En un contexto de recuperación heterogénea entre los distintos mercados que lo componen, el segmento de mercados emergentes siguió viendo flujos de entrada en el mes de mayo, aunque con menor fuerza que el mes anterior. Y la entrada más fuerte durante el mes se vio en América Latina.
Un informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés) estima que durante el quinto mes del año se registró la inversión neta de 13.800 millones de dólares en activos emergentes. En contraste, abril vio la entrada neta de 45.500 millones de dólares.
La llegada de capitales en mayo se basó principalmente en compras en los mercados de renta fija, con un total de 9.800 millones de dólares, mientras que los activos de renta variable atrajeron un flujo de entrada neto de 4.000 millones.
A nivel regional, América Latina tomó el protagonismo. Mayo trajo inversiones netas de 6.200 millones de dólares en el mercado accionario y de 1.700 millones de dólares en el mercado de renta fija en la región.
Por su parte, las regiones de Europa emergente y la zona de África y el Medio Oriente vieron la entrada neta de 6.500 millones de dólares, mientras que Asia emergente vivió una desinversión neta de 500 millones de dólares durante el mes.
“Un ambiente propicio para los activos riesgosos está alimentando un rebote en la deuda local de mercados emergentes y ayudando a que los retornos totales se recuperen”, escribió en el informe el economista Jonathan Fortun.
Para el economista de IIF, el complejo emergente está en un proceso de lenta recuperación. Esto considerando que, pese a que muchos países están viendo la luz al final del túnel con una reapertura parcial de sus actividades, algunas cuarentenas nuevas están limitando un rebote amplio y duradero.
“Es más, el aumento de presiones inflacionarias a lo largo del mercado ha afectado las perspectivas –especialmente en el mercado de renta variable–y puesto el foco en la respuesta de los encargados de las políticas”, explica Fortun.
A esto se suma que una creciente presión fiscal ha aumentado los niveles de deuda en el mundo emergente, elevando los déficits fiscales e imponiendo más desafíos para las finanzas públicas.
“El riesgo de un taper tantrum y eventos idiosincráticos han impactado las perspectivas. Sin embargo, las condiciones iniciales para la mayoría de los mercados emergentes son más favorables que en el episodio de taper tantrum de 2013”, indica Fortun.