Desde la esclavitud moderna hasta la representación femenina en la plantilla, las empresas se ven acosadas por una lista cada vez mayor de preocupaciones sociales. Estas cuestiones representan una proporción mayor de las controversias empresariales que las cuestiones medioambientales y de gobernanza. Sin embargo, los inversores centrados en ESG, que se han vuelto cada vez más sistemáticos y sofisticados en la incorporación de factores ambientales y de gobernanza en las decisiones de inversión, no tienen procesos igualmente sólidos para abordar los factores sociales.
Saskia Kort-Chick, Directora de Investigación y Compromiso ASG-Inversión Responsable en AllianceBernstein, responde al reto de la esclavitud moderna desde el punto de vista de la inversión, cuáles son los objetivos y desafíos por delante, y cómo cambiar el esquema.
¿En qué consiste la esclavitud moderna en una y qué oportunidades presenta a nivel de inversión?
No existe una definición internacionalmente aceptada de lo que es la esclavitud moderna. Pero la OIT se refiere a una serie de indicadores. Se incluyen conceptos como la explotación sexual, el matrimonio forzoso, o el trabajo forzoso, que es lo más relevante para nosotros como inversores. Para nosotros como inversores tiene especial interés la servidumbre por las deudas. Así, por ejemplo, pagas para tener un trabajo y después, una vez en el trabajo, tienes que pagar la vivienda, la comida, las facturas médicas, por lo que te ves atrapado con un gran endeudamiento grande con un salario demasiado pequeño. En este sentido, se incluye también conceptos como el trabajo infantil, que es probablemente una de las formas con las que la mayoría de la gente no está familiarizada. Ahora, las estimaciones son que, a nivel mundial, hay más de 50 millones de personas que son víctimas de prácticas de esclavitud moderna, lo cual representa un número enorme. La mayoría son mujeres y niños. Ocurre en los mercados emergentes. Pero también es muy importante saber que sucede en España y en los mercados desarrollados. Se puede pensar que esto se produce en industrias de alto riesgo, como la industria de la confección, la industria tecnológica, la minería, la construcción, pero también ocurre en la industria agrícola. Antes hablábamos de recoger fresas y tomates, o la industria de la limpieza. Por tanto, lo tenemos delante de nuestras narices en el día a día. Se trata de una red criminal que representa unos 150.000 millones de beneficios anuales, lo que la convierte en uno de los delitos más rentables del mundo.
¿Qué podríamos hacer en términos de inversión para cambiar la situación?
Hay que partir de por qué creemos que es importante y, a continuación, ver qué oportunidades creo que los inversores tienen ante sí. Pensamos que hay tres razones por las que esto es cada vez más importante fundamental para los inversores. La primera es que la legislación es cada vez más estricta en todo el mundo. Se pide a las empresas que informen sobre lo que están haciendo sobre la esclavitud moderna. Hay cada vez hay más leyes que prohíben que los productos entren en los países si se han fabricado con trabajo forzoso. Esto aumenta la importancia del problema, además de ser lo correcto.
Ahora bien, dado que la esclavitud moderna es un delito impulsado por la codicia y las ganancias financieras, el sector financiero desempeña un papel clave en la detección y el desmantelamiento de la esclavitud moderna. Para nosotros, como inversores, lo más importante son nuestras empresas de inversión. Consideramos que, en la mayoría de nuestras carteras gestionadas activamente, el riesgo de esclavitud moderna y la forma en que las compañías gestionan ese riesgo pueden ayudarnos a comprender mejor la forma en que las empresas gestionan su cadena de suministro y nos permiten entender mejor nuestra tesis de inversión. Por tanto, creemos que puede mejorar nuestro análisis de inversiones.
Además, en segunda instancia, los inversores desempeñan un papel clave en la detección y el bloqueo de estas prácticas. Hemos desarrollado un marco de mejores prácticas, que describe lo que creemos que las empresas pueden hacer para hacer frente a la esclavitud moderna. Y nosotros, como inversores activos, queremos aprovechar nuestro posicionamiento comprometiéndonos activamente con las compañías en este asunto, con el objetivo de desarrollar estrategias sostenibles a largo plazo, que en última instancia, pensamos que pueden conducir a mejores rentabilidades en términos de inversión.
¿Cómo se seleccionan los activos para invertir en esta temática? ¿Cuál es la filosofía?
No utilizamos necesariamente un proceso independiente para seleccionar activos. Es parte de nuestro enfoque de la integración de ESG, que hacemos para muchas de nuestras carteras gestionadas activamente. De este modo, hemos desarrollado un proceso de tres pasos, uno es asignar una exposición al riesgo. Después, observar cómo gestiona la empresa esos riesgos, de modo que puede tener un riesgo elevado, pero gestionarlo muy bien. Y, por último, adoptar ese punto de vista e incorporarlo a la tesis de inversión.
¿Cómo se puede cambiar las malas prácticas del lado de la inversión con el enfoque de la esclavitud moderna?
Debido a que los riesgos entre algunas de estas industrias son muy altos, hay que saber diferenciarlos. Así, para la minería, la confección, la pesca, la tecnología y la banca, hemos desarrollado guías de mejores prácticas específicas para hacer frente a los riesgos en esas industrias. Permítanme darles un ejemplo: en la industria de la confección, las mujeres trabajan en fábricas. Por tanto, entre los riesgos se incluyen cosas como el acoso sexual, para las pruebas de embarazo, realmente cosas realmente relacionadas con el género femenino. Lo que se puede hacer para gestionar ese riesgo es realizar una auditoría social y visitar las fábricas. Si se compara con la pesca, a menudo se trata de trabajadores inmigrantes, hombres jóvenes que faenan en aguas internacionales. Por tanto, lo que son buenas prácticas para la industria pesquera es muy diferente de lo que lo son para la industria de la confección, y lo mismo ocurre con la industria del cacao en Costa de Marfil y Ghana, donde el problema se centra mucho más en el trabajo infantil. Así que, con los altos riesgos, queremos desarrollar marcos de buenas prácticas personalizados.
¿Cuál es la distribución geográfica de fondo, ya que no es igual la esclavitud moderna en los mercados emergentes que en los desarrollados?
Nos fijamos en los datos publicados por el índice global de la esclavitud. Son probablemente una de las fuentes de análisis más frecuentes cuando se trata de estadísticas sobre datos a nivel de país. Pero creo que lo que es realmente importante tener en cuenta que es una actividad criminal, está oculta. Y es realmente difícil definir las estadísticas reales, a menudo son estimaciones basadas en una serie de factores. Creo que una de las cosas clave que hemos aprendido es que también debemos seguir centrándonos en los mercados desarrollados, mucha gente se centra en los mercados emergentes, y son conscientes de los riesgos allí. Pero tienden a subestimar el riesgo en los mercados desarrollados. Por eso, cuando nos ponemos en contacto con las empresas hablamos de los riesgos, que existen en todo el mundo.
¿Cómo cree que podría cambiar la esclavitud moderna el próximo año al invertir en este tipo de temas en este tipo de empresas que están mejorando esos riesgos?
Hemos hablado con más de 100 empresas. Y ha habido una amplia gama de respuestas con algunas de ellas. Muchas tienen mucho por hacer, pero otras llevan una buena dinámica desde hace más de 30 años. Buscamos cambiar la esclavitud moderna desde la inversión. Lo que estamos buscando es la mejora continua. El problema existe desde hace siglos y requiere un enfoque multilateral. Por tanto, los inversores por sí solos no van a resolver este problema. Pero desempeñamos un papel clave a la hora de detectar y desbaratar la esclavitud moderna en nuestras carteras, y de mantener esas conversaciones con las empresas. Lo que buscamos es que, incluso si una empresa se encuentra en una fase muy temprana de su trayectoria y está progresando año tras año, y volviendo al marco de buenas prácticas, podamos ofrecer a la compañía una orientación muy específica sobre por dónde pensamos que puede empezar y cuáles podrían ser los siguientes pasos adecuados. Por ejemplo, había una empresa que se enfrentaba a acusaciones explotación infantil con uno de sus proveedores. Nos comprometimos con la empresa a enviarle los marcos de buenas prácticas y le enviamos una lista de recomendaciones mientras pensamos que pudieran adaptarse a esas buenas prácticas para iniciar su camino. Ese es el tipo de cosas que nos gustaría ver que las empresas mejoran.
¿Y tienen algún objetivo cuando invierten en este tema?
La meta global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es eliminar el trabajo forzoso para 2030 y el trabajo infantil para 2025. Si miras las estadísticas del índice global de esclavitud, eran alrededor de 40 más millones en 2017. Son más de 50 millones en las últimas cifras publicadas. Así que ha subido un 25%, en lugar de bajar. Y lo que realmente pone de relieve el tamaño y el desafío del problema al que nos enfrentamos es que la pandemia y el aumento de las desigualdades sociales están contribuyendo a que este problema crezca en este momento, en lugar de que se reduzca. Nuestro papel como inversores es a través de la participación activa con las empresas y siendo claros en cómo las empresas pueden mejorar.