Los mercados parecen haber saldado uno de los escollos más importantes a corto plazo: un acuerdo para el techo de deuda en EE.UU. que impida el impago por parte del Gobierno. El presidente Joe Biden y el líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, pactaron una prórroga del techo de deuda dos años. El acuerdo incluye endurecer los requisitos de empleo para los programas de ayuda alimentaria e introducirá topes de gasto durante dos años. En este sentido, el acuerdo prevé que, para el año fiscal 2024, el gasto discrecional no destinado a defensa se mantenga prácticamente estable, mientras que el gasto en defensa aumentaría un 3,5% respecto a este año. Por su parte, los gastos no relacionados con la defensa se incrementarían un 1% en 2025. En relación con los aumentos de gasto previstos, se trata de una reducción de entre el 0,2% y el 0,3% del PIB.
Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, señala que “la cantidad de recorte fiscal directamente atribuible al acuerdo va a ser mínima” y que es probable “que sólo cause una pequeña mella en la trayectoria de crecimiento de EE.UU. para el próximo año”. El experto opina que este acuerdo “podría haber sido mucho, mucho peor”, ya que “la posición inicial de partida de los republicanos en esta negociación “era muy dura”, teniendo en cuenta que el proyecto de ley que aprobaron en la Cámara de Representantes a finales de abril fue estimado por la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) en una reducción del gasto federal de un arrollador 1,6% del PIB en 2023, lo que “habría desencadenado con toda probabilidad una recesión muy importante en Estados Unidos”.
Por otro lado, lo que Moëc encuentra “muy positivo” en este acuerdo es que “la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) se ha mantenido fuera del ámbito del debate. La que probablemente sea la pieza legislativa más alentadora en EE.UU. en décadas por su potencial crecimiento es objeto de consenso”.
Por último, el experto advierte que “una cuestión crucial es que todas estas discusiones se están centrando en una fracción muy pequeña del presupuesto estadounidense, que no puede hacer frente a los retos -de enormes proporciones- a los que se enfrentan las finanzas públicas”. En este sentido, Moëc subraya que “la deriva a largo plazo de las finanzas públicas estadounidenses sigue sin abordarse”. Por su parte, Moëc concluye que “la Fed se encontraría en principio en una posición más cómoda”.
Por su parte, Lizzy Galbraith, economista política en abrdn, considera que el entendimiento entre Biden y McCarthy aumenta las probabilidades de que el Congreso estadounidense apruebe la elevación del techo de la deuda. La experta también prevé que ahora es más probable que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, anuncie que la fecha X “se alcanzaría un poco más tarde de lo que se pensaba, el 5 de junio”.
Desde Alger, socio del Grupo La Française, aprovechan la coyuntura para analizar la coyuntura de la deuda en EEUU, de tal manera que los expertos de la firma considera “importante” observar el panorama general para comprender la tendencia de la deuda y los costes de los intereses, para intentar prever cómo puede afectar a la economía en el futuro.
De esta manera, la firma recuerda que a principios de este año, la deuda federal de EE.UU. superó el techo de endeudamiento fijado en 31,4 billones de dólares. Sin embargo, destaca que el acelerado ritmo de crecimiento previsto de la deuda federal puede seguir siendo el centro de atención mucho después de este debate sobre el techo de la deuda, ya que la CBO estima que la deuda federal de EE.UU. aumentará hasta los 52 billones de dólares en 2033. Esto supondría aproximadamente el 137% del PIB, una cifra considerablemente superior al máximo del 119% alcanzado tras la Segunda Guerra Mundial. Además, según la CBO, se espera que los costes de los intereses federales aumenten de menos del 2% del PIB en 2022 al 3,6% en 2033 y al 6% a mediados de siglo.
“Creemos que la mayor carga de la deuda estadounidense podría lastrar el crecimiento económico en el futuro, a menos que la creciente deuda se gestione con una combinación de menor gasto o mayores impuestos”, concluyen desde Alger, que, sin embargo, aconsejan que los inversores deberían ver la deuda de EE.UU. en relación con el PIB “en comparación con el resto del mundo, pues muchos países tienen niveles de deuda más altos, por ejemplo, Japón”. Además, la firma cree que EE.UU. “sigue siendo fundamental para la economía mundial, ya que alberga algunas de las empresas más innovadoras del mundo y ha capeado con éxito muchas tormentas económicas a lo largo de su historia”.
Con todo, el acuerdo, a juicio de los expertos de Monex Europe, el acuerdo sobre el techo de deuda implica que ahora «los mercados tienen vía libre para volver a poner el foco en los fundamentos económicos» y en este punto, en la firma apuntan que los últimos datos -que incluyen un mayor crecimiento en el primer trimestre unido a una fortaleza del gasto de los consumidores- apuntan a que»aumenta las probabilidades de que la Fed suba los tipos en la reunión de junio».