En opinión de Virginie Maisonneuve, CIO global renta variable de Allianz Global Investors, el reto al que se enfrentan los gestores de renta variable es “lidiar con el angosto camino de la normalización de la política monetaria en una desaceleración global sincronizada”.
Para la CIO, el punto de partida es bastante inusual donde confluyen varios factores: la retirada de liquidez por parte de los bancos centrales, una inflación disparada, un “nuevo” orden geopolítico internacional, rendimientos de bonos subiendo e índices de renta variable cayendo. “En este punto de mediados de año estamos asistiendo a la retirada de la expansión cuantitativa y aumentos de tipos en un mundo que se está desacelerando, no creciendo, lo cual es muy atípico. Teniendo en cuenta este telón de fondo, la pregunta para los inversores es: ¿cuál es el rumbo de este gran cambio?”, se plantea.
El comercio mundial, en tanto que parte del PIB, podría caer aún más, presionado por un dólar estadounidense fuerte y la dificultad para abastecerse de bienes. “Curiosamente, muchas empresas en Estados Unidos que han logrado reparar sus cadenas de suministro se encuentran ahora lidiando con crecientes niveles de inventario a medida que los consumidores reducen el gasto. Esto puede apuntar a una desaceleración de la demanda”, advierte.
Según sus estimaciones, la probabilidad de una desaceleración económica mundial fuerte y sincronizada se ve respaldada por los datos de M2 y otros indicadores; como el alto precio del petróleo, la caída de los índices manufactureros, el aumento de los tipos de interés y la reversión de los paquetes de apoyo económico implementados durante el apogeo de la pandemia. En este sentido afirma: “El impacto de la desaceleración del crecimiento en los márgenes y ganancias empresariales aún no se ha reflejado en muchas empresas, y aunque las valoraciones ya se han ajustado considerablemente, sigue siendo posible una próxima recesión de beneficios”.
Soluciones para las carteras de renta variable
Para Maisonneuve el punto de inflexión para los mercados de renta variable podría llegar cuando las expectativas de subidas de tipos de interés en Estados Unidos cambien de “saltos” de 50 puntos básicos a 25 puntos básicos o cero. “Este puede ser el momento en que las malas noticias se conviertan en buenas noticias para los mercados. Aunque el entorno económico en ese momento podría ser aún más desafiante de lo que es ahora, el final del ciclo de ajuste podría empezar a vislumbrarse. Todo esto tendría lugar en un contexto en el que el crecimiento es más difícil de observar y los tipos de interés son más altos de lo que han sido durante muchos años”.
Con esto en mente, considera que los inversores se podrían beneficiar de una cartera diversificada anclada en torno a un número seleccionado de estrategias de alta convicción. En primer lugar, apunta a acciones de valor de calidad que tienen buenos dividendos: pueden alcanzar un precio superior en un panorama de tipos de interés más altos. “Las acciones de crecimiento de calidad con balances generales sólidos y valoraciones reajustadas: estos valores podrían ser atractivos, ya que su perfil de crecimiento les ayuda a destacarse en un entorno de crecimiento global deficiente y desaceleración económica”, afirma.
También destaca temáticas como la seguridad energética y seguridad alimentaria: “Dada la incertidumbre geopolítica que ha sembrado vulnerabilidad en estas áreas, estas son inversiones temáticas relevantes que pueden ayudar a los inversores a reposicionar las carteras”, explica y añade también como idea las “acciones de innovación de impacto”.
Por último, señala directamente a la renta variable china, ya que podrían ser cada vez más atractivas, aunque es probable que la volatilidad continúe. “El crecimiento del PIB de China del 4%-5% es notablemente más alto que el de otras economías importantes del mundo; y su PIB también es alto en comparación con muchas economías emergentes. Además, China está menos expuesta a los efectos negativos de un dólar estadounidense fuerte, y el banco central de China está suavizando, y no endureciendo, su política monetaria”, concluye.