Se prevé que América Latina y el Caribe emerjan gradualmente de la recesión en 2017, pero para lograr un crecimiento sólido e inclusivo en el futuro, la región tiene que subsanar las brechas en infraestructura, mejorar los resultados de educación, afianzar el clima de negocios y abordar la corrupción, señaló el FMI en la última edición de Perspectivas económicas: Las Américas.
La cifra de crecimiento económico en América Latina y el Caribe en 2016 fue la tercera peor en 30 años: se contrajo un 1% después de haberse estancado en 2015. El crecimiento se vio frenado por una débil demanda interna debida a los menores precios de las materias primas, los ajustes fiscales y externos que están en curso en algunos países y otros factores nacionales específicos.
Según los pronósticos del FMI, el crecimiento se expandirá 1,1% este año y 2% en 2018. A mediano plazo, se prevé que el crecimiento permanezca en un nivel moderado de 2,6%.
El informe explica que estas perspectivas responden a cambios fundamentales en el panorama económico y de políticas a escala mundial, que incluyen un leve repunte de los precios de las materias primas y de la demanda proveniente de los socios comerciales, y una mayor incertidumbre mundial en torno a las políticas. La evolución de los factores internos seguirá incidiendo de manera significativa en muchas economías.
“Con una mayor incertidumbre en cuanto a las políticas a escala mundial pero un bajo nivel de volatilidad en los mercados, los países de nuestra región deben centrar la atención en resguardarse frente los riesgos a la baja, y al mismo tiempo ir en busca de un crecimiento fuerte, sostenible e inclusivo”, señaló Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, durante una rueda de prensa en São Paulo, Brasil.