El peso mexicano, ya dejó su control sobre la inflación. A diferencia de cómo se comportaban en el pasado, una caída en el valor de la moneda del país azteca ya no implica un alza inmediata en los precios al consumidor. De hecho, durante los últimos 12 meses, el peso perdió cerca de 17% mientras que la tasa de inflación anual de México cayó a un mínimo récord de 2,3%.
De acuerdo con Bloomberg, esta situación hace que al menos por ahora, a México no le importe si se vende la moneda. Comentan que el origen de esta transformación podría ser resultado de elementos tan variables como la credibilidad inflacionaria ganada con esfuerzo por México en las últimas dos décadas; la independización del banco central, o por el hecho de que al no tener como objetivo un nivel de tipo de cambio, así como el que una mayor competencia en el sector minorista dificulta el trasladar el costo a los consumidores; un débil consumo local, y crecimiento económico. Según citan a Bank of America, «el impacto actual de una caída de 1% en la moneda impulsa menos de 0,05% a la inflación».
Las reformas han ayudado a controlar el alza en los precios, e incluso a reducirlos – como en el caso de la telecomunicaciones, lo que libera al gobierno mexicano de tener que elevar las tasas de interés, afectando el crecimiento, cada vez que se liquida la moneda, la cual es la octava moneda más operada del mundo.
Según datos de la encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, realizada por Banxico en noviembre de 2015, y publicada este martes, los mexicanos bajaron sus perspectivas de inflación para el 2015 desde 2,66% a 2,4%, a la vez que situaron el tipo de cambio para finales del año a 16,7 pesos por dólar desde los 16,75 pesos estimados el mes pasado. En cuanto a sus expectativas de crecimiento para México, estas se elevaron desde un 2,29% a 2,44%.