Según Arnout van Rijn, gestor del fondo Robeco Asia-Pacific Equities, éstas serán tres de las claves para 2016: La estabilización de la economía China, una mayor atención a la buena gestión de las empresas en Japón (y también en Corea y China), y una disminución de la volatilidad en los mercados monetarios, sin que las divisas asiáticas vuelvan a depreciarse.
El único país de la zona que Van Rijn prevé que pueda sufrir una cierta depreciación de su divisa es Australia. “Su moneda no está infravalorada todavía, como cabría esperar dadas las circunstancias.” ¿Y el yuan chino, que bajó repentinamente un 3%? Van Rijn considera que no podemos descartar una ligera depreciación. “Lo que sucedió en 2015 fue una especie de prueba. Para ajustarse a los DEG del FMI, una divisa debe tener un tipo de cambio flexible. Sin embargo, la repentina depreciación del yuan suscitó reacciones que causaron una notable conmoción en China. Claramente, las autoridades buscan desligar su moneda del dólar estadounidense, para adoptar un modelo similar al del dólar de Singapur, por lo que han tomado la decisión de incorporar el yuan a una cesta de divisas ponderada por el comercio”.
Van Rijn comenta que, hasta hace poco, los residentes de Hong Kong convertían sus activos rápidamente a yuanes, por considerar que se trataba de una moneda muy sólida. “Pero ahora es probable que hagan lo contrario. Actualmente, la presión sobre el yuan es menor, y la gente aceptará una depreciación limitada; pero China se mueve en el filo de la navaja. Una depreciación más significativa podría hacer cundir el pánico en el mercado y dar lugar a una fuga de capitales.” No obstante, ésta no es la previsión. “Considero que no existe un importante riesgo bajista en esta zona. Aunque tampoco un gran potencial alcista. Un poco como sucede en EE.UU. y Europa.”
Con ciertos matices
Van Rijn establece claros matices en sus previsiones sobre China; un país que a menudo da lugar a análisis muy extremos por parte de economistas e inversores, si bien algunos de ellos se basan en la ignorancia. Califica el sector industrial de la economía de “pobre” y augura escasas probabilidades de recuperación en este frente, a excepción del impulso que podría ofrecer el considerable número de proyectos de infraestructuras. Sin embargo, la parte de la economía formada por los servicios se muestra muy saludable: el desempleo es bajo, los salarios suben a una tasa del 8% y la inflación se sitúa en un respetable 1,6%. Entretanto, continúa el boom del turismo. Así pues, existe un buen equilibrio entre pros y contras.
“El gran temor a los problemas asociados a la deuda se deja sentir en los sectores público y privado por igual, al igual que la desconfianza relacionada con las operaciones bancarias en la sombra. Y sí, existen indicios de un exceso de capacidad en la economía industrial (acero, cemento, suministro eléctrico). La demanda está empeorando, y la oferta no baja. La cuestión es si China está o no dispuesta a realizar una reestructuración que permita recortar en estos sectores”.
Hay signos de que el país podría estar dispuesto a hacerlo. Van Rijn ha observado que están llevándose a cabo reformas que darán lugar a un mayor grado de liberalización y que, a diferencia con lo sucedido en el pasado, se está permitiendo que las empresas se declaren en quiebra, aunque a pequeña escala. Es más, se está permitiendo a las empresas acceder de forma más sencilla a los mercados de bonos, lo que disminuye su dependencia de la banca y facilita la financiación de su deuda.
No sólo son las cifras de crecimiento
Entretanto, las previsiones de crecimiento para China se han reducido ligeramente, al 6% aproximadamente. ¿El descenso gradual del crecimiento supone un riesgo? Según Van Rijn, los inversores no deben conceder una importancia excesiva a estas cifras. En su opinión, la clave es la evolución de las empresas, y su capacidad de mantener sus márgenes de beneficio. Aunque, económicamente hablando, el impulso empresarial se ha reducido, los márgenes y el crecimiento de los ingresos de las empresas chinas se mantienen estables. “A pesar del debilitamiento económico, los beneficios empresariales no están disminuyendo. Una vez se estabilice el crecimiento, volveremos a ver cifras de crecimiento de los beneficios empresariales del 8-10%, acompañadas por unas valoraciones que a día de hoy son muy bajas. Mientras el crecimiento de los beneficios sea del 3%, las valoraciones no van a aumentar. Naturalmente, la situación sería muy distinta si el crecimiento de los beneficios fuera del -20%.”
«No espero que el mercado de renta variable sufra una corrección», apunta el experto de Robeco. Y sobre todo también porque los sectores con más problemas presentan actualmente una ponderación mucho menor en los índices bursátiles que antes. Hoy en día, el acero representa solamente el 3% del índice, mientras que los valores de empresas de Internet acaparan más del 20%. Y es precisamente en comercio electrónico y tecnología financiera donde las empresas Chinas son líderes indiscutibles, tanto en su zona geográfica como en el resto del mundo. Actualmente, más del 30% de las ventas de ropa se realizan a través de Internet.
El fondo de Van Rijn está sobreponderando China. “Su política monetaria es laxa, se están llevando a cabo reformas y los bancos tienen margen para prestar dinero. Las compras con apalancamiento (inversiones en renta variable por parte de inversores privados usando dinero prestado) han vuelto a su nivel normal después de las notables caídas de precios durante el verano de 2015.” Pero, según Van Rijn, todo se reduce a poder encontrar los valores adecuados. “Hemos recogido beneficios en algunas acciones A (acciones chinas con cotización local). En Hong Kong, tenemos valores de los sectores minorista, inmobiliario e industrial.” Las blue chips chinas presentan una valoración razonable, según Van Rijn. En los segmentos de capitalización reducida (smallcaps) y mínima (microcaps), y sobre todo en los sectores de tecnología e Internet, existen muchas acciones con valoraciones elevadas.
No hay perspectivas de nuevas crisis monetarias
A Van Rijn no le preocupa que la subida de los tipos de interés ejerza el mismo efecto sobre Asia y sus divisas que a finales de los años noventa. “En China se ha producido en el tercer trimestre una fuerte corrección que ha desencadenado una onda expansiva que ha expulsado a aquellos valores con menor solidez. Y no creo que la subida de los tipos de interés por parte de la Fed vaya a ejercer efectos desfavorables sobre Corea y Taiwán. Sólo, quizás, en la India.” De hecho, como inversor en valor, Van Rijn considera que la subida de los tipos de interés conlleva ventajas. “Los valores growth suelen evolucionar mejor cuando los tipos están bajos. Se trata de activos de larga duración (los flujos de efectivo se hacen esperar) y por tanto son más sensibles a las subidas de tipos que las acciones de valor, cuya duración es menor. En épocas de subida de los tipos de interés, los títulos con sesgo value suelen ofrecer un mejor rendimiento, en términos relativos, que los títulos de crecimiento”.
Van Rijn no considera que Japón vaya a verse muy afectado por la subida de los tipos de interés en Estados Unidos. De hecho, será beneficiosa para los bancos y las aseguradoras. La política monetaria actual pretende posibilitar una subida de la inflación y de los tipos de interés. Suceda lo que suceda en EE.UU., su efecto no será muy significativo. Van Rijn considera que las mejores oportunidades residen en los países en los que los inversores locales ejercer una mayor influencia: Japón, China e India. Tampoco espera que se produzca una nueva crisis monetaria a causa de la subida de los tipos en EE.UU., que sin embargo dará lugar a un fortalecimiento tanto de el dólar como de la deuda de mercados emergentes asiáticos denominada en dólares.
“Las divisas de Malasia, Tailandia y, ahora también, Indonesia se encuentran extremadamente baratas, con una devaluación de hasta el 40%.” En resumen, ya no tienen mucho más potencial bajista. El efecto monetario influyó en gran medida sobre los mercados en 2015 debido al éxodo del capital. “Si estos flujos de capital regresan, se producirá una recuperación. Pero si lo único que se produce es una estabilización de la situación actual, la recuperación será, como mucho, breve y después lo más probable es que el índice se mantenga en un rango de fluctuación muy limitado.”