El más perjudicado del resultado electoral del pasado martes en Estados Unidos parece ser México, y así lo descuentan los mercados, con una divisa que se depreciaba más de un 10% conforme se conocían los resultados hasta sobrepasar los 20.00 pesos por dólar.
El movimiento en la divisa mexicana es un reflejo del impacto que puede tener en la economía mexicana el mensaje transmitido por el Presidente Trump durante su campaña electoral en lo referente a NAFTA, TPP, remesas, la industria automovilística y las exportaciones manufactureras, opina Eduardo Antón, portfolio manager de Andbank Advisory Miami.
“En nuestro documento de opinión corporativa contemplábamos que la divisa pudiera alcanzar los niveles de peso-dólar 21.00 en el escenario de una victoria republicana, implicando una depreciación de más del 13% de los niveles del martes y cerca de un 30% de los mínimos vistos en noviembre 2015. La respuesta inmediata que podemos esperar de las autoridades mexicanas puede implicar un aumento en la tasa de referencia (de entre 50-100 pb), intervenciones directas en el tipo de cambio (~2.000 millones de dólares estadounidense) y la reiteración o incluso ampliación del objetivo de superávit primario hasta un 0.4% del PIB. Estas medidas esperamos se anuncien durante la próxima reunión oficial del banco de México el día 17 de noviembre”.
Desde el punto de vista de inversiones, Antón realiza un primer análisis del impacto que la presidencia de Trump pueda tener en los sectores mexicanos:
Industria automovilística: en una primera instancia al ser un sector cuyas empresas se benefician de la repatriación de ingresos en dólares, se puede esperar un efecto positivo en los beneficios de un sector cuyos gastos están denominados en pesos mexicanos y sus ventas en dólares estadounidenses. Sin embargo, en el medio plazo, y si se llegan a hacer modificaciones a NAFTA que impliquen una mayor tasa impositiva a la importación de automóviles a Estados Unidos desde México, cabría esperar un impacto negativo ante una reducción de la demanda y una reducción de los beneficios.
Bancos: sector en el que poco impacto tiene la evolución del tipo de cambio ya que los grandes bancos tienen cubierta su exposición a divisa de manera natural (depósitos y certificados de deuda en dólares estadounidenses) y a través de derivados. Sin embargo, es un sector de un alto componente cíclico que refleja el clima económico del país. En un entorno negativo para la economía mexicana, con un desempleo que pudiera crecer y hacer aumentar las tasas de impago obligará a los bancos a mantener más capital ante un aumento del riesgo de crédito.
Materiales: uno de los sectores más afectados de la depreciación debido a que gran proporción de sus costes operativos está denominados en dólares estadounidenses, de igual forma un impuesto en las remesas enviadas a México impactaría al sector que tiene una elevada demanda del sector informal. En el lado positivo es probable que empresas como CEMEX, con ventas en los Estados Unidos, se pueda beneficiar del aumento en el gasto de infraestructura.
Químicas: un sector en el que no espera un impacto negativo, la mayoría de las ventas de empresas como Mexchem o Alpek en los Estados Unidos son producidas internamente en el país. Por otra parte, estas empresas suelen tener una menor dolarización en sus costos y una mayor diversificación de exposición a divisas por lo que el impacto del tipo de cambio es menor.
Retail: un grupo muy diverso difícil de generalizar. Hay que prestar atención a aquellas empresas que tienen gran parte de sus costes en dólares estadounidenses y que trasladarán su aumento de costes a los consumidores aumentando sus precios. En segundo lugar, la industria del consumo podría verse afectada en el medio plazo si Trump mantiene sus planes de colocar restricciones a las remesas, y si el Banco Central se ve obligado a subir las tasas para controlar la inflación el consumo discrecional podría verse afectado.
Alimentación: en opinión de Eduardo Antón, es un sector también muy diverso. Por una parte hay empresas muy expuestas a las exportaciones a los Estados Unidos, por lo que un posible cambio en el TLC les podría afectar; y, sin embargo, otras empresas como GRUMA pueden ser beneficiadas de una depreciación de la divisa por su elevada posición en dólares estadounidenses y la naturaleza de su negocio.
Infraestructura: en una primera instancia sería un sector poco afectado en el corto plazo, salvo aquellas empresas que tengan unos niveles de deuda elevados en dólares estadounidenses. Sin embargo a medio plazo, ante un impacto negativo en la economía mexicana en el que el que se reduzcan costes, el gasto en infraestructura sería de los más afectados.
Turismo: la depreciación del tipo de cambio beneficia al sector, haciendo de México un destino más económico para visitantes extranjeros, beneficiándose desde los aeropuertos, aerolíneas y grupos hoteleros. “Preferimos aquellas empresas que tengan menores niveles de deuda en dólares estadounidenses” y que parte de sus ingresos estén denominados en esa moneda, como Aeropuertos, Aeroméxico y, de manera más cautelosa, Grupo Posadas.
Aún es pronto para evaluar cuales son las prioridades del Presidente Trump, por lo que este primer análisis del impacto en México se resume a la exposición a la divisa. “Conforme vayamos conociendo más detalles de las acciones en política comercial y migratoria el posicionamiento podría ir cambiando. No recomendamos tomar posiciones en pesos mexicanos y reducimos nuestra exposición a corporativos mexicanos en dólares estadounidenses, donde podemos esperar una ampliación de los diferenciales de crédito”, concluye el portfolio manager de AndBank Advisory en Miami.