El calificativo de «bonos basura» ha estigmatizado históricamente a la renta fija high yield, pero tampoco la denominación de «alto rendimiento» es acertada del todo. Todavía falta información sobre esta clase de activo que podría suponer un oasis oculto en un entorno de retornos muy bajos e incluso negativos para la renta fija. En la última edición de los Foros Live! organizados por ABC y Funds Society, AXA IM y T. Rowe Price analizan los riesgos que afronta y las oportunidades que ofrece el activo en el contexto actual. ¿La clave para aprovecharlas? Mantener una gestión activa centrada en empresas con balances de calidad.
Pedro Masoliver Macaya, ventas sénior para Iberia de T. Rowe Price, admite que el high yield es la parte más arriesgada de la renta fija, con una correlación del 0,6% con la renta variable. Esto ha hecho que, «desde un punto de vista de riesgo-retorno, los resultados históricos hayan sido muy buenos. A largo plazo, ha demostrado sin duda que puede ser una alternativa muy buena si no quieres asumir el riesgo total de la renta variable», destaca.
En esa línea, Jaime Albella, director de ventas en AXA Investment Managers, defiende que los bonos high yield «para nada son bonos basura», sino que pueden aportar mucho a las carteras de los inversores. Así, afirma que tienen prácticamente un tercio menos de volatilidad que la renta variable y una ratio de Sharpe por encima de 1, algo que se puede decir de muy pocos activos. Por ello, también cree que no hay que pensar en el activo como en una asignación de renta fija, sino como un sustituto de la renta variable: «Es un activo de menos riesgo que da una rentabilidad muy parecida».
Sobre todo si se tienen en cuenta las rentabilidades negativas que presenta actualmente el mercado de renta fija en su conjunto. Sin ir más lejos, el 27% de la deuda que conforma el BofA Merrill Lynch Fixed Income se encuentra en negativo, una situación que previsiblemente se mantendrá mientras los tipos de interés continúen en niveles mínimos y las tires de los bonos gubernamentales no puedan ponerse en positivo.
La gestión activa, en el centro
Consultados sobre si creen que es importante apostar por la diversificación a la hora de invertir en high yield, en T. Rowe Price prefieren primar la selección de los emisores y sus emisiones, es decir, «quién emite y qué emite», ya que el riesgo principal que afrontan es que el emisor pueda hacer frente o no a su deuda.
En ese sentido, Masoliver recuerda que el último trimestre de 2020 es cuando se tocó techo a nivel de impagos. «Las compañías más débiles ya han quebrado y aquellas que tienen unos buenos fundamentales y un balance sólido han podido emitir deuda a relativamente medio plazo y no pagando un cupón muy alto porque los tipos están muy bajos. Las que están en riesgo son las que están más apalancadas, que no pueden generar el EBITDA y los flujos de caja libres para hacer frente a su deuda más adelante», añade.
En AXA IM siguen un proceso similar, ya que consideran que, en el caso del high yield, la gestión activa se debe imponer a la pasiva. «En muchos ETFs hay activos hipereficientes, donde batir al índice es complicado, pero, en el caso del high yield no es eficiente», dice Albella. Esto se debe a que los ETFs se construyen con una capitalización de liquidez (porque están obligados a darla diariamente), lo que obliga a que el subyacente, en este caso el high yield, sea líquido también. «Pero las emisiones más liquidas son las más grandes, que son las que más deuda tienen, por eso ahí solo tienes exposición a las empresas más apalancadas», advierte Albella.
De ahí que en la gestora vayan por el lado contrario: «Estudiamos las compañías y primamos más el análisis fundamental que la liquidez, aunque también la tenemos en cuenta. Por eso batimos siempre al índice».
La inflación y los bancos centrales, factores a favor
Además de esto, Masoliver cree que tienen que ser muy conscientes de lo que ocurre alrededor y revela que, en términos de crecimiento, en T. Rowe Price esperan «uno más robusto de lo que está descontando el mercado, teniendo en cuenta los niveles de estímulo fiscal». En cuando a la inflación, cree que es muy complicada de predecir, ya que existen factores deflacionarios en el mercado que llevan tiempo presentes. Aun así, piensa que puede incrementarse si hay cualquier tipo de fricción en las relaciones comerciales, a lo que se sumaría un aumento del consumo que lleva tiempo reprimido por la pandemia. «El perfil de la renta fija high yield lo hace una buena alternativa en este entorno», apunta.
Pese a esta baja visibilidad, desde AXA IM estiman que la inflación en 2021 y 2022 rondará el 2%, ya que la capacidad de recuperación del consumo sigue ahí y no se ha destruido como en la crisis del 2008. Albella hace hincapié en que la inflación hace mucho daño a los bonos gobierno, pero, paradójicamente, en el high yield ocurre lo contrario, ya que son empresas muy endeudadas, normalmente pequeñas y medianas. «Si hay inflación y consiguen trasladarla a su producto final, subiendo las ventas y el EBITDA, mientras que la deuda se mantiene constante, les ayuda a desapalancarse«, destaca.
Otro de los factores que a juicio de los ponentes van a favorecer, aunque sea de forma indirecta, al high yield este año son las políticas de los bancos centrales. Masoliver está convencido en que van a mantener su compromiso de impulsar la recuperación, ya que el BCE, por ejemplo, ha anunciado que continuará con sus programas de compras, y probablemente lo incremente. «Esto da un soporte muy grande a la renta fija con grado de inversión y, por extensión, al high yield», dice.
Por su parte, desde la perspectiva de AXA IM, más centrada en el high yield estadounidense, celebran el anuncio de la Fed de que continuará con las compras de bonos, incluyendo a los denominados ángeles caídos. «Ayuda más al crédito con grado de inversión, ya que, al tener a la Fed detrás, la valoración es más alta; pero también al high yield porque la cantidad de ángeles caídos se va a reducir, y una menor oferta de estos va a mejorar su valoración «, revela Albella.
High yield estadounidense y global: sus productos estrella
A esto se une el hecho de que la victoria de Joe Biden puede ser muy positiva para el mercado de high yield estadounidense por tres motivos: su política monetaria, su política fiscal «ultra expansiva» y, el más importante a su juicio, la continuación de la visión proteccionista. «Aunque en campaña Biden apostaba por volver a la cordialidad comercial, nos ha sorprendido mostrándose en sus discursos bastante proteccionista. Eso es muy bueno para el high yield, ya que son compañías pequeñas y medianas, que se deberían beneficiar y, por ende, sus emisiones de deuda», subraya.
De ahí que, entre los productos de AXA IM, destaque especialmente los que invierten en high yield estadounidense. «La cobertura de divisa ha caído bastante, es un mercado tres veces mayor que el europeo, mucho más líquido, y es una economía mucho más dinámica, que debería salir antes de la crisis«, señala.
Además, insiste en combinarlo con duraciones cortas, ya que su fondo de high yield de corta duración ha registrado una TAE del 3,7% desde su lanzamiento en el 2000. «Así, no solo acortas la duración nominal sino mucho más importante: la de crédito, que es la sensibilidad que tienes respecto a los flujos de caja de la empresa. La combinación de high yield con duración corta es muy interesante para el ahorrador que quiere preservar capital«, dice. Albella destaca que esta estrategia ha generado rentabilidad positivia en el 88% de los trimestres desde el año 2000.
Mientras, Masoliver destaca el T. Rowe Price Global High Income, centrado en high yield global. «Es una buena idea porque tienes una exposición importante a Estados Unidos, pero también a Europa, que es un mercado que está creciendo, y a emergentes, cuyas emisiones se ven beneficiadas por un dólar débil», asegura. Asimismo, apunta que el fondo está construido «pieza por pieza» por sus analistas, con una calidad B+ y una flexibilidad que permite ir modificando las exposiciones si se identifican mejores oportunidades.