MiFID II, la tecnología, la inversión sostenible, la inversión pasiva, los nuevos hábitos de los inversores o la formación son los principales temas que durante los últimos dos años han hecho que el sector del asesoramiento financiero y de la gestión de patrimonio evolucionen y cambien. Ahora es el momento de ir asentando estos cambios y analizar cómo ha quedado configurada la industria, en particular las EAFs (empresas de asesoramiento financiero).
Con este reto por delante, Aseafi (Asociación de empresas de asesoramiento financiero) ha organizado una jornada en Madrid bajo el título “Perspectivas, selección y posicionamiento 2020”. En palabras del presidente de la asociación, Carlos García Ciriza, “dado el efecto que ha producido MiFID II en nuestro trabajo diario es necesario sentarnos a valorar cómo ha impactado todo esto en el sector”.
Uno de los puntos clave de la jornada fue analizar la tendencia de concentración y reconversión que vive que el sector, tanto por las numerosos operaciones de compra entre EAFs como por la transformación a otro tipo de entidades, en particular en agencias de valores y gestoras. Para ilustrar este momento, García Ciriza ha realizado la siguiente descripción: “Dentro del mundo de las empresas de asesoramiento, las firmas más pequeñas son las que están encontrando más problemas de viabilidad, debido a las novedades normativas. Estas firmas, con un volumen de negocio inferior a los 100 millones euros, son las que tienen que buscar alternativas. Una de esas alternativas es fusionarse con otras compañías. En cambio, las firmas que tienen más tamaño están en un momento que ni ganan ni pierden, aunque algunas empresas sí que están creciendo”.
Para el responsable de Aseafi, el tamaño se ha convertido en una de las claves de supervivencia dentro del sector. En su opinión, el sistema financiero está pasando de un sistema de distribución de productos a un sistema de asesoramiento, y considera que es algo importante para la salud del inversor. Según Pedro Suárez, director del departamento de Transacciones de EY, las EAFs no deberían quedarse en stand by frente a todos estos cambios. “Quedarse quieto no es una opción. Las EAFs tienen delante dos caminos muy claros: ampliar sus servicios dando valor añadido, por ejemplo dando asesoramiento en productos muy nicho, o realizar movimientos corporativos que les permitan ganar volumen o transformarse en otras entidades, agencias de valores o gestoras”, ha explicado Suárez desde su experiencia como consultor.
Suárez considera que lo que están buscando las firmas de asesoramiento en este tipo de fusiones y compras es “ganar tamaño, ampliar la base de cliente, contar con más profesionales, hacer más sostenibles los costes y ganar visibilidad en el mercado”, ha afirmado. Su colega Enrique Fernández Albarracín, socio legal de EY, señala que las operaciones como la protagonizada hace unos días por Amundi, quien ha comprado la gestora del Sabadell, son un ejemplo de cómo este movimiento de concentración no ocurre solo entre las EAFs, sino en toda la industria de gestión de activos. “Las grandes firmas de gestión se están orientando hacia la creación productos de todo tipo o hacia la especialización, mientras que están buscando socios u oportunidades de compra para la parte de distribución”, ha apuntado Fernández.
Herramientas para el cambio
La visión de Suárez es muy constructiva y defiende que las EAFs tienen numerosos recursos a su disposición para buscar alternativas estratégicas que les permitan aumentar sus ingresos, ser más eficientes y poner en valor su propuesta de asesoramiento. “La presión sobre los márgenes es algo que no va a cambiar a corto plazo, y por lo tanto hay que hacer una revisión los costes y un reposicionamiento estratégico: valorar la incorporación de agentes para tener más capilaridad comercial, ampliar el asesoramiento a productos nicho, especializarse, transformar el modelo de negocio o hacer implementaciones tecnológicas, por ejemplo”, ha explicado Suárez durante su participación en estas jornadas de Aseafi.
Desde el punto de vista de las firmas con más experiencia, el principal motor de los cambios que ha vivido el sector ha sido el regulatorio, tanto nacional como europeo. “Todavía quedan aspectos que tienen que ser regulados y que preocupan a las autoridades, como por ejemplo lo que implica la tecnología y la digitalización, la externalización de servicios o divisiones y lo que ya recoge MiFID II sobre las retrocesiones. Estas son algunas de las tendencias que veremos próximamente en materia de regulación”, ha señalado Albarracín, socio legal de EY.
Ahora bien, la palabra cambio no tiene por qué ser negativa. “Algunos de estos cambios han sido muy positivos. Por ejemplo, MiFID II ha potenciado aspectos como ser mucho más transparentes o estar más formados, pero también a poner en valor del factor humano que tiene el asesoramiento. Llevamos años hablando de cambios y seguiremos hablando de ellos porque siempre vamos a evolucionar, y eso es positivo”, ha afirmado José Miguel Maté, vicepresidente de EFPA España y consejero delegado de Tressis.
Una valoración similar hace Cipriano Rodríguez Arias, socio en Orienta Capital, firma que hace un año se convirtió en gestora. “Hay una parte importante que no ha cambiado y que tiene que ver con la esencia de lo que hacemos: ofrecer una planificación financiera al cliente. Estos cambios no nos pueden distraer lo que es realmente importante y es el valor de que la inversión de nuestros clientes tenga sentido para ellos, aunque luego pasemos el 90% del tiempo hablando de productos, porque al final es lo que ve el cliente”.
Por último, y como bien ha apuntado Maté al inicio de su exposición, a las empresas de asesoramiento nunca le van a faltar retos. Por mencionar uno de los debates a los que se enfrenta el sector, Santiago Satrústegui, presidente de EFPA España y consejero delegado de Abante Asesores, puso sobre la mesa la gestión pasiva y la inversión sostenible. “Creo que abordar la inversión socialmente sostenible desde la gestión pasiva es bastante complicado, y creo que justamente ese espacio puede ser una oportunidad para las empresas de asesoramiento y la gestión activa”, ha señalado como ejemplo de transformar un reto en una oportunidad.