En el entorno volátil que vivimos, los mayores desafíos para los inversores españoles a la vuelta del verano son controlar las emociones y buscar asesoramiento para construir carteras sólidas, con una gestión adecuada del riesgo. Sophie del Campo, directora general de la gestora Natixis Global AM para Iberia, Latinoamérica y US offshore, explica que la volatilidad seguirá sobre la mesa y ofrece algunos consejos para poder navegar este entorno con éxito.
“Las incertidumbres, sobre todo en el ámbito político, seguirán causando volatilidad en los mercados en las próximas semanas y meses. Aunque es imposible predecir qué nos depara el futuro, debemos recordar que con cada desafío viene una oportunidad. La clave para los inversores es que busquen el apoyo de gestores activos y con probada experiencia en entornos difíciles, que les ayuden a controlar sus emociones y a construir carteras duraderas sólidas, que optimicen la gestión del riesgo”.
“Desde nuestra firma llevamos mucho tiempo explicando que para superar las turbulencias del mercado lo más importante a la hora de invertir es eliminar emociones a la hora de invertir, definir objetivos de inversión personalizados y a largo plazo y permanecer invertido. Ésta sigue siendo nuestra principal recomendación para navegar en los complejos mercados de la actualidad: confiar en un plan financiero basado en unos objetivos de inversión bien definidos a largo plazo y mantenerlos, independientemente de lo que ocurra en los mercados. Es más, incluso en los momentos más difíciles de volatilidad, los inversores deberían seguir el camino que han definido”, explica.
Por tanto, en el entorno actual, ¿cómo puede el inversor español añadir valor a sus carteras de inversión? Sin duda, las estrategias de inversión que ayuden a controlar el riesgo asumido a la hora de invertir podrían ser las que más valor aporten a los inversores, dice. A continuación, ofrece algunas ideas basadas en cuatro estrategias diferentes:
1. Estrategias de renta variable que controlen la volatilidad, como el Seeyond Europe MinVariance o Seeyond Global MinVariance. Estas estrategias, a través de un enfoque de control de la volatilidad buscan reducir de un tercio la volatilidad de una cartera de renta variable (global o europea) invirtiendo en las acciones menos volátiles y escasamente correlacionados entre sí. El objetivo es ofrecer un rendimiento estable con carteras que tienden a ser más resistentes frente a las caídas del mercado a la vez que con potencial de revalorización en momentos de subidas.
2. Estrategias de renta fija a corto plazo como el Natixis Euro Short Term Credit. En un entorno de tipos de interés tan bajos, esta estrategia busca ofrecer a los inversores un perfil de riesgo-rentabilidad atractivo invirtiendo fundamentalmente en bonos corporativos de alta calidad crediticia, denominados en euros y de plazos cortos (menos afectados cuando se produzcan los citados movimientos de tipos de interés). Además, con el fin de optimizar la rentabilidad, podrá tomar posiciones ajenas a las del índice, invirtiendo en bonos de alto rendimiento y activos titulizados, hasta un máximo de un 15% de la cartera siempre y cuando pasen por el rating interno de Natixis AM (gracias al apoyo de un departamento independiente de análisis de crédito). Dentro de sus criterios de diversificación, el fondo siempre tendrá al menos 70-120 emisores en al menos 10 sectores.
3. Estrategias de renta fija emergente, como el Loomis Emerging Short Term Bond. Como activo, la renta fija emergente ha tenido históricamente correlaciones bajas con la renta fija tradicional y la renta variable. Además, con la baja rentabilidad de la renta fija de países OCDE, lleva a plantearse otras alternativas. La renta fija emergente corporativa en dólares, de calidad crediticia media de grado de inversión y de plazos cortos (menores a tres años) permiten acceder a unas yield atractivas superiores al 3% con volatilidades contraladas. El fondo se beneficia de unos gestores con entre 20 y 30 años de experiencia, y al no tener índice de referencia puede diferenciarse de los sectores y países representados habitualmente en el índice tradicional de esta clase de activo, para evitar concentración en determinados sectores (energético y o financiero), o determinados países con peor situación financiera (Rusia o Brasil). El objetivo de este enfoque es construir una cartera sólida (de media de grado de inversión) y diversificada (alrededor de 200 emisiones. El fondo invierte esencialmente en divisa de referencia (dólares) y plazos cortos, permitiendo así al fondo tener una volatilidad baja (2,7% a un año).
4. Estrategias de retorno absoluto, como el DNCA Invest Velador. Se trata de una estrategia de renta variable europea, que cubre parte o la totalidad de su exposición (un mínimo del 50% de su exposición neta y hasta el 100%). Así, el punto diferenciador de esta estrategia se halla en la búsqueda de creación de alfa con una gestión de convicción, limitando el riesgo de mercado, situando la valoración y el conocimiento de las empresas como base de su proceso de inversión. Es una estrategia que calificamos de “long covered”, invirtiendo en la parte larga a través de acciones y cubriendo parte, o la totalidad, de su exposición a renta variable a través de índices para minimizar la volatilidad de la cartera. Con este enfoque, trata de generar resultados recurrentes con una volatilidad moderada, siendo su objetivo no superar el 8% de volatilidad.
Claves para construir carteras duraderas
“Tras esta panorámica a ideas y estrategias para gestionar mejor el riesgo de la cartera, creo que puede resultar útil recordar nuestros cinco principios básicos de Construcción de Carteras Duraderas, para ayudar al inversor a construir carteras duraderas capaces de navegar en todos los entornos”, explica Del Campo. Son las siguientes:
1. Poner el riesgo como primer factor a la hora de construir la cartera: Los inversores deben intentar gestionar la volatilidad convirtiendo el riesgo, y no la rentabilidad, en el principal factor a la hora de realizar la asignación de activos. Para ello, el objetivo de las carteras debe ser en rango de riesgo consistente, y no un rango de rentabilidad potencial, incorporando las inversiones en función de su perfil de riesgo.
2. Aumentar la diversificación: Otro de los retos debe ser reducir el impacto de las fluctuaciones extremas del mercado haciendo uso de la gama de clases de activos y estrategias de inversión más amplia posible para mejorar la diversificación. Para ello es necesario combinar clases de activos tradicionales y alternativos con correlaciones bajas y con un nivel de riesgo definido.
3. Hacer un uso de los activos tradicionales más inteligente: Es necesario que los inversores hagan un mejor uso de las clases de activos tradicionales más inteligente (smart beta), aprovechando el potencial a largo plazo de acciones y bonos. Incluso en el entorno de inversión actual, estas clases de activos aún tienen su sitio en la cartera. Sin embargo, los asesores e inversores deben comprender las fortalezas y debilidades de cada clase de activo en el contexto del control del riesgo general de la cartera y la generación de retornos potenciales.
4. Incluir inversiones alternativas: Los inversores deberían considerar el empleo de clases de activos y estrategias de inversión alternativas para reducir la correlación, moderar la volatilidad y perseguir nuevas fuentes de alfa. Esto incluye estrategias como coberturas, ventas en corto y exposiciones largas o cortas a materias primas, divisas o activos inmobiliarios.
5. Ser consistentes en el tiempo: El proceso de construcción de carteras y ejecución por parte de los inversores debe ser consistente y centrarse en objetivos a largo plazo, con independencia de las fluctuaciones diarias del mercado.