El gobierno italiano ha orquestado un fondo de inversión alternativo para contribuir a la reestructuración y saneamiento de la banca italiana. El fondo, que recibe el nombre de ‘Atlante’, contará con las aportaciones de los principales bancos italianos y espera recibir entre 5.000 millones y 6.000 millones de euros.
En la creación del fondo participarán bancos, aseguradoras e inversores institucionales. Utilizará recursos propios de las entidades financieras, con el propósito de evitar inyectar dinero de los contribuyentes, ayudar a reactivar el flujo de crédito y facilitar la adquisición de préstamos, así como de otros activos en mora.
Entre los bancos que han realizado aportaciones se encuentran la Banca Monte dei Paschi di Siena, entidad que fue rescatada dos veces y está en busca de un comprador desde hace año y medio, que contribuirá con unos 50 millones de euros (57 millones de dólares); y la Banca Carige, banca prestamista con base en Génova que sufre fugas de depósitos y lucha por satisfacer las demandas del Banco Central Europeo, que participará con unos 20 millones de euros.
El primer ministro Matteo Renzi y las autoridades bancarias italianas (Consob) pusieron en marcha esta iniciativa para apuntalar un sistema financiero lastrado por una carga de 360.000 millones de euros en préstamos de dudoso cobro. Un importe equivalente a casi el 25% del producto interior bruto del país.
Los analistas de mercado han cuestionado la efectividad de este fondo de rescate, dado su pequeño tamaño en relación a la magnitud del problema. Además, dicen que falta la implementación de reformas para erradicar las malas prácticas de gobierno corporativo y los préstamos con pocas garantías de cobro de los bancos italianos. Los problemas del sistema bancario italiano no se derivan del estallido de una burbuja inmobiliaria, como fue el caso de Irlanda, España o Reino Unido, sino que han sido arrastrados durante décadas, en parte por la costumbre de los bancos prestamistas regionales y locales de utilizar el crédito como una forma de influenciar y ganar poder. Durante años se otorgaron préstamos con muy poca contabilización, a pesar de que los bancos tuvieran establecidos métodos formales para la suscripción de crédito, explican los expertos.
Desde que se convirtiera en primer ministro de Italia en febrero de 2014, Renzi ha trabajado por implementar un paquete de reformas para modernizar el país y fomentar el crecimiento. En el sector bancario, ha forzado a los bancos con estructuras de cooperativas a convertirse en sociedades por acciones, promoviendo las fusiones para ayudar a reducir duplicidades e impulsar la rentabilidad de estos bancos.