Muchos expertos promueven una dramática historia china en la que aseguran que una crisis económica o un aterrizaje duro del gigante asiático está a la vuelta de la esquina. Pero la realidad es más aburrida: aunque China se enfrenta a muchos desafíos, es probable que continúe contribuyendo a un tercio del crecimiento mundial más que protagonizar un colapso.
En su intervención en la conferencia anual ‘2016 Investment Forum’ celebrada por Matthews Asia en San Francisco, Andy Rothman, estratega de inversiónes de la firma, explicó por qué el pesimismo extremo sobre las perspectivas de China está impulsado por una falta de comprensión de lo mucho que la economía ha cambiado en los últimos años.
“La desaceleración del crecimiento en China es un hecho, pero ¿qué hay de cierto en un posible “aterrizaje duro?”, preguntaba a los asistentes. “Desde un punto de vista mediático, la historia de que China colapse es muy sexy, y dado el desconocimiento que hay sobre la economía”, es un argumento que gana adeptos con más facilidad, dijo.
“El ciudadano de a pie de las economías desarrolladas imagina China como una economía totalmente controlada por el estado, con un trasfondo todavía muy comunista, ciudades fantasma, compañías “zombies” y un enorme peso de las exportaciones y la inversión en el PIB. Pero la realidad de la economía en China se parece más a esto:
- El 80% del empleo en China está en manos privadas.
- Todo el crecimiento del empleo se genera por las PYMEs
- China se ha convertido en un mercado de emprendedores
- Se encamina al quinto año consecutivo en el que los servicios y el consumo representan una parte mayor de la economía que la fabricación y construcción”.
El reequilibrio de la economía China, desde la inversión al consumo, implica un menor crecimiento, afirmó el experto, pero no podemos olvidar que el año pasado China fue responsable de un 35% del crecimiento de la economía global y en definitiva, lo que ocurre en China tiene un gran impacto en la economía global y en la mayor parte de las compañías en las que invertimos, tanto dentro como fuera de China. “Por eso es importante para los inversores entender lo que realmente está sucediendo allí”, apuntó Rothman.
Como ejemplos de conceptos erróneos que siguen influyendo en la percepción de los inversores sobre la economía china, Rothman citó la deuda y el mercado inmobiliario.
Desconfianza en los datos
Es cierto que a la hora de abordar los datos macroeconómicos que publica China, existe cierta desconfianza que es muy difícil de superar. Para el gestor de Matthews Asia, el escepticismo es bastante claro. “Se habla de que hay un crecimiento del consumo eléctrico muy inferior a los datos de crecimiento del PIB. Y es así. Eso sucede, pero en Estados Unidos pasa lo mismo. El crecimiento viene de compañías y sectores de la industria mucho menos intensivos en electricidad, como puede ser Alibaba”, aclaró.
Otro ejemplo de lo que sucede: “También se cita con frecuencia la caída de las importaciones de las materias primas, pero ese dato siempre se da en dólares, no en volumen. Y la realidad es que el precio de las materias primas se ha desplomado en los últimos años, por lo que al mirar a las importaciones de materias primas en términos de volumen (toneladas), la desaceleración está lejos de ser dramática”, explicó.
Deuda
El problema de la deuda es grave, pero el riesgo de un aterrizaje duro o de una crisis bancaria es, en mi opinión, bajo. La razón principal de esto es que los posibles créditos fallidos son corporativos, no públicos. Esto proporciona al estado la capacidad de gestionar los tiempos y el ritmo de reconocimiento de los préstamos morosos. También es importante señalar que la mayoría de los posibles créditos fallidos son de las empresas estatales, mientras que las empresas privadas que emplean a la mayoría de la fuerza laboral y representan la mayor parte del crecimiento económico han estado inmersas en un proceso de desapalancamiento. Otros factores positivos son que el sistema bancario de China es muy líquido, y que el proceso de lidiar con estos créditos fallidos ha comenzado, añadió Rothman.
No se prevé una devaluación masiva del Renminbi
El año pasado el renminbi se depreció en torno a un 6% frente al dólar, mientras que en lo que llevamos de año acumula una caída del 4%. “Este ratio de depreciación previsible es de un 5% anual y seguramente la dirección variará en función de la fortaleza del dólar respecto al resto de las divisas del mundo. La realidad es que China sigue siendo un exportador competitivo a nivel global a pesar de que los salarios hayan crecido de media un 15% anual en los últimos años y el renminbi se haya apreciado más de un 40% frente el dólar desde 2005 hasta 2015”, concluyó Rothman.