Tras la reunión del BCE, el protagonismo vuelve a la Reserva Federal estadounidense, que podría no seguir los pasos del organismo europeo. Todo apunta a que habrá un mantenimiento de los tipos por parte del equipo de Jerome Powell el miércoles, pero el foco de los expertos también se centrará en las pistas sobre los movimientos de los próximos encuentros.
Eric Winograd, economista jefe de AllianceBernstein, no cree que la decisión del BCE del pasado jueves influya en la decisión de la Reserva Federal, de la que sigue esperando un mantenimiento de los tipos de interés. También duda de que la Fed “proporcione el mismo tipo de orientación explícita que el BCE”. El experto recuerda que el actual gráfico de puntos refleja que habrá una subida de tipos adicional este año; pero puntualiza que un cambio en esa expectativa “sería una señal significativa de que el ciclo ha terminado, incluso si no es tan explícito como el lenguaje utilizado por el BCE”. Es más, si los puntos bajan, Winograd confía en que la Fed mantenga la puerta abierta a futuras subidas, ya que “la economía estadounidense cobró impulso en verano, incluso cuando la europea se ralentizó. Por ello, aun en caso de pensar que esa aceleración es temporal, tiene más sentido ser cauto que claro respecto al recorrido futuro”.
Bank of America también espera que la Reserva Federal mantenga el tipo de interés de los fondos federales entre el 5,25% y el 5,5% en su reunión de septiembre. “Este resultado sería coherente tanto con las recientes comunicaciones del organismo como con los actuales precios de mercado”. La firma, con todo, cree que el interés del mercado reside en el resumen de proyecciones de la Fed, del que espera que muestre una nueva subida de 25 pb, para un tipo terminal del 5,5%-5,75%. “Quizá la previsión más importante sea la mediana de 2024, que, en nuestra opinión, aumentará 25 puntos básicos hasta el 4,875%, lo que reflejará sólo 75 puntos básicos de recortes el próximo año”.
Para Christian Scherrmann, U.S. Economist en DWS, la presión para aumentar los tipos de interés “parece haber disminuido un poco antes de la reunión”, ya que algunos comentarios recientes de los banqueros centrales de Estados Unidos sugieren que su evaluación del riesgo puede haberse desplazado “un poco, desde un enfoque exclusivo en la inflación hacia una visión más equilibrada que incluye riesgos a la baja por el impulso económico”. Scherrmann también ve probable que Jerome Powell vuelva a mencionar los riesgos al alza para la inflación, “lo que mantendrá a la Fed dependiente de los datos” y, por lo tanto, seguirán presentes las expectativas sobre una subida de los tipos de interés en noviembre. Este sería el fin del endurecimiento monetario, que empezaría a revertirse, según el experto, con la primera bajada de tipos en el segundo semestre del año que viene.
También Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, se inclina por un mantenimiento de los tipos en esta reunión y un esquema de puntos que sugiera una nueva subida a finales de año. Sin embargo, el experto no cree que el organismo la lleve a cabo que la lleven a cabo. «Es poco probable que el mensaje del presidente Powell difiera mucho de su discurso en Jackson Hole. Reconocerá los progresos realizados en el frente de la inflación, así como el enfriamiento del mercado laboral. Pero también destacará que aún queda mucho camino por recorrer y que un repunte sostenido del crecimiento sería incoherente con una tendencia sostenida a la baja de la inflación», reconoce Olszyna-Marzys.
James McCann, economista jefe adjunto de abrdn, sin obviar que la Fed mantendrá tipos en este encuentro, ve posible que la opinión del organismo sobre los tipos a largo plazo (aquellos que mantienen la economía a un ritmo constante de crecimiento e inflación) haya aumentado, «pero dada la gran incertidumbre que rodea a los denominados tipos neutrales, no estamos convencidos de que la Reserva Federal vaya a cambiar de opinión en este momento». En este punto, McCann recuerda que «sus opiniones se han mantenido notablemente estables desde 2019, probablemente reflejando esta incertidumbre. Un cambio al alza sería una señal de halcones para la trayectoria a corto y largo plazo de los tipos de interés».
Geir Lode, director de Renta Variable Global de Federated Hermes Limited, hace hincapié en que la tendencia a la desinflación “siendo dominante a pesar del modesto repunte de las cifras de la inflación”. En combinación con más pruebas de un debilitamiento del mercado laboral, cree que lo más probable es que la Fed no suba los tipos la próxima semana y que la renta variable estadounidense repunte a corto plazo. Sin embargo, a medida que el alza de los tipos de interés empiece a hacer mella, el experto es consciente de que habrá presiones sobre los beneficios empresariales estadounidenses “en algún momento del próximo año” y, posiblemente, “una leve recesión”. Por lo tanto, Lode cree que los inversores deberían estar preparados para posicionar sus carteras “de forma más defensiva a medida que se desvanezca el repunte a corto plazo”.
Sin embargo, Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, sí ve una Fed agresiva en esta reunión de septiembre. No considera que los últimos datos económicos conocidos “vayan a desencadenar ninguna acción adicional por parte de la Reserva Federal”, por lo que se mantiene en su postura de que ya se ha alcanzado el punto álgido del endurecimiento. Pero también considera que los datos son suficientes para esperar que el FOMC adopte esta semana “una postura más agresiva” a través del mensaje de dependencia de los datos, lo que permitiría a la Reserva Federal «reservarse el derecho» de volver a subir si fuera necesario. Es más, la previsión mediana debería mostrar una subida más de los tipos. “Desde un punto de vista táctico, eliminar la última subida del gráfico de puntos podría enviar un mensaje excesivamente pesimista al mercado”.
Erik Weisman, economista jefe y gestor de carteras de MFS Investment Management, coincide en que la Fed hará una pausa en el endurecimiento monetario, pero matiza que el mercado ha estado rondando una probabilidad del 50% para otra subida este año: “Los participantes del mercado están casi desesperados por adivinar una respuesta a esta pregunta”. Weisman ve poco probable que el presidente Powell presente una inclinación dovish, “ya que le gustaría tener la opción de volver a subir los tipos”. De cara al año que viene, el mercado también se centrará en si hay algún cambio en el número previsto de recortes para 2024, así como en posibles cambios en las proyecciones de crecimiento del PIB, la tasa de desempleo y la inflación subyacente del PCE, según el experto. “Esta información puede ayudar a conformar una opinión sobre si la Reserva Federal podría estar cambiando hacia el mantenimiento de una estrategia de tipos más altos durante más tiempo, en lugar de volver a subir el tipo de interés oficial”.
Cristina Gavín Moreno, jefa de renta fija de Ibercaja Gestión, no espera que Powell haga cambios sustanciales en relación a anteriores mensajes, “reconociendo que la actividad económica continúa expandiéndose de forma modesta”, sin giros de guion tampoco en lo referente a salud del mercado laboral y evolución de precios. Bajo esta premisa, “el interés radica en anticipar cuándo veremos un cambio de rumbo en el sesgo de la Reserva Federal y podremos empezar a esperar bajadas en el tipo de intervención”. A día de hoy, Gavín retrasa ese momento a mediados de 2024 “como muy pronto”.
Tampoco Enguerrand Artaz, gestor de fondos de la Financière de l’Echiquier (LFDE), considera que la Fed debe subir los tipos en esta ocasión y, aunque persisten algunas dudas de cara a su reunión de noviembre, “es probable que su ciclo de alzas haya concluido ya”. A partir de ahora, el experto espera, en un primer momento, que los bancos centrales mantengan los tipos “en las elevadas cotas alcanzadas” para, en lo que denomina “un auténtico ejercicio de equilibrismo al borde de un precipicio”, comprobar si la tormenta inflacionista se ha disipado sin “desestabilizarse por las borrascas de la ralentización económica que arrecian desde hace meses”. Artaz explica que tras el COVID, el país va a enfrentarse a una triada peligrosa: un consumo que debería ralentizarse con fuerza durante los próximos meses; una reducción de los estímulos presupuestarios y un mercado laboral que comienza a fisurarse.
Ante este panorama, los bancos centrales están ante dos situaciones, según Artaz: en el escenario ideal, la inflación sigue descendiendo sin que la economía sufra un frenazo en seco, en cuyo caso los bancos centrales podrán embarcarse en un descenso “en rápel” recortando progresivamente los tipos de tal modo que los tipos reales se mantengan cerca de la neutralidad. El escenario pesimista, en el que la economía termina perdiendo sus asideros y los bancos centrales tendrán entonces que reactivar su función de red de seguridad «poniendo en marcha los mecanismos necesarios para frenar el descenso… y conseguir un aterrizaje lo menos accidentado posible».