El Eurizon Fund SLJ Local Emerging Markets Debt es un fondo de renta fija emergente en divisa local que invierte principalmente en deuda soberana y divisas emergentes, aunque también tiene margen para invertir en bonos corporativos y, de manera puntual, en bonos distressed o situaciones puntuales si el equipo gestor considera que hay valor en la operación. Es un fondo principalmente top down (80% de la estrategia), pero que lo combina con el análisis bottom up, que constituye el otro 20% de la estrategia. Alan Wilson es uno de los gestores que forman parte del equipo de Eurizon, compuesto por profesionales con dilatada experiencia en países emergentes. Recientemente ha estado de visita en España y ha hablado con Funds Society sobre el buen momento que está pasando esta clase de activo.
“Este año hay muchos obstáculos para los participantes del mercado: los conflictos geopolíticos, el avance de la inflación y la actuación de los bancos centrales, principalmente. Son obstáculos para los activos de riesgo y también para bonos de mercados emergentes, aunque es necesario destacar que estos lo han hecho muy bien, el índice JP Morgan GBI-EM, excluyendo los bonos rusos, ha presentado rendimientos positivos en lo que va de año”, comenta.
Este buen comportamiento relativo se explica, en su opinión, por dos razones. La primera, que “los bancos centrales de países emergentes ahora han construido credibilidad, actuaron con decisión, adelantándose a los países desarrollados, subiendo rápidamente los tipos para frenar a la inflación”. La segunda razón que destaca el experto es que “los Tesoros de estos países aprendieron la lección de crisis del pasado, emitiendo más deuda en divisa local para reducir la dependencia sobre la deuda en «divisa fuerte» . Como resultado, “el endeudamiento se ha convertido en deuda interna, y la emisión de deuda se ha centrado en inversores locales con mucho capital. Se trata de un paso importante: al concentrar la mayor parte de las necesidades de endeudamiento en deuda denominada en divisa local, los mercados emergentes han recorrido un largo camino hacia la disminución de la vulnerabilidad a los flujos de capital «calientes», mejorando la estabilidad», resume.
Si bien la invasión de Rusia a Ucrania ha tenido efectos perniciosos sobre distintas clases de activos, “en lo que respecta al mercado de deuda, la clase de activos ha aguantado bien” por lo que enfatiza que la deuda en divisa local “sí que está actuando como un diversificador de otras clases de activos”.
Wilson explica que el buen comportamiento de la deuda emergente en divisa local se debe a la conjunción afortunada de varias tendencias, hasta el punto de que habla de que “este año se han alineado los astros” para la clase de activo. “Da la sensación de que esta alineación de factores dentro de la clase de activos ofrecerá una oportunidad interesante”, afirma Wilson.
Concretamente se refiere a los siguientes factores:
- La correlación con el crecimiento global es positiva para los emergentes: «Si bien reconocemos la debilidad del mercado inmobiliario a corto plazo, los cierres esporádicos y la baja confianza de los consumidores en China (aunque es probable que esto se traduzca en un mayor dinamismo de las exportaciones), prevemos una perspectiva sólida para el crecimiento mundial», explica el experto, que añade:“Es probable que los mercados emergentes se beneficien de los efectos positivos de este contexto”.
- Las perspectivas para las materias primas son favorables; «es probable que persista la reciente presión sobre los precios de la energía, ya que la demanda posterior a la reapertura por el covid sigue cruzándose con unos mercados energéticos históricamente ajustados. Esto es una buena noticia para las economías exportadoras de materias primas de los mercados emergentes, que probablemente disfrutarán de un shock positivo en los términos de intercambio».
- Bancos centrales de mercados emergentes creíbles y mejor planificación de la política monetaria: “Los emergentes van por delante de la Fed, están preparados, y como resultado el carry ha vuelto y a lo grande”
- Factores técnicos: “El impacto acumulado del taper tantrum en 2013, la derrota de la «ola azul de Biden» en 2021 y el estallido geopolítico de este año en Ucrania, ha dado lugar a mínimos de varios años en el posicionamiento de los mercados emergentes. Creemos que este posicionamiento tímido se va a normalizar a medida que las estrellas se alineen para los mercados emergentes”.
En la actualidad, la cartera del fondo refleja tres grandes temas macro: perspectivas positivas de crecimiento global, el pico de la inflación y el restablecimiento de la cadena de suministro. Sobre el primer gran tema, Wilson se muestra optimista: “Aunque los nubarrones se han acumulado y el FMI no cree que vaya a ir más allá de una recesión técnica en el mundo emergente y, sin embargo, ha señalado riesgos a la baja para el crecimiento global general este año y el próximo, la prima de crecimiento en las economías emergentes en relación con las desarrolladas se ha revisado al alza tanto en 2022 (+1,3% desde +1,1%) como en 2023 (+2,6% desde 2,5%)». De hecho, de cara al futuro, el FMI espera que la prima de crecimiento de los mercados emergentes se mantenga en torno al +2,5% durante los próximos cinco años. «Cabe recordar que, normalmente, cuando se ha producido una prima de crecimiento de los emergentes frente a los desarrollados ha sido positivo para su renta fija y sus divisas”, indica el gestor.
En cuanto al segundo tema, remarca que la visión del equipo es que “la inflación está tocando techo”, al tiempo que recuerda que “los factores deflacionarios que marcaron la última década siguen ahí, como el avance de la tecnología o el envejecimiento de la población”. A esto se ha de añadir la visión del gestor sobre la evolución del dólar, que se ha apreciado incansablemente a lo largo del año: “Pensamos que el dólar, que se encuentra en proceso de alcanzar un máximo, está muy sobrevalorado. Como la inflación está cerca de tocar techo, cuando llegue ese momento la Fed tendrá que ser menos hawkish y la divisa perderá fuerza”. Finalmente, sobre el final de los cuellos de botella, el gestor declara: “Creemos que la oferta se va a normalizar”.
Por países, actualmente el equipo de Eurizon tiene opiniones muy constructivas sobre Brasil, tanto con sus bonos como con su divisa: “Brasil se beneficia del alza en los precios de las materias primas y su banco central ha estado muy activo, de hecho, se ha puesto al frente del ciclo de endurecimiento. Vemos muchas oportunidades por carry”, explica Wilson. En general, el gestor habla de la preferencia del equipo por los “empinadores de la curva” en los países que han alcanzado el pico de endurecimiento, como Brasil pero también República Checa: “Son países cuyos bancos centrales ya han pasado a su tasa terminal”, aclara el gestor.
China es otra sobreponderación que les resulta interesante. Wilson se declara alcista con la deuda: “Los bonos chinos son un buen lugar para invertir, ya que la inflación sigue siendo baja en relación con el resto del mundo». “Además, China es un buen diversificador de otros países emergentes, esperamos que haya flujos de vuelta a activos chinos”, añade.
En cambio, las principales infraponderaciones en el fondo son Hungría debido primordialmente a “las tensiones que mantiene el país con la Unión Europea a cuenta de las acusaciones de corrupción y su proximidad con la crisis geopolítica en Ucrania”, así como Egipto, en este caso por tratarse de una nación importadora neta de commodities.
Además de las apuestas en bonos, divisas y de manera más selectiva en compañías, siempre con un enfoque centrado en la búsqueda de activos líquidos, el equipo de Eurizon se cerciora de que la cartera respete la estrategia ESG: “Nos fijamos en los países que estén haciendo progresos hacia la sostenibilidad”, puntualiza Wilson. Como resultado de esta selección, el fondo tiene actualmente una duración de 5,5 años, con una TIR del 7,5%.