El arranque de 2014 no ha sido especialmente positivo para los mercados bursátiles del mundo, sometidos, en su mayoría, a importantes caídas. En Profim Asesores Patrimoniales EAFI no creen que nos encontremos ante un cambio de tendencia, en lo que se refiere a los mercados desarrollados –principalmente Estados Unidos y Europa- pero sí entienden que se trata de un proceso de corrección, como consecuencia de una serie de factores, entre los que se encuentra el tapering, la decepción de algunos datos económicos, la consolidación tras las fuertes alzas del año pasado y, sobre todo, las turbulencias en los mercados emergentes.
En su opinión, “hay motivos para ser moderadamente optimistas este 2014 con la mayoría de los mercados de acciones, sobre todo de Europa y Estados Unidos”, pero advierten de que siguen existiendo incertidumbres que van a provocar un entorno más volátil que el de los últimos dos años. “Creemos que habrá que tener especial prudencia con los mercados emergentes, donde, por ahora, aconsejamos no invertir”, debido al alto riesgo que supone. Frente a otros expertos que creen que es el momento de aprovechar las oportunidades, y aunque reconocen que todo tiene un precio y el de los emergentes es atractivo, aseguran que “hasta que la tormenta no haya pasado, no recomendaremos estar en este tipo de activos financieros”.
Para Profim, existen cuatro factores que están motivando el descalabro de los mercados emergentes, tanto de acciones como de renta fija. En primer lugar, el impacto negativo que supone sobre estas economías la menor “barra libre” de liquidez mundial, como consecuencia del menor estímulo monetario procedente de la Reserva Federal norteamericana, iniciado el pasado mes de enero, así como el menor estímulo monetario procedente de China −como forma de controlar los desequilibrios de su sistema financiero−. El impacto se dejará notar, sobre todo, en las economías emergentes con déficits más abultados, explican en la EAFI.
En segundo lugar, dicen que hay que tener en cuenta que los países emergentes, cada vez crecen menos y, en algunos casos, dicha situación se agrava con problemas de elevada inflación. Esto se está traduciendo ya en aumento de tipos de interés, lo que daña, aún más, el crecimiento económico. Ésta es, por ejemplo, la situación de Brasil. En el caso de China también se aprecia una evolución hacia un menor crecimiento aunque éste, en su opinión, será probablemente más equilibrado, al depender menos de las exportaciones −y, sobre todo, de las inversiones públicas y privadas menos eficientes−, y algo más del consumo interno. Y, aunque este cambio de modelo de crecimiento económico (con el que, paralelamente, se pretende reducir su nivel de endeudamiento) no tendrá lugar “de la noche a la mañana”, las autoridades chinas sí parecen estar dispuestas a llevar a cabo las reformas oportunas para lograrlo. “Ahora bien, un menor crecimiento económico de China supondrá también un impacto negativo sobre aquellas economías que mantienen un porcentaje elevado de sus exportaciones ligado a la segunda economía del mundo”, advierten.
En tercer lugar, Profim explica que durante los años de “vacas gordas”, en los que las economías emergentes crecían a buen ritmo y recibían grandes flujos de capitales procedentes de inversores de países desarrollados, los márgenes empresariales de sus compañías, en muchos casos, se fueron reduciendo, todo lo contrario de lo que sucedió en el ámbito empresarialamericano o europeo. “Durante esos años de bonanza algunos emergentes no aprovecharon la importante entrada de flujos financieros del exterior para llevar a cabo reformas oportunas en sus economías. Tampoco mejoraron la transparencia ni la seguridad jurídica de la inversión extranjera en estos países”, explican.
En cuarto lugar, “no olvidemos que 2014 será un año electoral para el mundo emergente,y muchos de estos países necesitan llevar a cabo, de forma urgente, reformas políticas y económicas de calado. Y las elecciones presidenciales crean incertidumbre: ¿Quién será el candidato electo? ¿Estará dispuesto a llevar a cabo dichas reformas? ¿Cuál será el ritmo de ejecución de las mismas?”
Son cuatro factores que están provocando una fuerte salida de capitales que, en ocasiones, “no discriminan entre aquellos emergentes con fundamentales macroeconómicos más sólidos (un ejemplo podría ser México) y aquellos otros más débiles (India, Sudáfrica, Turquía…)”.
Los problemas persisitirán
Por todo ello, en Profim consideran que, por ahora, es desaconsejable invertir en mercados emergentes. Y creen que los problemas persistirán. “Las turbulencias en sus mercados de divisas, como consecuencia de los problemas que indicábamos anteriormente, podrían persistir en el corto plazo. Por el riesgo que supone todo esto y, en paralelo, el hecho de encontrar oportunidades en otros mercados (de deuda o renta variable), con más visibilidad de resultados, aconsejamos mucha prudencia y orientar las inversiones hacia aquellos otros destinos de menor riesgo, fundamentalmente Europa (incluida España) y Estados Unidos”.
De momento, las caídas son indiscriminadas, pero si hay algo que los expertos señalan ahora es la necesidad de ser selectivos. En Profim también creen que el mercado terminará por discriminar entre unos países y otros y que, tras las importantes caídas de la renta variable emergente, los inversores (en un principio, sobre todo, los institucionales) aprovecharán los precios atractivos de compañías en los países con menores desequilibrios y buenos fundamentales.
El impacto del tapering
El tapering sí tendrá impacto en el mundo emergente pero, según Profim, también podría tenerlas en otros activos, como el oro, o incluso en la bolsa de muchos países desarrollados, donde podrían haberse estado gestando algunas burbujas como consecuencia de ese adulteramiento de los mercados. “Creemos que surgen dos importantes inquietudes, que están afectando también al comportamiento de las bolsas de Estados Unidos, Europa y Japón: con un menor estímulo monetario, ¿es sostenible el crecimiento de la economía de Estados Unidos? ¿Puede haber recaídas?; y en segundo lugar, ¿serán capaces las empresas estadounidenses de aumentar sus beneficios por aumento de ingresos, en lugar de seguir reduciendo costes?”
Por todo ello, Profim cree que en un mundo más normalizado, la evolución futura de los mercados de acciones va a depender mucho más de los datos macroeconómicos y, por supuesto, de los resultados de las empresas y, en menor medida, de las injerencias de los bancos centrales. A pesar de ello, descartan que las bolsas de Estados Unidos o de Europa, fundamentalmente, estén en un cambio de tendencia a tenor de la última corrección, sino que es un proceso que se explica por las fuertes subidas de los últimos meses y que podría seguir en marcha. Pero son positivos a largo plazo, siempre que los datos económicos acompañen.