¿Qué está sucediendo con la inflación en EE.UU.? Un tercer dato alto del índice de precios al consumidor (IPC) ha retrasado aún más las expectativas de recorte de tipos, e incluso ha planteado la posibilidad de un aumento. Desde la estimación de seis o siete recortes de tipos al comienzo del año, ahora los mercados esperan solo uno o dos en 2024. Esta situación pone más presión sobre las decisiones que tome la Reserva Federal de EE.UU. de aquí a final de año.
Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, explica que la persistente inflación en servicios está alimentando preocupaciones de que la cifra del IPC general se haya estancado un punto porcentual por encima del objetivo. Además, la inflación en servicios «core» se aceleró nuevamente en marzo. «Algunas tendencias en las recientes cifras del IPC podrían indicar una normalización que se ha demorado debido a los impactos de la era pandémica. Los costes de la vivienda tardaron en aumentar en las medidas oficiales de inflación después de que los alquileres para nuevos inquilinos se dispararan durante la pandemia. Ahora que la inflación de los alquileres para nuevos inquilinos ha caído bruscamente, es posible que el cambio esté tardando nuevamente en reflejarse en los índices oficiales de inflación. Los precios de los automóviles también aumentaron considerablemente debido a la dificultad para obtener piezas durante y después de la pandemia. Ahora, los costes de los servicios relacionados con los automóviles, incluido el seguro, podrían estar simplemente poniéndose al día», argumenta.
Mientras tanto, apunta que muchos otros componentes importantes de la inflación en Estados Unidos, incluidos los alimentos, están cayendo, y los precios de los bienes están firmemente en territorio deflacionario: El IPC también se destaca entre las medidas de inflación en Estados Unidos; y el Índice de Precios al Productor (IPP) de marzo se situó ligeramente por debajo de las expectativas. Además, los datos recientes del gasto en consumo personal (PCE), que es el índice preferido por la Reserva Federal (Fed), también han estado alrededor de un punto porcentual completo por debajo del IPC, tanto en términos generales como en su núcleo.
En opinión del experto de Lombard Odier, una medida crucial que vigilan los bancos centrales de los mercados desarrollados es la inflación vinculada a los salarios. «En este ámbito se observa una normalización en curso. Aunque el mercado laboral estadounidense sigue siendo muy fuerte -con la creación de muchos nuevos puestos de trabajo y una tasa de desempleo baja-, se está reequilibrando. Los ingresos medios por hora están disminuyendo y el número de personas que abandonan su empleo se mantiene ligeramente por debajo de las medias anteriores a la pandemia. La población activa crece y la productividad aumenta. Los cuatro indicadores del crecimiento salarial en EE.UU. muestran que está cayendo a una horquilla del 3-4%. Este nivel es coherente con una inflación general en torno al objetivo del 2% de la Fed», comenta.
¿Una segunda oleada de inflación?
Sobre si veremos o no una segunda oleada de inflación, apunta que por el lado de la demanda, esto requeriría un impulso persistente del crecimiento fiscal o salarial. «Este último se está ralentizando, y es improbable que el primero alcance las cotas de los paquetes de ayuda e iniciativas de la era de la pandemia, como la Ley de Reducción de la Inflación, la Ley de Chips y Ciencia, la Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo y la Ley del Plan de Rescate Americano», matiza.
Y por el lado de la oferta, no puede descarta otra perturbación, vinculada quizá a riesgos geopolíticos. «Más allá de un escenario de alto riesgo de una escalada militar más amplia en Oriente Medio, vemos dos canales obvios para que estos riesgos afecten a la inflación: una presión al alza sobre los precios de la energía y nuevas interrupciones o desvíos en las cadenas de suministro mundiales. En cuanto a la primera, observamos que la importante capacidad de producción de petróleo excedentaria de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, y la capacidad más limitada de Estados Unidos, podrían desplegarse para compensar cualquier perturbación a corto plazo de los precios del petróleo. Ya hemos analizado aquí escenarios de riesgo geopolítico para los precios del petróleo», argumenta.
También observa que las cadenas de suministro mundiales ya se están rediseñando de forma que reflejen los imperativos nacionales de reducir riesgos, asegurar los suministros y comerciar e invertir con los aliados. Y señala: «En Oriente Medio hay tres grandes puntos de estrangulamiento para el comercio mundial: el estrecho de Ormuz, el canal de Suez y el estrecho de Bab al-Mandeb. Aunque históricamente los conflictos en la región han tenido pocas implicaciones para los inversores mundiales, una escalada importante que atraiga a potencias de fuera de Oriente Medio sigue siendo un riesgo significativo. Sin embargo, la prolongación de los conflictos existentes y la «lógica de bloques» siguen siendo nuestra hipótesis de trabajo»
Y aunque las actuales subidas de los precios de la energía acaparan los titulares, a menos que un repunte en este sentido haga descarrilar las expectativas de inflación futura de los consumidores (que por ahora son relativamente estables), considera que la Fed no se inclinará a reaccionar. «Aunque seguimos atentos a los indicios de una interrupción importante de la oferta o de una reaceleración del mercado laboral, ninguno de ellos constituye nuestro caso base», advierte.
Los tipos bajarán en el segundo semestre
En su opinión, la sólida demanda de la economía estadounidense puede significar una mayor inflación de los servicios durante más tiempo. También reduce la urgencia de que la Fed recorte los tipos. «Seguimos viendo que la inflación subyacente del IPC caerá a una media del 2,7% en 2024, lo que permite cierta relajación monetaria este año. Esperamos hasta tres recortes de 25 puntos básicos (pb) en 2024, en función de los datos que vayan llegando, no sólo de la inflación, sino también de la fortaleza de los mercados laboral e inmobiliario, con la vista puesta también en cualquier indicio de tensiones en el sector financiero. En la medida de lo posible, la Fed querrá evitar recortar los tipos inmediatamente antes de las elecciones presidenciales, por temor a verse arrastrada a discusiones políticas. Esto podría abogar por un primer recorte en julio si los datos son favorables», argumenta.
Excepcionalismo estadounidense
Mientras tanto, EE.UU. es en gran medida el caso atípico entre las tendencias inflacionistas mundiales. El experto advierte de que la inflación mundial ha sido inferior a las expectativas este año y explica que se ha normalizado gradualmente a medida que la economía mundial se recuperaba de una serie de perturbaciones, desde las interrupciones de la cadena de suministro hasta la subida de los precios de la energía tras la invasión rusa de Ucrania. Las tendencias en EE.UU. han reflejado las del resto del mundo, pero a diferencia de otros países, la inflación también ha aumentado debido a las presiones sobre los precios impulsadas por la demanda. El Gobierno estadounidense prestó más apoyo financiero a los hogares, lo que se tradujo en un mayor gasto de los consumidores.
Según su análisis, en Europa, los argumentos a favor de recortar los tipos parecen más sólidos que en Estados Unidos. En su reunión de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) preparó el terreno para una bajada de tipos en junio. En marzo, la inflación de la zona euro se situó en el 2,4%, por debajo de las expectativas. El crecimiento está muy por debajo de la tendencia y el sector manufacturero del continente sigue luchando mientras Estados Unidos se recupera. Los bancos de la Eurozona desempeñan un papel más importante en la concesión de préstamos a las empresas que en EE.UU., y las encuestas muestran que las condiciones para la concesión de préstamos siguen siendo restrictivas y que la demanda de crédito está cayendo.
En el Reino Unido, también espera que el Banco de Inglaterra recorte los tipos en junio. Aunque la inflación de los servicios sigue siendo superior a la de EE.UU., en parte impulsada por el endurecimiento del mercado laboral y el menor crecimiento de la productividad, está bajando, junto con la inflación general. La economía también está débil. Mientras tanto, en Suiza, que ya ha iniciado su ciclo de relajación, la inflación está cayendo rápidamente, y esperamos un segundo recorte de 50 puntos básicos en junio.
Inclinarse por el dólar
Ahora bien, qué significan los cambios en la dinámica de la inflación y los tipos para nuestro posicionamiento de inversión. «Reiteramos el argumento de que los inversores se aseguren rendimientos atractivos en bonos soberanos de alta calidad, incluidos los de EE.UU. (que subieron tras el informe del IPC), la zona del euro y el Reino Unido. Mantenemos la renta variable en niveles estratégicos, ya que sopesamos la mejora de la economía y los recortes de tipos frente al sentimiento muy positivo de los inversores, las valoraciones plenas y el riesgo de volatilidad y correcciones futuras vinculadas a los acontecimientos en Oriente Medio», afirma Chaar.
En este sentido, su prolongada sobreponderación del dólar en las carteras se ha basado en los mejores resultados del crecimiento estadounidense y en la ventaja de rendimiento del dólar. «Esta última sólo se ampliará si la Fed se convierte en el segundo en Inter n a l mover ficha frente a los bancos centrales del otro lado del Atlántico. Entretanto, una sobreponderación del dólar también sirve como cobertura útil contra una inflación estadounidense más alta y prolongada y unos riesgos geopolíticos muy elevados», concluye.