El mundo vive en un entorno de crecimiento estable, con una inflación al alza que reduce el riesgo de estanflación –y obliga a los bancos centrales a ir retirando estímulos en Europa y Estados Unidos–, y en el que los riesgos políticos no generan nerviosismo en los mercados: éste es el escenario central para los próximos meses que vislumbran en AXA IM, que presentó recientemente sus perspectivas de mercado.
“Los mercados financieros suben porque el consumidor está dejando a un lado los problemas políticos, aumenta el empleo y se dispara el consumo, y con él los beneficios empresariales y los precios de los activos financieros”, comentaba Jaime Albella, director de ventas para España de la gestora, convencido de que “no es que el mercado difiera de la política, sino que sus alzas están soportadas por una mejoría económica real”.
Así, y con la inflación al alza, Albella defiende un escenario en el que las autoridades monetarias empiezan a retirar estímulos: primero la Fed, con una reducción de la reinversión en septiembre –en lugar de vender activos, para evitar el pánico- y una nueva subida de tipos en diciembre –y tres más el año próximo-; y luego el BCE, con un anuncio en septiembre de menores compras, que empezaría a aplicar en enero. Un escenario con estímulos fiscales en EE.UU., que impactarán en el consumo y en el crecimiento del país (que liderará, junto a la Eurozona, el PIB global, del 3,6% este año según la gestora), y con buenas perspectivas para el mundo emergente, que se beneficiará de mayores exportaciones a Occidente.
Un entorno en el que la subida de los salarios ejercerá presión al alza sobre la inflación subyacente y en el que los tipos de interés irán subiendo en la medida en que los bancos centrales van materializando sus políticas (que también conducirán a una apreciación del dólar frente al euro; de ahí que Albella considere la última corrección del dólar “interesante no solo para invertir en la divisa, sino también en activos en EE.UU.”).
Cuadro macro
En los últimos meses, Albella destaca cómo desde la gestora han elevado sus perspectivas de crecimiento en los mercados desarrollados y de inflación, en este último caso por encima del consenso: en la zona euro, ahora prevén un crecimiento del 1,8% en 2017 y 2018, con una inflación del 1,7% y 1,5%, respectivamente. Solo en España, las perspectivas de crecimiento han pasado del 2,2% al 2,8% para este año, en un momento en el que el sentimiento también mejora. En EE.UU., la última corrección de la inflación se considera técnica, de forma que en los próximos meses volverá por encima del 2%, defiende Albella. En emergentes, también algunas buenas noticias, al beneficiarse las empresas asiáticas de un aumento de las exportaciones y de la debilidad del dólar (lo que hace que AXA IM esté positivo en deuda de estos mercados, por el carry, y también en renta variable, sobre todo en Asia frente a otros mercados): en concreto, las expectativas de crecimiento en China han subido, del 6,2% al 6,5% este año, en un entorno en el que el Gobierno está gestionando bien su divisa, dice el experto. Y en emergentes en general, se espera un crecimiento del PIB del 4,4% este año y del 4,7% el próximo.
Por lo demás, AXA IM espera un escenario de soft Brexit y da más posibilidades que antes a otro de un Brexit caótico, en un entorno de inflación y poco crecimiento en Reino Unido, que afronta riesgo de estagflación. En Japón, el crecimiento es bajo y sigue sin aparecer la inflación.
Bonos ligados a la inflación
Esa perspectiva de subida de la inflación en Europa y EE.UU., pues en AXA IM consideran que el recorte de los últimos tiempos ha sido simplemente técnico, hace que la gestora apueste por una idea interesante para jugarla: los bonos ligados a la inflación, interesantes para los gobiernos emisores y también para los inversores. España empezó a realizar emisiones de este tipo en 2014, recuerda Albella.
Renta variable y crédito
En este entorno, la estrategia de inversión de la gestora consiste en sobreponderar activos sensibles al crecimiento: en primer lugar, renta variable, principalmente de regiones diferentes a EE.UU. a corto plazo, sobre todo Europa y también emergentes, por un tema de valoraciones. “El escenario para la renta variable es idílico: el consumo es mayor, las empresas ganan más y los resultados lo reflejan”, explica el experto, que advierte solamente de un tema de precios. “EE.UU. es el mercado más caro, pero nos gusta: esperaremos a una corrección para entrar”, explica.
En renta fija, son negativos en deuda pública (ven el bono estadounidense a 10 años en el 2,75% a final de año, y el Bund alemán en el 0,6%), pero positivos en crédito: sobre todo, con el high yield (sobre todo europeo) y la deuda emergente (de corta duración), y también apuestan por la idea de inflación, tanto en Europa como en EE.UU. En materias primas son neutrales, al igual que con la liquidez.
Escenarios alternativos
Entre sus escenarios alternativos, una salida en falso tendría una probabilidad del 40%: un fracaso en la política económica de Trump o susto macro en China o Europa empeoraría el sentimiento y el crecimiento, de forma que los bancos centrales darían marcha atrás y disminuiría el apetito por el riesgo, con aplanamiento de las curvas y caídas en los mercados bursátiles y de materias primas.
En un escenario de recalentamiento de tipos (con una probabilidad del 5%), habría un fuerte impulso de la inflación por tensiones del mercado laboral en EE.UU. o problemas geopolíticos harían subir las primas de riesgo, de forma que las rentabilidades de los bonos se dispararían, los tipos subirían de forma global, y habría una fuerte venta en deuda pública y también en acciones. Pero tiene muy bajas probabilildades.