El coronavirus sigue causando estragos en las economías y los mercados. Según AllianceBernstein, ha comenzado una ola de rebajas en la calificación, ángeles caídos e impagos de bonos corporativos, que podría convertirse en un tsunami antes de que la pandemia retroceda. Pero, a su juicio, eso no significa que los inversores deban mantenerse al margen: en muchos casos, los rendimientos de hoy compensan más que adecuadamente a los tenedores de bonos por las pérdidas potenciales.
Los defaults aumentarán
La tasa de impagos en el mercado de high yield de EE.UU. ya se ha recuperado hasta el 3,2% en lo que va de año, según JP Morgan, pero aún no estamos fuera de peligro. “Creemos que EE.UU. y otras economías desarrolladas permanecerán cerradas hasta verano y la actividad probablemente se reanude lentamente en la segunda mitad del año”, señala la gestora en un artículo. En este escenario base, espera que la tasa de impagos del high yield estadounidense suba hasta entre el 10% y el 13% en los próximos 12 meses, mientras que las tasas globales serán algo más bajas.
Con la apertura de varios servicios del mercado de crédito, los diferenciales de rendimiento de las empresas han caído un poco desde sus máximos. Pero una parte importante del mercado sigue operando con diferenciales superiores a los 1.500 puntos básicos. “Eso sugiere que el mercado está valorando los impagos en línea con nuestro escenario base. En otras palabras: los diferenciales de muchos bonos corporativos compensan ampliamente a los inversores por la próxima ola de impagos”, destaca.
Una ventisca de “falling angels”
Los impagos no son el único resultado potencial preocupante de una recesión repentina. AllianceBernstein señala que, incluso en los buenos tiempos, no es raro que las empresas que se aferran al último peldaño de la escalera del grado de inversión se conviertan en ángeles caídos (“falling angels”). De media, 72.000 millones de dólares en bonos de mayor calidad crediticia han sido rebajados a high yield cada año entre 2009 y 2018.
Asimismo, apunta que las preocupaciones en torno a los ángeles caídos son especialmente pronunciadas hoy en día, y no solo por la pandemia de coronavirus y el simultáneo crash petrolero. Durante la última década, el volumen de la deuda BBB se disparó a medida que los emisores aumentaron su apalancamiento.
“Una ola de degradaciones a través del acantilado entre el investment grade y el high yield podría encerrar grandes pérdidas para las estrategias restringidas de mayor calidad crediticia y provocar una revalorización perturbadora en el mercado de high yield”, advierte la entidad.
Ya en lo que va de año, con el estallido de problemas de liquidez y la falta de acceso al capital, el volumen de ángeles caídos ha superado los 150.000 millones de dólares, por encima del récord de 2009. Los sectores de energía y comercio minorista han encabezado el paquete.
AllianceBernstein estima que el 8,5% del mercado corporativo de mayor calidad crediticia de EE.UU. será degradado. Esto se acerca a las experiencias de crisis pasadas, como la recesión del 2002 (10%). En el pasado, el high yield ha absorbido de manera fiable grandes volúmenes de ángeles caídos.
No obstante, la posibilidad de que una ventisca de ángeles caídos abrume este mercado tanto en términos de volumen comparativo como de diferencia en la duración media ha ejercido una enorme presión sobre los bonos BBB- y los high yield con la calificación más alta. “Afortunadamente, con la Fed ahora preparada para comprar deuda de ángeles caídos y proporcionar liquidez a algunos de ellos, esa presión se reducirá”, señala.
Algunas industrias se salvarán
La mayor parte de los ángeles caídos serán emisores de industrias directamente afectadas por la crisis del coronavirus y las prolongadas cuarentenas, como el consumo cíclico, la automoción, el ocio o las aerolíneas. Según la gestora, también están en riesgo los emisores que entraron en la crisis altamente apalancados. Se trata principalmente de empresas de alimentos y bebidas, que se enfrentan a un duro camino debido a los restaurantes vacíos y a las interrupciones en la cadena de suministro. Asimismo, el sector energético está bajo presión extra con el shock del petróleo, aunque espera que los precios del crudo se recuperen con el tiempo.
Mientras, las industrias financieras y de servicios públicos pueden ser menos vulnerables. De hecho, solo representan un punto porcentual de la proyección de AllianceBernstein del 8,5% de ángeles caídos de EE.UU. “Aunque las ganancias dejan cierto margen de mejora, los balances de los grandes bancos eran relativamente sólidos al entrar en la crisis y los flujos de ingresos de los proveedores de servicios públicos deberían mantenerse estables”, asegura.
Aun así, advierte de que los fundamentales de ambos sectores también pueden deteriorarse a medida que la crisis continúe y la incertidumbre siga siendo elevada. “Por lo tanto, es importante ser selectivo y vigilante,” apunta al destacar que es el momento de comenzar a asumir algo más de riesgo, siempre con cautela.
En ese sentido, la gestora destaca su amplia oferta de fondos de renta fija, como el AB Global High Yield o el AB Short Duration High Yield, que buscan generar altos ingresos para los inversores. Mientras, el AB European Income y el AB American Income combinan la estabilidad de los bonos gubernamentales con los ingresos que pueden generarse a partir del crédito. “Todos ellos tienen un enfoque muy selectivo y se gestionan activamente para identificar los bonos con mayor potencial y proteger a los inversores de riesgos no deseados”, revela.