La economía global afronta un problema de crecimiento estructural como consecuencia de la liberalización social y los cambios tecnológicos. Según Stephanie Kelly, economista política de Aberdeen Standard Investments (ASI), ambos factores han provocado que los ingresos de las clases medias en los países desarrollados se estanquen o incluso desciendan. Esta situación ha favorecido el ascenso del populismo, que, lejos de desaparecer, “está aquí para quedarse”.
En un evento celebrado en Madrid, Kelly señaló que los avances tecnológicos han generado ya numerosos desafíos en la fuerza laboral: “En algunos mercados desarrollados, hemos visto un estancamiento en las rentas medias por el impacto en sectores como el manufacturero, donde los problemas laborales han sido más severos”. En ese sentido, destacó que, en países como el Reino Unido o Alemania, esto ha debilitado la productividad.
“Se trata de un problema de recualificación: el sector servicios no cuenta con los mecanismos tradicionales de apoyo que tenía el manufacturero hace 20 años”, señaló. A esto se une que, mientras caen las rentas medias, el 1% que representan las más altas continúa aumentando su riqueza, lo que provoca una “desilusión” social. “Hay claros problemas idiosincráticos que están haciendo que aumente el populismo”, insistió antes afirmar que el motivo por el que no cree que este vaya a desaparecer es que no ve probable que se articulen políticas que aborden esas problemáticas del mercado laboral.
En ese sentido, apuntó que, frente a lo que ocurre en Estados Unidos o el Reino Unido, en el resto Europa existe una mayor representación de las fuerzas populistas por contar con sistemas electorales más proporcionales. Por eso, consideró que los inversores deben tratar de apostar por dos cosas al mirar a los países desde una perspectiva política: que gobiernen partidos de centro, ya que estos no van a interferir en políticas monetarias y fiscales, y que cuenten con mayoría para ser capaces de mantener esa visión. Sin embargo, en la actualidad, esto no es tan fácil de encontrar, lo que genera incertidumbre.
El caso de España
Un claro ejemplo es el de España, con el acuerdo entre PSOE y Podemos tras la repetición electoral. “Después de que Sánchez asegurara que no podría dormir con Podemos en el Gobierno, dos partidos tradicionalmente rivales van a tener que gobernar juntos”, apuntó. Asimismo, recordó que ambos deberán apoyarse en fuerzas más pequeñas porque no cuentan con una mayoría absoluta. “Esto genera un entorno de gran incertidumbre a nivel de políticas, pero no tiene por qué provocar una crisis, ya que al no tener mayorías va a ser difícil implementar grandes cambios”.
En esa línea, hizo hincapié en que, estructuralmente, la economía española es bastante fuerte, por lo que, a nivel coyuntural, debería preocupar a los inversores mucho menos que Italia. A esto se une que en el país vecino existe un marcado euroescepticismo, mientras que en España no parece haber ningún riesgo de que se produzca su salida de la Eurozona.
Por ende, el mayor riesgo seguirá siendo el conflicto catalán, que, en su opinión, también ha sido lo que ha impulsado el auge del partido de extrema derecha Vox. Con todo, “no estamos muy nerviosos con que vaya a producirse la independencia de Cataluña, ya que es difícil que puedan celebrar un referéndum legal”, aseguró.
Los riesgos políticos globales para 2020
Mientras tanto, la guerra comercial, un Brexit duro, el impeachment de Donald Trump o la salida de Italia de la Eurozona son los cuatro riesgos políticos a los que habrá que prestar mayor atención en 2020. A su juicio, los dos últimos son los menos probables, mientras que las tensiones entre China y Estados Unidos seguirán siendo el “factor crucial” que generará incertidumbre en los mercados y marcará las decisiones de los inversores durante los próximos meses.
La economista política señaló que actualmente los aranceles medios entre ambas potencias son de un 21%, una “barrera enorme”, a la que se suma que se trata de un conflicto impredecible en el que un tuit de Donald Trump puede cambiarlo todo. “Aunque en diciembre se pospongan los aranceles, la escalada del conflicto va a continuar, por eso hay que vigilarlo muy de cerca”. De ahí que observen, por un lado, los factores de riesgo institucional que están ahí desde hace 20 años (como la rivalidad estratégica entre ambos o el sistema político estadounidense) y, por otro, los riesgos cíclicos más recientes, como la campaña presidencial en EE.UU.
En cuanto al Brexit, destacó el nerviosismo de los inversores internacionales por el claro impacto de esta situación en la economía británica. Kelly consideró que los conservadores tienen más posibilidades de ganar las elecciones y apuntó que el escenario más probable (en un 65-70%) es que la oposición se movilice en la Cámara de los Comunes y se produzca una salida negociada de la Unión Europea. Aun así, advirtió de que, si finalmente el Parlamento no recupera el control, sigue habiendo una probabilidad de entre el 15 y el 20% de que se produzca un Brexit duro.