entorno irreal. En este contexto, los gestores se plantean qué opciones son realmente las más sólidas dentro del sector financiero.
En este sentido Bisseker lo tiene claro: “Nuestro enfoque es favorecer a los bancos que tienen el potencial de ofrecer rendimientos atractivos, independientemente de los tipos de interés y destacamos que los bancos británicos parecen atractivos para los inversores pacientes”. En su opinión, para muchas entidades, el aumento esperado de sus beneficio dependen de la previsible tendencia a que suban los tipos de interés, lo cual supondría depender del BCE.
En este contexto considera importante conocer la salud de los bancos ya que “algunos todavía necesitan limpiar su balance, aunque la mayoría de las entidades del universo europeo tiene balances relativamente limpios”, apunta.
Los bancos europeos han hecho los deberes y fortalecido sus balances y preparado sus provisiones ante cualquier contingencia inesperada. Ahora bien, eso no quiere decir que todos las entidades por igual tengan la misma capacidad para seguir construyendo capital, para así poder financiar el crecimiento o pagar dividendos, por ejemplo, varía notablemente. “Un pequeño pero incómodo grupo de bancos aún necesita realizar más esfuerzos para elevar la rentabilidad a niveles donde el valor ya no se destruye”, señala Bisseker.
Lo ocurrido con Banco Popular en España o con Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza en Italia son dos ejemplo de la reflexión que hace este analista de Schroders. Por eso destaca que es importante que los inversores analicen con detenimiento los fundamentales de las entidades e inviertan con cuidado. Según afirma, “el número de bancos problemáticos sigue disminuyendo. No obstante, vemos una muy alta probabilidad de que el BCE intensifique tanto la intensidad de su escrutinio de la adecuación del aprovisionamiento como el ritmo de la limpieza de balance necesaria. Esto sería probablemente en detrimento de las ganancias y posiblemente el recuento de acciones para una minoría de los bancos cotizados en Europa”.