Para Matt Christensen, responsable global de sostenibilidad e inversión de impacto de Allianz GI, la ISR es transversal en términos de inversión y alcanza a todos los activos, incluidos los que comprenden el mercado privado. Durante la celebración del evento online Allianz GI Private Markets Days, destacó que justamente estos mercados “serán los siguientes en crecer en términos de ESG en los próximos de 3 a 5 años”.
Según su experiencia, como gestores activos y globales, han sido testigos de cómo la ESG ha ido creciendo en todas las clases de activos. “Lo cierto es que la expectativa de nuestros clientes es que la ESG esté presente en todos los activos: eso supone para los mercados privados un gran reto y una oportunidad a través de la inversión de impacto”, señaló.
Reconoce que el compromiso ESG en los fondos de mercados privados está aumentando en la misma medida en que estos activos ganan popularidad entre los inversores. “El mismo crecimiento constante que hemos visto de la ESG sobre todos los tipos de activos, se está produciendo también en los fondos de capital privado. Algunas regiones como la europea, además, su aumento viene dado por la presión regulatoria”, añadió.
En ese crecimiento al que hace referencia, gran parte del protagonismo lo tiene la inversión de impacto, que está realizando el mismo recorrido que hizo la ESG cuando apareció: “Surge como algo minoritario que tiene un rápido crecimiento en términos de activos bajo gestión, soluciones de inversión, diseño de productos de fondos y demanda por parte de los inversores”.
Para él, un dato que muestra el potencial que tiene la inversión de impacto es que en el cómputo global de activos bajo gestión entre 2017 y 2019, la ESG creció casi un 40% mientras que la inversión de impacto apenas logró un 1%. Pero si miramos el crecimiento de los activos en ese mismo periodo, el crecimiento de la inversión de impacto fue superior. “Será una gran área de crecimiento durante los próximos de 3 a 5 años”, insistió.
Ahora bien, para trasladar este gran potencial de crecimiento y las oportunidades de inversión que supone al inversor, Christensen defiende que hay un reto previo: explicar bien qué es la inversión de impacto. Para ello, se refirió a la definición que la gestora ha elaborado y que constituye su marco de referencia: “La inversión de impacto se centra en un negocio o un objetivo que está diseñado para tener un impacto intencionado, medible y sostenible en la sociedad, mientras simultáneamente ofrece retornos en el mercado financiero”.
Para Christensen esta definición da respuesta a lo que se puede lograr en el ámbito de los mercados privados. “Lo que estamos viendo en los mercados privados es que la ESG se relacionado a la gestión de un riesgo que tienes en cuenta a la hora de invertir y de cómo aporta una información más sensible en el proceso de toma de decisiones, basándote en datos. Hacer que los inversores tomen una postura más cómoda porque se están teniendo en cuenta estos elementos en el riesgo. En la inversión de impacto tenemos presente esa intención de que haya un impacto sin renunciar a que se dé una rentabilidad financiera”, argumentó durante su presentación.
Por último, señaló una serie de elementos que están favoreciendo la inversión de impacto, como por ejemplo la arquitectura de los Objetivos De Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas que, en su opinión, permiten canalizar con mayor sencillez el capital. “Los inversores miran a este gran círculo de colores que también se ha introducido en la mente de los inversores y piensan, ¿cuál de todos estos ODS es más invertible?”, afirmó.
También puso el foco en lo relevante que es seguir consensuando estándares para toda la industria, así como normas que definan y propongan fórmulas para medir el impacto. El valor de esto no solo está en orientar los productos de inversión, sino en que los inversores puedan estar seguros de que se cumplen sus objetivos.