En esta primera parte del ‘High Yield Insight’, los expertos de Henderson Kevin Loome y Tom Ross examinan los componentes que hacen diferentes a los mercados de deuda high yield de Europa y de Estados Unidos. Al contar con equipos de crédito que operan desde ambos lados del Atlántico, la firma se encuentra en una posición privilegiada a la hora de evaluar los diversos matices de estos dos mercados regionales y lo que esto implica para los inversores.
Orígenes del mercado
Los orígenes del mercado de bonos high yield se encuentra en Estados Unidos, donde lleva habiendo un mercado identificable de bonos con calificación inferior a investment grade desde los años 70. En un principio, los bonos se empleaban para financiar fusiones o compras apalancadas, pero después empezaron a utilizarse para financiar deudas y las empresas financiadas comenzaron a considerarlos una fuente de capital con la que satisfacer sus crecientes necesidades comerciales. El concepto dio el salto al otro lado del Atlántico y, para la década de 1990, comenzó a formarse en Europa un mercado líquido de bonos high yield que creció con rapidez tras la crisis financiera.
Análisis de las diferencias
Aunque a ambos mercados les afectan factores similares, existen claras diferencias entre los dos. La oferta y la demanda, los componentes del mercado y el ciclo de crédito hacen que los mercados no siempre se muevan al unísono, como demuestra con claridad el siguiente gráfico de rentabilidad relativa. Comprender sus diferencias y semejanzas puede resultar muy útil con esta clase de activos.
Loome, responsable de deuda corporativa estadounidense, y Ross, que co-gestiona los fondos de crédito de retorno absoluto de Henderson, detallan las diferencias clave que podemos observar entre los dos mercados y cómo pueden tenerse en cuenta en la gestión de la cartera.
Todas las cifras son del 31 de mayo de 2016, proceden de Bloomberg y tienen que ver con los índices BofA Merrill Lynch US High Yield Master II Index (H0A0) y BofA Merrill Lynch European Currency High Yield Index (HP00), salvo si se indica lo contrario. HY se utiliza a menudo como abreviatura de high yield.
Componentes del mercado
El mercado estadounidense es considerablemente mayor, pero el europeo ha mostrado una mejor tendencia últimamente y, de hecho, ha crecido un 75% durante el período de cinco años que arrancó en mayo de 2011, frente al 19% del mercado norteamericano. El crecimiento del mercado europeo se ha producido en respuesta a la mayor confianza mostrada por los participantes, que ya conocen mejor el mercado high yield, aparte de por el hecho de que los deudores corporativos se han lanzado a la financiación con bonos al mostrarse los bancos más reacios a prestar por los ajustes en las normas relativas al capital bancario.
Asimismo, a los directores financieros de las empresas que intentan conseguir fondos les resultan menos onerosos los incurrence covenants (que entran en vigor cuando la compañía toma alguna medida específica, como una adquisición) de los bonos high yield que los maintenance covenants (con comprobaciones periódicas para que el prestatario mantenga un nivel acordado de salud financiera) de los préstamos bancarios prioritarios. En total, el mercado high yield estadounidense supone el 22,5% del mercado global de bonos corporativos estadounidenses, una proporción mayor que en Europa donde no asciende a más del 15,7%.
Fuente: Bloomberg, 31 de diciembre de 1999 a 30 de mayo de 2016. Valor de mercado en USD usando índices regionales de BofA Merrill Lynch (H0A0, HP00).
Al tratarse de un mercado que lleva más tiempo establecido, el estadounidense cuenta con más emisiones y emisores. El mercado de nueva emisión ha estado sorprendentemente flojo en Europa durante la primera mitad de 2016 pese a existir una gran demanda de bonos, ya que entre finales de mayo y principios de junio se ha producido un repunte en el número de compañías que han accedido al mercado. Las tendencias en nuevas emisiones tanto estadounidenses como europeas siguen favoreciendo a los emisores con una calificación más elevada; por ejemplo, el porcentaje de nueva emisión en Estados Unidos durante lo que llevamos de año de compañías con una calificación dividida de B o de triple C solo ha supuesto el 11%.
En Estados Unidos, las compañías que cotizan en bolsa suelen contar con un mayor número de emisiones. De hecho, cotizar en un mercado de valores puede resultar útil de dos maneras. En primer lugar, el mero hecho de cotizar en un mercado de valores le facilita a la compañía la posibilidad de emitir capital en acciones si tiene problemas, pudiendo incrementar sus reservas antes de exigir parte del capital de los inversores en bonos. En segundo, el precio de las acciones puede ofrecer una vía adicional para que estos inversores evalúen la situación de la compañía.
La elevada ponderación de la energía en el mercado estadounidense hace que se haya visto más afectada por la volatilidad en los precios del petróleo, lo que se refleja también en la tasa de morosidad más elevada de dicha región. En Europa, el sector energético no supone más que un 5,6% y se concentra en unas pocas compañías extranjeras que han emitido bonos en euros, como es el caso de la brasileña Petrobras y de Gazprom, el gigante ruso del petróleo y gas natural, mientras que en Estados Unidos nos encontramos con un abanico mucho mayor de emisores más pequeños en el sector. Eso significa que el mercado estadounidense ofrece un beta más elevado en el precio del petróleo. Por contra, Europa cuenta con una ponderación mayor en banca y telecomunicaciones, legado de las bajadas de calificación de compañías que anteriormente presentaban una calificación de investment grade.