Elegir entre gestión activa y pasiva no es una buena idea. Así quedó claro en La Noche Amundi, evento organizado por la gestora recientemente en Madrid, y en el que sus expertos pusieron en valor ambas opciones como grandes instrumentos para las carteras. “La inversión pasiva es una nueva herramienta cuyo uso se ha expandido mucho en los últimos años y que no trata de sustituir a la gestión activa, sino de añadirse a ella, así como la smart beta”, defendía Nicolas Fragneau, director de Especialistas de Producto de Amundi ETF, en el evento.
“Gestión activa, pasiva y smart beta son tres grandes instrumentos en tu caja de herramientas, susceptibles de utilizar por separado o de forma conjunta, cada una en su medida, para lograr una mejor rentabilidad”, añadía. Todo, teniendo en cuenta que MiFID II puede ser un revulsivo para la gestión indexada.
Por su parte, Alexandre Drabowicz, director adjunto de Renta Variable de Amundi, reconocía el crecimiento de la gestión pasiva a la hora de invertir en bolsa, aunque también defendía su enfoque activo: “El crecimiento en ETFs ha sido increíble: hay unos 4.000 fondos cotizados ya en el mundo, y además hay ya más índices que número de valores cotizados en EE.UU.” Ante este auge, hoy solo cabe ser más activos, decía: “La gestión activa aún está viva” y apuntaba a tres retos para la misma: proceso, rentabilidad y convicción. “En el proceso, hemos de tener en cuenta el aumento del factor investing, pues para los inversores es más fácil acceder a estas estrategias a buen precio, pero hemos de ofrecer mejores retornos ajustados al riesgo y la única forma de hacerlo es con más convicción en las carteras”. Así, el índice pasa a un segundo plano y siempre es clave analizar y estudiar la compañía y su gestión. “El analista es crucial en nuestro proceso para añadir valor frente a la gestión pasiva, pues es clave mantener un diálogo constante con las compañías y su dirección”.
Myles Bradshaw, director de Renta Fija Global Aggregate, Amundi London, defendía asimismo la gestión activa en renta fija, especialmente en un momento como el actual, donde los precios son altos y han de estar preparados para asumir una mayor volatilidad.
Cómo ganar en renta fija y variable
Para ganar en renta fija en este entorno, opta por ser flexibles, cubrir riesgos y tomar menos riesgo direccional: “Teniendo en cuenta la situación actual de tipos, no se puede esperar obtener retornos con el mismo riesgo que en el pasado, así que es necesario flexibilizar el proceso de inversión”, lo que en la práctica significa tomar menos riesgo direccional y más de valor relativo. “En nuestra cartera somos muy defensivos en el riesgo de tipos, que puede ayudar a proteger los retornos pero no es un catalizador para obtenerlos”, dice, y apuesta por estrategias de retorno absoluto.
“La economía global y europea mejoran, así que pensamos que los bancos europeos son opciones atractivas; el BCE acometerá la normalización monetaria en los próximos años pero se pueden extraer ganancias de capital jugando con la curva de rentabilidad; los emergentes son atractivos, siendo selectivos y apostando por países donde las dinámicas están cambiando…”, pone como ejemplos. Así, cree que su cartera puede ofrecer retornos del 3%-5%, y positivos también en mercados bajistas. “Lo hicimos el año pasado, y ahora con la última corrección estamos al alza; hay espacio y oportunidades para ganar en renta fija, pero con estrategias de valor relativo, un enfoque flexible y cubriendo riesgos”, apostilla.
En renta variable, las oportunidades están sobre todo en Europa: “Hoy en día vemos en Europa una mayor integración y una mejor situación macroeconómica y eso se traduce en mayores beneficios para las compañías europeas: esperamos un crecimiento de beneficios del 10% este año, lo que, sumado a una rentabilidad por dividendo del 3%-4%, conforman un coctail muy positivo con la renta variable europea”. Así, una eurozona más integrada, una mayor estabilidad política y un mayor crecimiento son los ingredientes adecuados para invertir en el activo.
¿Burbuja en la baja volatilidad?
Pero sigue habiendo riesgos, y las últimas correcciones lo han dejado claro. Con todo, para Bradshaw, es un episodio fugaz más que una tendencia o un cambio de régimen en la volatilidad: “Cuando el mercado estadounidense cae un 4% en media hora, es porque hay muchas fuerzas técnicas, más que fundamentales, moviendo el mercado. Desde un punto de vista fundamental, aún hay niveles bajos de volatilidad implícita, el panorama de crecimiento global es positivo…” El riesgo real para los mercados, dice el experto, es la inflación y el peligro de que se acelere más rápido de lo anticipado, con el consecuente efecto en los bancos centrales. “El riesgo clave es la inflación y si esa dinámica cambia tendremos un cambio estructural en el nivel de volatilidad en lugar de solo una subida temporal”, añade.
Para Drabowicz, la volatilidad es una oportunidad, centrándose en las valoraciones que deja y siendo oportunistas, y piensa que pasará de un nivel muy bajo a uno más sostenible y puede ofrecer también oportunidades de inversión invirtiendo en la volatilidad como activo. En Amundi cuentan con vehículos que invierten en la volatilidad de la renta variable: “Ha habido recientemente dos burbujas: la del bitcoin, que está explotando, y la segunda es la de la baja volatilidad, que ya también está haciéndolo. Nuestros fondos de volatilidad tuvieron un mal 2017 pero ahora están yendo muy bien”, añadió.
Desde el lado de los ETFs, Fragneau recordó que se pueden usar para cubrir las carteras y apostó por vehículos como los ETFs sobre renta fija flotante, o de renta variable de mercado neutral, sin beta ni correlación con el movimiento de los mercados.