Gestores e inversores no dan la espalda a las grandes megatendencias que están marcando nuestro siglo, como la economía digital, la innovación, la robótica o la longevidad de la población. Por ello consideran que invertir en ellas es fundamental, pero cómo hacerlo.
Para AXA IM está claro que las carteras de renta variable deben incorporar grandes nombres presentes en la evolución y transformación de estas tendencias, y, por supuesto, el de aquellas firmas que se benefician de las propias megatendencias.
Un factor común de todas estas megatendencias es la innovación. Y es que la evolución de las dinámicas y las herramientas con las que cuentan los consumidores, así como su perfil, hacen que sea aún más importante que nunca para las empresas ser innovadoras.
En este sentido, Isabelle De Gavoty, responsable del equipo de inversión de Small Caps de Framlington, explica que “las empresas pequeñas se sitúan en el epicentro de los cambios a largo plazo y, a través de su capacidad para transformarse, pueden aprovechar el crecimiento y las alteraciones que se producen en su entorno. Al ser flexibles y ágiles, pueden aprovechar y actuar con mayor rapidez ante los cambios a largo plazo que se producen en el mundo”.
En opinión de De Gavoty, el universo de las pequeñas y medianas empresas –small&mid cap– son el tipo de activo más adecuado para captar la rentabilidad que ofrecen las megatendencias y la innovación. “Son una clase de activos que rinden más a largo plazo y a nivel global porque en su ADN llevan la innovación, y por tanto son muy propenso a transformarse, y también porque son empresas que se centran puramente en lo que hacen y se adaptan con más rapidez a los cambios, sobre todo a los cambios de paradigma”, explica.
Su experiencia le dice que cuando el inversor se enfrenta a este tipo de activo, tiende a pensar que será más volátil; sin embargo ella defiende que no tiene por qué ser así. “En primer lugar, permiten diversificar más la cartera y en segundo lugar, según un estudio, el 80% del movimiento del precio de las acciones de una empresa se debe a factores macro, mientras que en el caso de las pequeñas y medianas empresas se debe a ser capaz de buscar en su propio modelo de negocio y actividad lo que le puede hacer aumentar el valor de sus acciones”, argumenta.
Propuesta de inversión
Desde AXA IM proponen el fondo AXA WF Framlington Global Small Cap F EUR como solución y estrategia para abordar este universo. Se trata de un subfondo cuyo objetivo es obtener una apreciación del capital a largo plazo, expresada en dólares estadounidenses, invirtiendo en empresas de pequeña capitalización de todo el mundo, y tiene un horizonte de inversión de uno ocho años.
Para esta cartera, la gestora busca empresas que sean capaces de reinventarse, que puedan plantar retos o funcionen en mercados fragmentados y que tengan un modelo de negocio que les permita crecer más rápido que las grandes empresas. “Esto es un universo enorme por lo que, para abordarlo, lo dividimos en sectores, lo cual nos aporta valor añadido y permite que los expertos en cada sector puedan elegir los activos más adecuados”, explica De Gavoty. En este sentido, el 34% de la cartera corresponde a empresas vinculadas con la longevidad y el estilo de vida, el 5% energía y transformación energética, el 19% economía digital y el 20% automatización y eficiencia.
La gestora hace una criba de empresas basadas en el crecimiento y en criterios financieros, como el nivel de apalancamiento financiero o el origen de sus beneficios. “Vemos que las empresas no tengan una valoración indebida y elegimos 50 acciones, vemos su volatilidad y el rendimiento que podemos generar en determinados contextos. Las empresas de baja capitalización son empresas que ya tienen un concepto que funciona, la empresa más o menos está cerca de convertirse en rentable o generar flujo de caja”, concluye.