La marcada caída de la producción industrial desde mediados de 2018 ha causado preocupación en el mercado por la posibilidad de que se produzca una recesión. Sin embargo, según Justin Kariya, estratega de inversiones en Aberdeen Standard Investments, hay señales de que ese riesgo se está desvaneciendo, por lo que mantendrá “un nivel moderado de riesgo” en sus estrategias teniendo en cuenta que los errores políticos seguirán generando periodos de volatilidad.
En un evento celebrado en Madrid, Kariya destacó que, a la hora de buscar signos de una recesión, los inversores suelen mirar los PMIs, un indicador que, “en realidad, en los últimos meses, ha comenzado a mostrar ciertas mejoras”. Además, el sector del consumo ha permanecido relativamente resistente, gracias a una tasa de paro baja y a un mercado inmobiliario que, al menos en Estados Unidos, continúa bastante fuerte.
Mientras, tanto en países emergentes como desarrollados, los bancos centrales están tratando de apoyar el crecimiento con políticas de expansión cuantitativa y el recorte de los tipos de interés. “Se está produciendo una flexibilización fiscal global a gran escala que va a tener efectos positivos, pero existe cierta impaciencia por el retraso de estos. Inversores como yo mismo somos algo escépticos sobre cómo de eficaz va a ser la relajación de las políticas esta vez”, afirmó Kariya.
A su juicio, las tensiones políticas y geopolíticas no van a desaparecer, sino que, más bien, “son la nueva norma”. El Brexit, el populismo europeo, el conflicto entre Japón y Corea del Sur, Oriente Medio, la situación en algunas partes de América Latina y, sobre todo, la guerra comercial China-Estados Unidos son, para ASI, focos de incertidumbre que afectan al sentimiento inversor.
En este contexto, “van a seguir produciéndose momentos de escalada de las tensiones en el mercado y momentos de caída, por lo que tenemos que ser tácticos y diversificar las carteras para identificar las oportunidades cuando se presenten”.
Estas circunstancias han sido valoradas por el mercado, por lo que la renta variable está registrando un lento crecimiento y la renta fija, una recesión. Al comparar el rendimiento del S&P 500 index dividend yield frente al de los bonos estadounidenses a 10 años, Kariya destacó que los segundos se encuentran por debajo, como ya sucedió en periodos de crisis: en 2015-2016, 2012-2013 y 2008-2009.
Esta situación puede ser positiva si las empresas mantienen sus balances fuertes. “Está claro que la rentabilidad de los bonos ha contabilizado un crecimiento mucho más negativo, pero los mercados están empezando a ver que el riesgo de recesión está desapareciendo y se puede avanzar un poco”, agregó.
En cuanto a las valoraciones de la renta variable, el gestor afirmó que siguen siendo relativamente atractivas y apuntó que el precio del valor en libros ha aumentado recientemente, como ocurre siempre que la Fed implementa una política de relajación monetaria y se evita una recesión. “La expansión de la valoración es positiva y no estamos viendo la exuberancia que suele producirse cuando se acerca el final de un ciclo, por eso estamos seguros asumiendo un riesgo moderado”, afirmó.
Aun así, hizo hincapié en que los inversores continúan muy precavidos, algo que se refleja claramente en que están manteniendo mucho dinero en efectivo en sus balances. En estas circunstancias, se inclinó por la renta variable emergente y la japonesa, al considerarlos “mercados pro-cíclicos que pueden rendir bien”, e instó a estar pendientes de Estados Unidos para aprovechar las oportunidades que se presenten. También destacó su interés por todo aquello con lo que se pueda obtener alto rendimiento, como la deuda high yield. En cuanto a los bonos gubernamentales, consideró que los bajos tipos de interés no son particularmente positivos para ellos.