Este año, en Estados Unidos, los millennials superarán a los baby boomer como la generación adulta más numerosa del país. Esto, según explicó Alison Porter, gestora de la estrategia Janus Henderson Horizon Global Technology, tendrá enormes implicaciones para las empresas, pues su forma de interactuar con la tecnología y las noticias es totalmente diferente a la de las generaciones anteriores y además de decantarse por el alquiler en lugar de por la propiedad.
Otro gran cambio a tener en cuenta es el avance de la inteligencia artificial. Así, Janus Henderson percibe la disputa comercial entre Estados Unidos y China como un problema mucho más extenso, que tiene su principal foco en la protección y control de los derechos de la propiedad intelectual. El desarrollo de la seguridad nacional de las dos superpotencias se entrelaza con el desarrollo de la inteligencia artificial y de la tecnología.
La protección de los derechos de propiedad intelectual es un pilar importante de la política actual de la administración Trump, que se manifiesta no solo en los aranceles comerciales, sino también en unos mayores controles en la exportación y transferencia de los derechos de la propiedad intelectual. En el lado opuesto y por las mismas razones, China considera que el desarrollo de su industria tecnológica es una parte fundamental de los objetivos del programa “Made in China 2025”. En consecuencia, es poco probable que haya una resolución de las tensiones entre Estados Unidos y China en el corto plazo. Si estas tensiones llegasen a escalarse, podrían crear riesgos en la industria tecnológica que utiliza una cadena de suministro global.
El atractivo del sector tecnológico permanece intacto
En la opinión de Alison Porter, uno de los motivos por los que el atractivo del sector tecnológico permanece intacto es porque cada vez más y más gente está disponible y es accesible en cualquier momento gracias a los teléfonos inteligentes. Otras tendencias importantes son la capacidad de realizar pagos de forma digital y la infraestructura en la nube. Esta última permite a las empresas que utilizan esta tecnología conseguir una mayor escala con más rapidez y menor coste.
En la década de la burbuja de internet, las empresas tenían que conseguir financiación para cubrir la compra de servidores y capacidad de almacenamiento, dos de sus principales gastos de capital. Para estas empresas, estimar el tráfico de usuarios y la capacidad que necesitaban para sus páginas web era una tarea difícil.
“Amazon fue pionera en el negocio de la infraestructura de la nube, básicamente decidieron construir una mayor capacidad de almacenamiento y alquilarla a otras empresas. Esto tuvo un efecto vital para las empresas start-ups que comenzaron a alquilar capacidad de almacenamiento por segundos en Amazon, a través de Amazon Web Services, o en Google, a través de Azure. La utilización de la nube por parte de las start-ups establece una relación de consumo por demanda necesaria y su precio es mucho menor. Empresas como Airbnb, Netflix y Spotify nacieron en la nube, sin la necesidad de adquirir la tecnología, sino alquilándola a Amazon o Google, según las necesidades de sus negocios”, comentó Alison.
A parte de la flexibilidad que ofrece, otra ventaja de la infraestructura en la nube es su seguridad. Organismos como la CIA y el FBI han trasladado toda su infraestructura tecnológica a Amazon Web Services porque su seguridad es superior. “Hace un par de años, el director de tecnología de HSBC comunicó en un evento celebrado por Google que trasladaban gran parte de su infraestructura tecnológica a la nube para enfocarse en su negocio financiero. Supone un gran ahorro en gasto de capital para estas empresas y ofrece una mayor seguridad cibernética. La adopción de la nube es una tendencia secular muy poderosa que esperamos que se acelere independientemente del comportamiento de la economía, de las medidas fiscales o monetarias o de eventos políticos como el Brexit”, agregó.
Esto no exime de que algunas empresas tecnológicas se estén viendo afectadas por la desaceleración del crecimiento de la economía. “Las ventas de teléfonos iPhone disminuyeron durante el cuarto trimestre de 2018 y su ritmo de reemplazo se ha desacelerado. Esto tiene implicaciones para todas las empresas que venden componentes y chips para el iPhone. Por otro lado, Mastercard y Visa son empresas de software especializadas en la cadena de pago digital y no son inmunes a los efectos que producen en la actividad económica eventos como la gran crisis financiera”.
La industria automotriz y el sector financiero: en el punto de mira de la disrupción
El avance de la tecnología hasta ahora ha tenido un impacto especialmente disruptor en los medios de comunicación y en el comercio minorista. Los siguientes objetivos son la industria del automóvil y el sector financiero. En primer lugar, el mercado automovilístico espera crecer hasta los 6,7 billones de dólares en 2030, desde los 3,5 billones de dólares del sector en 2015. Se estima que alrededor de un 30% de este incremento en los ingresos, unos 1,5 billones de dólares, se obtendrá directamente a partir de las tecnologías emergentes, según datos de McKinsey y Janus Henderson.
Por lo general, los automóviles particulares tan solo son utilizados un 5% del tiempo, permaneciendo aparcados gran parte de su vida útil. Además, los millennials son mucho menos propensos a conducir, en áreas metropolitanas como en San Francisco o Nueva York se ha visto una enorme sustitución en la compra de vehículos por la contratación de servicios de Uber o Lyft.
“Estamos viendo una gran disrupción por parte de las empresas que permiten el alquiler de vehículos sin conductor como, por ejemplo, Zipcar. Pero también hemos visto una gran expansión en las empresas de micromovilidad, como las empresas de alquiler de bicicletas y motocicletas en las ciudades, que proporcionan alternativas de transporte. Además, están las empresas de navegación como Google Maps, CityMaps o Didi. Y, asimismo, hay que tener en cuenta la transformación que supone para las empresas aseguradoras y las empresas de energía”, explicó Alison.
Las empresas de transporte compartido buscan la mayor eficiencia posible en su flota de vehículos, por eso se han inclinado por los vehículos eléctricos. Está previsto que, Waymo, el proyecto de conducción autónoma de Alphabet (Google), lance su plataforma comercial de vehículos sin conductor en este año. Por supuesto, la conducción autónoma tendrá implicaciones en el uso de los vehículos, pero también en las características que las personas desean dentro de un automóvil, pues el tiempo de conducción podrá ser empleado en trabajo, entretenimiento o relajación.
“Los fabricantes de automóviles deberían aprender de los errores de la industria comercial retail. Deben estar abiertos a colaboraciones con empresas y no tener miedo de cambiar su modelo existente”, agregó.
Por otro lado, también se espera una fuerte disrupción en el sector financiero. Apple ha anunciado el lanzamiento de Apple Card, una aplicación de pago disponible a través de la aplicación Apple Wallet de iPhone. Esta aplicación ha sido creada en colaboración con Goldman Sachs y Mastercard y ha sido construida en base al éxito de Apple Pay.
“Se trata de sembrar la idea de que la tecnología y las finanzas van juntas de la mano. Estamos viendo que cada vez se usa más a menudo Apple Pay para realizar pagos. En ese sentido, los millennials confían más en las empresas de tecnología que en los bancos. En China, Ant Financial, empresa matriz de Ali Pay, cuenta con 800 millones de usuarios y se especula que este año podría salir a bolsa. Con una valoración de 150.000 millones de dólares, es la empresa unicornio de capital privado con mayor valoración a nivel mundial. Diez años después de su lanzamiento, su valoración duplica a la de Goldman Sachs, que tiene 150 años de historia”, concluyó.