La crisis de confianza se profundiza, mientras continúa la crisis cambiaria que ha provocado una nueva subida del dólar el miércoles, a pesar de las medidas tomadas el lunes para hacer frente al vencimiento de Lebacs. La rápida reacción del gobierno ha sido saludada por algunos analistas, mientras otros llaman la atención sobre la necesidad de cuidar las reservas en dólares del Banco Central. Nadie sabe cómo saldrá Argentina de la encrucijada con los datos actuales: fuerte inflación, devaluación, economía en retroceso (o recesiva), déficit fiscal y altas tasas de endeudamiento.
Desde Itaú llegan algunas señales positivas. Los analistas de la entidad consideran que el gobierno argentino está tomando las medidas adecuadas: “Una diferencia clave entre Argentina y Turquía es la actitud que han tenido las autoridades para enfrentar la volatilidad en el escenario externo. Argentina ya está en proceso de realizar ajustes, con un gasto primario que se reduce en más de 5% en términos reales durante el primer semestre del año, una alta tasa de interés ex-ante real y la implementación de un acuerdo con el FMI”, señalan.
Pero los analistas de Itaú añaden: “En nuestra opinión, las medidas recientes solo serán suficientes para estabilizar el peso y otros precios de los activos si disminuyen las tensiones en los mercados financieros externos. De hecho, los rendimientos de Lebacs ya se han visto por encima del 45% en los últimos días, por lo que la tasa de política en 45% no implica un ajuste de política «de facto» significativo. Además, destacamos que la capacidad del banco central para intervenir en el mercado cambiario (tanto el futuro como el spot) enfrenta restricciones por parte del FMI, lo que significa que el poder del banco central para la intervención es limitado”.
Las emisiones de deuda son una amenaza constante para las reservas del Banco Central y ya equivalen al 87% del PIB. Mientras, los mercados de acciones no dan señales de actividad capaces de mejorar la inversión extranjera y la entrada de capitales.
Alberto Inga, director de inversiones de Megainver, señala que “Argentina desde hace unos meses está particularmente sometida a un flujo negativo de capitales, los que ni siquiera encontraron un piso al pasar de mercado de frontera a emergente o con el acuerdo con el FMI. Desde hace mucho tiempo, las acciones no paran de caer (incluso en muchos casos con precios de oferta), los bonos siguen reflejando permanentemente un incremento del riesgo país y la moneda, que si bien mostraba cierto retraso con relación al dólar, la fuerte devaluación también llevó a incrementos significativos de las tasas domésticas, con la finalidad de contener la depreciación. Por otra parte, el contexto externo no es favorable. Desde los conflictos comerciales internacionales, la situación de Turquía o la incertidumbre de Brasil de cara a las elecciones, profundizan este momento de Argentina. El resultado de todo lo que ocurre se refleja en una alta inflación, iliquidez del mercado y un incipiente corte en la cadena de pagos”.
Las medidas para deshacer el stock de Lebacs todavía suscitan interrogantes: “Habrá que ver los plazos a los que se emitan estas Letras, la liquidez que puedan tener y como se constituirán los nuevos “market maker” los que deberían dar precios y de alguna forma soporte al sistema. Esto es particularmente importante para los Fondos Comunes de Inversión. Hoy casi el 60% de la industria es Cash Management y si bien en los últimos tiempos los Fondos con liquidación en t+1 fueron perdiendo fuerza frente a los Fondos Money Market, fue mayoritariamente producto de la volatilidad de los primeros que al desarrollo de los segundos”, asegura Alberto Inga.
El director comercial de Gletir, Juan José Varela, también destaca estos interrogantes: “El tradicional inversor de Lebac estará obligado a comenzar a diversificar su posición en el instrumento, si busca lógicamente conservar pesos. La Lete será una de las opciones por su similitud con las Letras del BCRA, y en donde se apunta que la única diferenciación será el emisor (se cambia deuda BCRA a Tesoro). No obstante, insistimos que el caso de las Letras del Tesoro aún falta confirmar mecanismo de colocación, plazos y deberá armarse el mercado secundario (hoy prácticamente inexistente)”.
El equipo de análisis de Max Valores señala en un informe que las Lebacs se convirtieron en la cara visible del problema del dólar para el BCRA, casi como un estigma: “Nos quedan dudas que utilizar reservas para recomprar las Lebac sea la solución al problema, especialmente mientras los inversores parecen dudar del programa financiero hasta 2019”.
Desde esa firma se asegura que el anuncio de la reprogramación de las Lebacs, tendiente a sacarlas del mercado, “es prácticamente neutral para el mercado cambiario en el mediano plazo desde nuestro punto de vista, en tanto que la reducción del stock implica: o bien una caída en las reservas internacionales, lo que sería similar a una intervención por parte del Banco Central en el mercado de cambios, o un intercambio por Letes en pesos del Tesoro, implicando mayor presión sobre el dólar en el futuro”.
Los analistas de Max Valores señalan que “vender reservas es una medida peligrosa en el actual escenario donde los inversores muestran preocupaciones acerca de la capacidad del Gobierno de renovar el stock de Letes en dólares. A su vez, un intercambio de Lebacs por Letes en pesos implicaría una expansión monetaria, añadiendo presión sobre el tipo de cambio o las tasas de interés en el futuro. Las medidas del Gobierno pueden ser efectivas en el corto plazo, pero arriesgadas desde nuestro punto de vista, dado el contexto internacional y la expectativa de los inversores, que podrían llevar al Gobierno a enfrentar condiciones macroeconómicas todavía más desafiantes el próximo año”.
En un extenso informe publicado este miércoles, Balanz señala que “Argentina está entrando en una versión acelerada de la destrucción creativa de Schumpeter”.
“El economista austríaco Joseph Schumpeter (1883-1950) se hizo famoso por su teoría de “Destrucción Creativa” que describe de manera efectiva la forma caótica y a veces dolorosa en que el capitalismo genera progreso. Relacionado a esta construcción teórica es la progresión continua del libre mercado hacia la revolución y la innovación que inevitablemente lleva a pérdidas de empleo, quiebras de empresas e industrias que van camino a desaparecer. Con el paso del tiempo, la sociedad compensa estos costos mediante la creación de nuevas industrias, productos más avanzados y oportunidades de empleo con mejores salarios. La esencia de la destrucción creativa es que tenes que tirar abajo para construir”.
Los analistas de Balanz piensan que “la administración de Macri está impulsando consciente o inconscientemente hacia una situación a lo Schumpeter en una economía argentina que ha estado luchando contra la modernización y la apertura económica desde que Perón empoderó a los sindicatos del país en 1945. No nos cabe ninguna duda de que los esfuerzos del gobierno por revolucionar el sector privado argentino seguirán enfrentándose a la dura oposición del sector obrero organizado, especialmente el histórico sindicato de camioneros encabezado por Hugo Moyano. El equipo económico de Cambiemos está poblado con ex-CEOs y experimentados gerentes del sector privado que están convencidos de que el futuro de la Argentina depende de fortalecer los sectores económicos que puedan generar o atraer inversiones en dólares, impulsar las exportaciones y generar la creación de clusters (proveedores, infraestructura, etc.) que ayudará a construir un gran stock de capital”