En el primer semestre de 2015, los inversores se han enfrentado a un entorno favorable, con los precios del crudo muy por debajo de los 110 dólares el barril a los que gran parte del mercado se había acostumbrado, un tipo de cambio euro/dólar entre los 1,05 y 1,15 dólares, y por último, pero no menos importante, el anuncio del BCE en enero de la puesta en marcha de un potente programa de compra de activos («expansión cuantitativa»). Como reflejo de la importancia de esta noticia macroeconómica (y las esperadas señales de una recuperación económica), las valoraciones en muchos mercados de activos han tocado máximos históricos e incluso los han sobrepasado.
¿Va a volver la volatilidad a los mercados?, se pregunta retóricamente Andrea Mossetto, senior investment specialist, del equipo THEAM de BNP Paribas IP. La respuesta, tras lo sucedido con Grecia, parece un sí rotundo.
Después de años detendencias relativamente claras y tranquilas, determinadas principalmente por las decisiones de los bancos centrales del G-3, 2015 podría ser testigo de un repunte de la volatilidad. El 3 de junio, tras la abrupta subida de la rentabilidad de la deuda, el presidente del BCE, Mario Draghi, aconsejó a los inversores que se acostumbren a “períodos de mayor volatilidad».
Los mercados financieros fluctúan en respuesta a muchos factores, explica Mossetto, incluyendo las previsiones económicas, las tensiones geopolíticas y las decisiones políticas de los bancos centrales. Por lo tanto, unos datos económicos peor de lo esperado y un resurgimiento de las preocupaciones geopolíticas pueden generar rápidamente tensiones y aumentar la volatilidad, estima. Por esta razón, el control del nivel de volatilidad en los mercados financieros es de suma importancia para el equipo THEAM de BNP Paribas IP.
“Esto esprecisamente lo que la estrategia de Isovol THEAM nos permite hacer. Al colocar de nuevo la volatilidad en el centro de la gestión del portfolio y establecer su seguimiento como criterio fundamental de la asignación de activos, esta estrategia consigue dominar la volatilidad y mejorar la participación en las tendencias del mercado. De esta forma el proceso de inversión se basa no sólo en el juicio de un manager, sino de una señal relativamente simple: la volatilidad de los mercados en los que invierte”, cuenta el experto de BNP Paribas IP.
En términos de comportamiento, en una estrategia Isovol, los mercados ascendentes están, naturalmente, siendo comprados y los mercados volátiles están infraponderados, dice Mossetto. “El resultado es una reducción de las pérdidas máximas en tiempos de turbulencia en los mercados. Esto explica no sólo la atractiva rentabilidad obtenida por la estrategia en los últimos años, sino también la mejora de la participación en las diversas tendencias alcistas. En los últimos años, la estrategia de gestión de Isovol THEAM ha sido muy eficaz mejorando la rentabilidad ajustada al riesgo”.
Invertir de manera flexible, en un universo de activos internacionales variados, con una estrategia ampliamente diversificada a través de futuros y índices trackers, ayuda a dar a los inversores una visión clara de su exposición.
Por lo tanto, la estrategia Isovol puede ser especialmente adecuada para inversores que busquen una estrategia sencilla e intuitiva dirigida a un nivel estable de volatilidad, sin sacrificar el rendimiento.