El próximo año se presenta cargado de desafíos tanto políticos como con respecto a la pandemia, tras la aparición de la nueva variante Ómicron. Pero a nivel de carteras de inversión se mantendrá el liderazgo de la renta variable, sobre todo la estadounidense, ante la dificultad que presentan otras alternativas tradicionales, explicaron desde abrdn en la reciente presentación de sus Perspectivas Globales.
En una conferencia online, Stephanie Kelly, economista política y Deputy Head of the Research Institute de abrdn, dialogó con Robert Gilhooly, Senior Emerging Markets Economist, sobre la situación actual en los mercados desarrollados y emergentes. Craig Mackenzie, Head of Strategic Asset Allocation Research, presentó a continuación la visión de abrdn sobre asignación de activos a largo plazo.
Gilhooly destacó en primer término la diversidad en el crecimiento global dependiendo del impacto en cada región de las tasas de infección por COVID-19, inflación y tipos de interés. «La economía está en camino de recuperar sus niveles prepandémicos, pero aun así queda recorrido en algunos sectores, con el crecimiento constreñido por los problemas en las cadenas de suministro y las presiones inflacionarias», consideró.
Aunque todos estos factores se irán normalizando en los próximos trimestres, “podemos decir que la COVID-19 cambió de manera sustancial el equilibrio entre la oferta y la demanda, así como entre crecimiento e inflación. La inflación podría ser a corto plazo más elevada de lo previsto inicialmente, y eso podría resultar difícil de digerir para los mercados», añadió.
Por su parte, Kelly subrayó que la relativa tranquilidad en torno a la pandemia por el avance en la vacunación y la reducción de los casos graves se ha visto alterada con la aparición de la nueva variante y que es muy pronto para evaluar cómo serán sus efectos. «2021 fue un año de enormes desafíos en todos los sentidos tanto a nivel individual como colectivo, aunque también de éxito en lo relacionado con las vacunas», dijo, si bien reconoció que esto se aplica a los países desarrollados y no del mismo modo a los emergentes.
En estos últimos existe una gran diversidad de situaciones tanto en lo que respecta a la disponibilidad de las vacunas como a las tasas de vacunación. En Asia por ejemplo hay países que están entre los primeros de la lista en porcentaje de población inmunizada, mientras que otros son de los últimos. En los países de bajos ingresos será fundamental en 2022 el papel que pueden tener los medicamentos para el tratamiento de la enfermedad.
La inflación centra los debates
Uno de los elementos de mayor preocupación para los inversores es la inflación. Gilhooly explicó que el mundo se enfrenta a «una serie de shocks interconectados» que conforman una «tormenta perfecta» para el incremento de precios: el aumento en los precios de la energía, la escasez de semiconductores, los cuellos de botella en las cadenas de suministro y la falta de mano de obra, en particular en Estados Unidos. «Considero que estos shocks mantendrán la inflación incómodamente alta en los próximos seis a nueve meses, y luego volverán a moderarse. Incluso en Estados Unidos, donde el mercado laboral seguirá enfrentando dificultades y salarios más elevados, creemos que habrá una moderación de la inflación en la segunda mitad de 2022″.
En los mercados emergentes una vez más el panorama es diverso: algunos enfrentan presiones inflacionarias desde antes de la pandemia, sobre todo en América Latina, donde los bancos centrales seguirán respondiendo con subidas de tipos. En cambio, en Asia la situación es la contraria.
Elecciones y gobiernos
A nivel político, Kelly indicó que 2022 será un año muy interesante en Europa, con cambios de gobierno en Francia, en Alemania e, inesperadamente, otra vez el Brexit.
A nivel de la Unión Europea habrá una renegociación de las reglas fiscales con el foco puesto en la digitalización y un desarrollo más verde. Y a escala doméstica Francia vivirá unas elecciones presidenciales en las que los votantes tendrán que elegir con bastante probabilidad entre un candidato de centro y uno de ultraderecha. Mientras tanto, en Alemania habrá que observar cómo avanza una coalición formada por tres partidos que en principio no encajan bien juntos: socialdemócratas, verdes y liberales. «Pudieron ponerse de acuerdo pese a todo, y ese peso de la economía verde y digital jugó un papel importante para que lo consiguieran», opinó Kelly.
Finalmene, Europa vuelve a enfrentarse a las tensiones con Reino Unido por el Brexit, y en particular por el deseo de Londres de cambiar el protocolo de Irlanda del Norte.
América Latina está pendiente de los resultados de las reñidas y polarizadas elecciones en Chile, y asistirá en octubre a comicios en Brasil, donde también las encuestas prevén una segunda vuelta entre dos candidatos antagónicos como Bolsonaro y Lula.
Estados Unidos tendrá asimismo sus elecciones de mitad de mandato, en las que Biden podría perder su mayoría en la Cámara de Representantes, por lo que es fundamental que consiga sacar adelante sus principales proyectos de infraestructura antes de esos comicios.
Asignación de activos
Las estrategias más tradicionales de inversión suelen contener en torno a un 60% de renta variable y un 40% de fija, según el riesgo que se quiera asumir, y con una rotación dependiendo del momento del ciclo, explicó por su parte Craig Mackenzie. Al inicio del ciclo hay una sobreponderación de la renta variable al estar estos activos más baratos, y a medida que avanza el ciclo económico se toman posiciones más defensivas como bonos soberanos o corporativos de grado de inversión.
«Pero hoy nos enfrentamos a un problema doble: por una parte la ratio precio-beneficio ajustada cíclicamente (CAPE) está tremendamente cara en EE.UU. y bastante elevada en Europa», explicó (ver gráfico). La renta variable global solo ha estado más cara durante la burbuja de las puntocom en 2000, por lo que sería el momento de rotar a los bonos. «Pero, tal como muestra el cuadro de la derecha, un inversor europeo recibe en este caso un beneficio nominal de cero, y teniendo en cuenta la inflación, un beneficio real negativo», destacó.
Ante esta situación, muchos analistas creen que no hay alternativa a mantener la sobreponderación en renta variable. Para Mackenzie, la respuesta depende de cómo se considere la valoración de los activos, porque en 2000, cuando las acciones estaban por las nubes, hubiese sido un error no rotar aunque los bonos pagaran muy poco o incluso beneficios negativos, en vista de que lo contrario hubiese conllevado mayores pérdidas.
Las valoraciones no son algo independiente y estable, sino extremadamente sensibles a las condiciones económicas, en particular la inflación y los tipos de interés, destacó. Por ello, en una época de tasas libres de riesgo muy bajas como en la que nos encontramos, las altas valoraciones pueden estar justificadas. Para analizar estos riesgos, desde abrdn elaboran distintos escenarios económicos posibles o paradigmas para todas las clases de activos teniendo en cuenta las variables de inflación, tipos de interés y tasas de crecimiento. Y en ninguno de estos paradigmas la renta fija ofrece una solución mejor que la variable.
«En este escenario, seguimos sobreponderando la renta variable, en nuestras carteras equilibradas», resumió Mackenzie. Además, consideró que la ventaja de la renta variable estadounidense se mantendrá. Algunos países emergentes recortarán la distancia a medida que se vayan recuperando de la pandemia, pero no se esperan grandes cambios en Europa y Japón.
«Vemos potencial en activos alternativos como infraestructura y deuda soberana de países emergentes en moneda local, y estamos diversificando allí más que con un portfolio clásico de 60-40″, concluyó.