La economía brasileña, centrada en las materias primas, se prepara para unas elecciones clave. Antes de las votaciones parlamentarias y presidenciales de octubre, los altos costes de capital, la inflación y el gasto fiscal podrían combinarse en un aumento de la volatilidad de los activos, explica Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier Private Bank.
Las encuestas de opinión muestran que el presidente derechista en funciones, Jair Bolsonaro, está por detrás del expresidente izquierdista, Luiz Inacio Lula da Silva.
El 2 de octubre, los votantes brasileños elegirán presidente, vicepresidente y un nuevo Congreso. El voto electrónico utiliza un sistema de doble ronda, por lo que, a menos que un candidato gane inesperadamente una mayoría absoluta, la votación irá a una segunda ronda el 30 de octubre. Posteriormente, el próximo gobierno tomará posesión en enero de 2023.
Cuando Bolsonaro fue elegido en 2018, la economía brasileña estaba saliendo de una profunda contracción. La pandemia hizo retroceder significativamente la economía de Brasil, que registró el segundo mayor número de muertes por Covid después de Estados Unidos, y más de una décima parte del total registrado a nivel mundial. En 2020, con la llegada del virus, la economía se contrajo casi un 4% en comparación con el año anterior, según los datos del Banco Mundial, y luego creció casi un 5% en 2021. Aun así, tras más de una década de crecimiento interrumpido, la economía sigue sin ser mayor que en 2009. Prevemos una ralentización de la economía en el segundo semestre de 2022, que llevará el crecimiento al 1,5% para todo el año.
La agenda económica ha pasado a ser el tema clave de las elecciones. Mientras la duodécima economía del mundo por producto interior bruto (PIB) se ha ralentizado bajo un rápido ciclo de subidas de los tipos de interés para luchar contra la inflación, el gobierno está ofreciendo distintas ayudas a los hogares.
Tipos positivos, gasto fiscal
Desde marzo de 2021, el banco central, Banco do Brasil (BCB), ha aumentado 12 veces el tipo de interés del país, conocido como Selic, desde el 2%. El 3 de agosto, su tipo de referencia alcanzó el 13,75%, acercándose a su máximo previsto del 14% en septiembre. El BCB podría empezar a bajar los costes de endeudamiento, en tramos de 25 puntos básicos, a partir del segundo trimestre de 2023.
El BCB está lejos de cumplir su objetivo de inflación anual del 3,5% (con unos márgenes del 1, 5%) para 2022. Aunque la inflación ha mantenido los salarios reales relativamente bajos, el desempleo ha disminuido y en el segundo trimestre se situó por debajo de los niveles anteriores a la crisis, en un 9,3%.
Casi todos los ingresos fiscales de los gobiernos locales y una quinta parte de los ingresos fiscales federales de Brasil dependen de los precios mundiales de las materias primas y del tipo de cambio. El aumento de la demanda mundial de productos agrícolas y petróleo, las principales exportaciones del país, hizo que la balanza de pagos de Brasil alcanzara un superávit récord en 2021. Se prevé que esta tendencia continúe a medida que la economía mundial demande más productos básicos y a granel.
Sin embargo, a medida que las cadenas de suministro y los precios de las materias primas se estabilizan, esperamos que estos ingresos disminuyan, reduciendo los presupuestos disponibles de apoyo a los hogares.
Candidatos y programas rivales
El actual presidente está ahora por detrás de su némesis política en las encuestas de opinión. Los últimos sondeos apuntan a que Lula obtendrá el 44% de los votos en la primera vuelta, mientras que Bolsonaro podría obtener el 37%.
A pesar de sus diferencias políticas, tanto Bolsonaro como Lula han prometido dejar en marcha un aumento del 50% en el gasto en bienestar, que asciende a 70.000 millones de reales (13.500 millones de dólares) al año. Esta medida, que finalizará a finales de 2022, infringiría el límite de gasto del país y requeriría una exención por parte del Congreso.
Bolsonaro dice que aumentará los salarios de los trabajadores del gobierno y ajustará los impuestos sobre la renta. Lula quiere eliminar el límite de gasto que tiene el país desde hace dos décadas, sustituyéndolo por un mecanismo fiscal que permita un salario mínimo más alto, y aumentar el gasto en bienestar e infraestructuras. Lula ha elegido como vicepresidente a Geraldo Alckmin, ex gobernador de Sao Paulo, considerado simpatizante de las empresas y los mercados, contra el que ganó la segunda ronda de la carrera presidencial de 2006.
Gestión de la exposición a los activos brasileños
Brasil representaba el 10% del índice JPM Government Bond EM Broad Diversified Index a 1 de julio, por lo que cualquier empeoramiento de las perspectivas económicas podría tener repercusiones más amplias y hacer que los inversores ya expuestos a mercados emergentes estén menos dispuestos a ampliar su deuda.
“A finales de febrero comenzamos a exponernos a la deuda brasileña en moneda local, basándonos en su posición avanzada dentro del ciclo de política monetaria, y en su ventaja de precios más altos de las materias primas con menores riesgos geopolíticos, junto con una moneda infravalorada. No obstante, dada la volatilidad esperada en torno a los activos brasileños en el periodo previo a las elecciones, creemos que ahora es tácticamente prudente sacar provecho de nuestra exposición. Por lo tanto, hemos vendido nuestra posición en deuda pública brasileña para obtener un beneficio del 5%. Buscaremos nuevas oportunidades una vez que haya pasado el actual periodo de tensión política. Una eventual mejora de las perspectivas de la deuda pública brasileña, impulsada por el aumento de los precios de las materias primas, apoyaría a la moneda del país, que vemos cotizando a 4,8 reales por dólar, dentro de 12 meses”, dice Stéphane Monier.