En 1995, Kodak era una de las cinco marcas más reconocidas a nivel global. En 2012, se declaró en bancarrota. El mismo año que Marc Zuckerberg compró Instagram. Kodak también había adquirido una empresa de tecnología para compartir fotos en línea, pero pensó que ese negocio haría aumentar la impresión de fotografías, no se dieron cuenta que la empresa en línea era el nuevo negocio. Alison Porter, gestora de la estrategia Janus Henderson Horizon Global Technology, tiene más de 23 años de experiencia cubriendo el sector tecnológico y ha seguido de cerca el efecto que la disrupción puede tener en las empresas.
“Desde 1965 hasta ahora, hemos visto un enorme cambio en la longitud de la permanencia de las empresas en la lista Fortune 500. Mientras la permanencia media en la lista solía ser de 33 años, en 2017 la media bajó a poco más de 8 años. Esto significa que, en los próximos 10 años, más del 15% de las empresas que ahora son parte del listado Fortune 500 dejarán de serlo. Y esto es importante porque significa que los inversores deben considerar no sólo su exposición al sector tecnológico, sino la exposición a la tecnología que tienen todas las empresas”, explicó Porter.
“Las empresas del sector tecnológico se ven forzadas a crecer, innovar y crear disrupción. Es necesario tener una exposición a las empresas disruptivas para obtener unos rendimientos superiores. Por ejemplo, si se observa el índice MSCI Europe, se puede ver que solo un 5,6% pertenece al sector tecnológico. Las mayores rentabilidades de los últimos 20 años pertenecen a las regiones de Estados Unidos y China, que tienen una mayor exposición al sector tecnológico”.
Rendimientos superiores
Según apunta Alison Porter, el sector tecnológico seguirá teniendo un desempeño mayor siempre que los beneficios sigan siendo superiores al resto de los sectores. Desde 2008, los beneficios de las empresas tecnológicas, medidos por el índice MSCI AC World IT, tuvieron un crecimiento del 125%, mientras que en el mismo periodo el beneficio del resto de sectores, medido por el índice MSCI AC World non IT, creció un 21%.
“La reforma fiscal de Estados Unidos ha tenido dos impactos muy claros en el sector tecnológico y en el resto de los sectores del mercado. El primer impacto es muy positivo para las empresas del sector tecnológico, pues les ha permitido repatriar a Estados Unidos el efectivo que tenían en el balance contable a un menor coste. El segundo impacto, sin embargo, está relacionado con el hecho de que el sector tecnológico es un sector más global. Mientras que el sector de ventas minoristas y financiero es mucho más doméstico con menos ventas a nivel internacional, eso ha provocado que su tasa fiscal efectiva haya disminuido significativamente, permitiendo que sus beneficios crecieran más rápido en 2018. Este es el primer año que el sector tecnológico no ha superado el crecimiento de los beneficios del resto del mercado en un periodo de siete años. Conforme avanzamos a 2019, muy probablemente los efectos provocados por el cambio de régimen fiscal disminuirán, permitiendo que el sector tecnológico vuelva a crecer por encima del resto del mercado de renta variable”, argumentó.
“Gracias a la fortaleza del crecimiento de los beneficios del sector tecnológico, sus valoraciones se mantienen prudentemente en línea con la media de los últimos 20 años. A finales de la burbuja tecnológica, el sector tecnológico cotizaba en unos atractivos múltiplos relativos de 3x frente al resto de sectores. Ahora, cotizan en unos múltiplos P/E relativos de 1,25x y ya no son tan baratas.
Cuando se tiene en cuenta las valoraciones en términos relativos, Apple, Facebook y Google (Alphabet), exhiben de media unos múltiplos P/E de 18x con un crecimiento de los beneficios del 14%, además sus balances tienen una posición de efectivo neto de 265.000 millones de dólares. Mientras que Coca-cola, McDonalds y P&G tienen de media unos múltiplos P/E similares, de 18x, tan solo tienen un crecimiento esperado de sus beneficios del 7% y en sus balances tienen una deuda neta de más de 70.000 millones.
Las empresas del sector tecnológico suelen emplear el efectivo de sus balances para recomprar acciones. Hace diez años, tan sólo el 25% de las empresas tecnológicas pagaba dividendos, ahora son más de un 40%. Además, estas empresas utilizan sus excedentes de efectivo para invertir en investigación y desarrollo, 9 de los 20 mayores inversores son empresas tecnológicas y el año pasado el sector tecnológico invirtió más de 110.000 millones de dólares. Según dijo Jack Ma en el día del inversor en Alibaba, las empresas tecnológicas deben “matar su propio modelo de negocio”, si no lo hacen, la competencia lo hará por ellos, y si el negocio no tiene competidores, el gobierno matará su modelo de negocio por ellos. Jeff Bezos se expresó en términos similares cuando dijo que “el margen de tu empresa es mi oportunidad”. Esta es la razón por la que las empresas del sector tecnológico están acostumbradas a destruir sus propios márgenes y continúan reinvirtiendo su efectivo en innovación”.
La aceleración de la disrupción
El verdadero elemento disruptivo en el sector tecnológico es que el pago digital, la transformación del negocio digital, la nueva generación de infraestructura tecnológica de computación en la nube y la inteligencia artificial están convergiendo.
“Cuantos más productos y servicios podamos pagar con nuestras tarjetas a través de nuestros teléfonos inteligentes, cuantas más operaciones hagamos en línea, más modelos de negocio se basarán en una sociedad sin efectivo. Para que ese modelo funcione, necesitamos una mayor conectividad, una mejor wifi, un menor coste de computación y una mayor presencia de la inteligencia artificial.
En la actualidad, el iPhone X tiene un mayor poder de computación que el súper ordenador que permitió llegar al hombre a la luna. El coste de un iPhone en 1964 hubiera sido de unos 64 millones de dólares, si se la tecnología hubiera estado disponible.
En los últimos 12 años, hemos visto la explosión de la computación en la nube. Esta tecnología está permitiendo que muchas empresas start-up puedan desarrollar su propia infraestructura tecnológica, en lugar de comprarla. De hecho, durante el periodo de la burbuja de internet hubo unas 371 compañías que salieron a bolsa en busca de capital. El año pasado, solo hubo 25 salidas a bolsa. La diferencia radica en que las empresas necesitan mucho menos capital de lo que solían necesitar. Ahora, pueden simplemente alquilar su servidor y su capacidad de almacenaje en Amazon Web Services, o alquilarla en la plataforma Google Cloud o en Microsoft Azure”, comentó.
“Se ha hablado mucho de la carrera entre Estados Unidos y China por liderar el sector tecnológico, comparando las acciones FAANG contra las BATT, en una carrera por dominar la inteligencia artificial. Pero, si hay alguna empresa que realmente lidere la carrera de la inteligencia artificial, esa es Google (Alphabet). El algoritmo de búsqueda de nuestros teléfonos es uno de los más avanzados en inteligencia artificial. El nuevo asistente de Google, Google Duplex, utiliza un sistema avanzado de machine learning para replicar el habla. Esto abre una nueva área de disrupción para los servicios de llamadas.
Por último, la inteligencia artificial también tendrá un efecto disruptivo en el transporte. La conducción autónoma será adoptada de forma masiva cuando su seguridad sea probada. En Estados Unidos, hay una muerte en carretera cada 100.000 millas recorridas, cuando la conducción autónoma consiga superar esa barrera, se producirá la disrupción. Este cambio afectará también a las aseguradoras y a los fabricantes de automóviles. Alphabet es también en líder de la conducción autónoma, con una empresa llamada Waymo”, concluyó.