El PIB alemán del primer trimestre ha sido revisada a la baja y ya muestra que la locomotora europea desacelera. La primera economía de la zona euro se contrajo un 0,3%, lo que, unido a la caída del PIB del cuarto trimestre del año pasado, podría decirse que Alemania ha entrado en una recesión técnica durante el invierno. ¿Qué puede suponer esta cifra?
En principio, para Paul Diggle, economista jefe de abrdn, “en cierto modo, estas revisiones no constituyen una gran revelación, ya que , de hecho, el factor sorpresa habría sido luna resistencia de la economía alemana, y de la zona euro en general, durante el invierno”. La cuestión vendrá de cara al futuro, ya que, según Digge, “la cuestión es saber si nos espera una nueva debilidad impulsada por la elevada inflación y los altos tipos de interés”, puesto que el sector industrial alemán y el de la eurozona en general siguen siendo muy débiles, mientras que, al contrario, el sector de los servicios es sólido y los consumidores todavía resisten. Bajo su punto de vista, los precedentes históricos mandan, por lo que “las subidas de tipos van a provocar otra recesión a partir de finales de este año”.
Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin Sustainable AM, enmarca el dato de PIB en una batería de cifras que sugieren que “la economía alemana no está fuera de peligro”, como han mostrado también las cifras de actividad PMI y de confianza inversora IFO de mayo, ya que “indican una continua debilidad, particularmente en el sector manufacturero”. Por lo tanto, concluye que la renta variable alemana “se enfrenta a una ardua lucha en este entorno, dado que en las últimas semanas había empezado a cotizar en un contexto macroeconómico mucho más positivo”.
El dato de PIB se ha traducido para David Kohl, economista jefe de Julius Baer, en una rebaja en las estimaciones de crecimiento para Alemania de este año hasta situarlo en un 0,2%. Sin embargo, ve indicios para el optimismo relacionados con la locomotora alemana, ya que “aunque la ralentización del crecimiento parece significativa en términos de magnitud y duración, hay pocos indicios de que sea sostenida”.
En principio, porque, según Kohl, la decepcionante caída del consumo privado se debió principalmente a la fuerte subida de los precios, que lastró la confianza de los consumidores. Sin embargo, el experto no ve “restricciones presupuestarias reales que limiten el consumo privado”. Además, la inversión contribuyó sólidamente al crecimiento del PIB en los tres primeros meses del año, “lo que apunta a un fuerte impulso subyacente del crecimiento”.