¡Bienvenidos al vuelo 2025FS! En este viaje por las principales perspectivas de las gestoras internacionales para el próximo año surcaremos el horizonte que están dibujando los bancos centrales y los beneficios empresariales, las oportunidades de inversión que dejan, las posibles turbulencias provocadas por la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y las crisis geopolíticas, así como los vientos de cola y en contra que afrontarán las carteras de los inversores. Pónganse cómodos y abróchense los cinturones, si quieren descubrir por qué la renta fija continuará siendo protagonista, cómo aprovechar las divergencias en renta variable y qué activos alternativos deberán permanecer o potenciarse en las carteras. ¡Despegamos!
A pocas semanas de acabar el año, hay pocas certezas y muchos matices de cara a 2025. Las firmas de inversión afinan sus outlooks y estrategias para afrontar los próximos 12 meses, no sin antes reconocer que 2024 estuvo marcado por una notable resiliencia y adaptación de los mercados financieros. A la hora de iniciar este vuelo que llevará al inversor a 2025, el primer mensaje de las gestoras internacionales es claro: el cambio de ciclo en la política monetaria de los bancos centrales, la inflación y los riesgos geopolíticos continuarán siendo factores clave en 2025.
“Los tres serán determinantes para el mercado. La inflación ha disminuido significativamente desde 2022, y aunque los tipos de interés están en un ciclo de reducción, no se espera que vuelvan a los niveles de la década de 2010. Además, la incertidumbre geopolítica, especialmente en Ucrania y Oriente Medio, continuará generando volatilidad a corto plazo. Estos factores macroeconómicos tendrán un peso considerable en la planificación de las carteras, con un enfoque en la selección de acciones y créditos de alta calidad”, afirma Rubén García, director general en Iberia, Italia y Latam de Columbia Threadneedle.
Es cierto, en 2025 hablaremos de los mismos factores que en 2024, pero con matices. Según plantea Melanie Lange, directora de desarrollo de Negocio para Iberia de Federated Hermes, “nos encontramos en un contexto de cambio estructural con unos tipos de interés más elevados durante más tiempo y algo de inflación, lo que sigue favoreciendo a los activos del mercado monetario. Además, el actual entorno de tipos de interés en descenso abre la puerta a aumentar la duración en las carteras y tomar posiciones en crédito, un segmento que ahora ofrece rendimientos atractivos y que comienza a captar el interés de los inversores. En ese sentido, también se vuelve una opción atractiva el crédito high yield, no solo por su rendimiento frente a la renta fija, sino también frente a la renta variable”. Ese es el segundo mensaje que lanzan las gestoras para 2025: el cambio de política monetaria abre la puerta a nuevas oportunidades en renta fija, que ya ha recuperado parte de su brillo a lo largo de 2024.
De la inflación al crecimiento
Nadège Dufossé, Global Head of Multi-Asset de Candriam, considera que esto demuestra que 2024 no terminará como comenzó: el ciclo de recortes de tipos ha comenzado -lo importante es cuánto y a qué ritmo-, el crecimiento se ha ralentizado en las principales economías y ya sabemos quién ocupará la Casa Blanca, Donald Trump.
Según Dufossé, estas certezas han hecho que la cuestión del crecimiento haya tomado protagonismo en detrimento de la evolución de la inflación, que tanto foco captó al inicio de este año. “Especialmente, la atención está puesta en Europa, donde la actividad sigue siendo débil, y sigue enfrentando mayores desafíos estructurales y un panorama económico más complicado. En Estados Unidos, sin embargo, la elección de Donald Trump podría influir en su panorama económico. Se espera que algunas de las políticas propuestas, incluidas las alzas arancelarias y un control más estricto de la inmigración, sean inflacionarias, lo que podría crear obstáculos para los planes de reducción de tasas de la Fed”, afirma Dufossé.
El cambio de ciclo en la política monetaria, la inflación y los riesgos geopolíticos seguirán siendo factores clave en 2025
Desde La Financière de l’Echiquier (LFDE) insisten en que las cuestiones macroeconómicas que siguen pendientes tienen más que ver con el crecimiento global que con la inflación. “¿Saldrá Europa del marasmo, ayudada por la caída de los tipos de interés, o persistirá la atonía? ¿Mantendrá EE.UU. su elevada velocidad de crucero? Estas preguntas reflejan preocupaciones de segundo orden sobre el nivel de crecimiento más que cuestiones fundamentales sobre la economía mundial, que en la mayoría de los escenarios parece mostrar un estado, como mínimo, correcto”, indican desde la firma.
Stefan Hofrichter, director de Economía y Estrategia Global de Allianz Global Investors, añade varios interrogantes: ¿experimentará EE.UU. un aterrizaje suave? ¿Cuál es el riesgo de una recesión? ¿O incluso se acelerará de nuevo la economía estadounidense? ¿Dónde está la tasa neutral para los tipos de interés en EE.UU.? Según explica, aunque las estimaciones actuales dentro de la Fed varían ampliamente, las expectativas de los banqueros centrales serán en última instancia el ancla para la política monetaria en 2025. Sin ignorar la política en sí: “Otro factor importante para los mercados será la política, en especial la estadounidense, tras la victoria de Donald Trump. Pero, sin olvidar que las tendencias de esta naturaleza pueden volverse importantes, la economía y las políticas monetarias seguirán siendo las que determinan la dirección de los mercados financieros”, asegura.
En este punto, y pese a que los datos de actividad y empleo en Estados Unidos han comenzado a deteriorarse -pero no de manera lineal-, las gestoras no consideran que vaya a producirse una recesión. “Los mercados financieros han puesto en valor un aterrizaje suave perfecto. Una desaceleración de la actividad económica o un resurgimiento de la inflación son los dos riesgos clave para esta perspectiva, por lo que vigilar los datos del mercado laboral y los precios será clave para entender hacia dónde se dirige la economía”, apunta Simone Rosti, responsable de Italia y Sur de Europa de Vanguard.
Rosti añade que un factor desconocido, pero importante, es el crecimiento de la productividad, que recientemente ha sorprendido al alza y ha respaldado la narrativa del aterrizaje suave. “Creemos que es poco probable que este fuerte crecimiento de la productividad se mantenga en 2025. Aunque consideramos que el impacto de la inteligencia artificial será transformador a largo plazo, pensamos que es demasiado pronto para verlo reflejado en el escenario de 2025. Atentos a una fuerte reversión en la productividad, lo que aumentará simultáneamente los riesgos de crecimiento e inflación”, advierte.
Simone Rosti (Vanguard): “los mercados han puesto en valor un aterrizaje suave perfecto. Una desaceleración de la actividad económica o un resurgimiento de la inflación son los dos riesgos clave para esta perspectiva”
Teniendo esto en cuenta -y he aquí el tercer mensaje clave para los inversores-, las gestoras internacionales consideran que, a corto plazo, el entorno sigue siendo en gran medida favorable para los activos de riesgo, respaldado por una inflación estable y la relajación de las condiciones financieras.
El peso de la geopolítica
Respecto a otro de los factores clave, la geopolítica, las firmas de inversión reconocen que sigue siendo un riesgo para las cuestiones macroeconómicas. En particular, señalan los conflictos de Ucrania y Oriente Medio, cuya evolución podría estar condicionada por el nuevo mandato presidencial de Trump. “En este sentido, sería temerario intentar una predicción, pero la experiencia sugiere que incluso las grandes turbulencias geopolíticas rara vez influyen en los mercados durante mucho tiempo”, reconocen desde LFDE.
Para Alicia García, responsable de M&G para España, Portugal y Andorra, es probable que la volatilidad del mercado persista debido al resultado de las elecciones en EE.UU. y a la intensificación del conflicto en Oriente Próximo. “La imposición de mayores aranceles a la importación en Estados Unidos y cuellos de botella en el suministro de petróleo de ámbito geopolítico podrían repercutir en las cifras de inflación futuras, y con ello quizá no dar marcha atrás, pero como mínimo sí retrasar los calendarios de recortes de tipos de los bancos centrales”, apunta. García reconoce que la volatilidad del mercado en el tercer trimestre ha sido un buen recordatorio de que nada debería darse por sentado: “Gran parte de lo acontecido no habría sorprendido si los participantes del mercado hubieran considerado el contexto actual, en lugar de consultar el manual de reglas bursátiles de consenso. La volatilidad puede ser inquietante y emocionalmente agotadora, pero con una construcción de cartera cuidadosa y un análisis fundamental disciplinado, estos episodios pueden crear oportunidades atractivas para inversores con horizontes a largo plazo”.
Teniendo en cuenta este análisis, Martina Álvarez, responsable de Ventas para Iberia de Janus Henderson, toma voz y lanza un cuarto mensaje a los inversores: “La influencia de la geopolítica obligará a adoptar un enfoque activo para posicionarse ante determinados cambios”. En su opinión, para el próximo año será esencial planificar las carteras para enfrentar las repercusiones de disputas transfronterizas, procesos de relocalización industrial y ajustes en las cadenas de suministro, entre otros factores.
Martina Álvarez (Janus Henderson): “volverá la demanda de soluciones equilibradas y diversificadas que permitan tener exposición a numerosos activos y temáticas”
“La importancia de comprender el contexto operativo de las empresas dentro de este nuevo escenario geopolítico será tan relevante como su análisis interno. Los inversores deben abrazar el cambio y pensar que los próximos 30 años para la inversión van a ser distintos de los últimos 30. Esto requiere de un análisis fundamental profundo y comprometido, enfocado en la identificación de los próximos ganadores y perdedores en un contexto de reequilibrio geopolítico, con la posibilidad de más aranceles tras la victoria de Trump o del incremento del gasto en Defensa en Europa”, argumenta Álvarez.
La renta fija consolida su papel
Hasta aquí la foto de cuál será el entorno en 2025 y sus principales riesgos, pero, ¿cuáles son las perspectivas de asset allocation y de los diferentes activos? Los expertos coinciden en que la renta fija volverá a ser protagonista.
“Los bonos son atractivos por sí mismos y no solo como un mecanismo de diversificación, como se observó después de la crisis financiera global cuando las tasas eran bajas. Seguirán siendo una buena fuente de ingresos estables, lo que se traduce en una perspectiva favorable para los inversores en deuda a largo plazo. Los diferenciales de crédito permanecen ajustados y, por lo tanto, los bonos gubernamentales son relativamente más atractivos. Creemos en el renovado beneficio de diversificación de la renta fija para el riesgo de la renta variable, dada la tendencia descendente en las correlaciones entre acciones y bonos y el reciente ejemplo de protección que notamos durante el verano. Para los inversores europeos, esperamos un rendimiento anualizado mediano del 3% para los bonos del área del euro en los próximos 10 años”, asegura Rosti.
Sobre el atractivo del activo, Víctor de la Morena, director de Inversiones de Amundi Iberia, coincide en que la deuda gubernamental de EE.UU. y Europa ofrece rendimientos llamativos, y se espera que ambas curvas se desplacen hacia abajo, proporcionando un contexto favorable para los inversores, incluso si el aplanamiento de la curva puede limitar el rendimiento en el extremo largo. “La única excepción a esta perspectiva positiva es Japón, donde continuamos manteniendo una postura cautelosa. Por lo que se refiere a la deuda gubernamental de países emergentes, se debería beneficiar de una posible postura más dovish por parte de los bancos centrales en estas regiones”, afirma. En su opinión, la perspectiva de soft landing también apoya al mercado de bonos corporativos, ya que se espera que los defaults se mantengan contenidos. “Las oportunidades son atractivas en crédito investment grade, vencimientos cortos de high yield, préstamos apalancados, bonos de mercados emergentes y deuda privada”, añade el responsable de Amundi.
“Creemos que el crédito europeo aún ofrece una rentabilidad atractiva, mientras que los bonos gubernamentales pueden servir como un colchón si las expectativas de crecimiento no se cumplen. Sin embargo, seguimos siendo cautelosos con los bonos del Tesoro de EE.UU., a la espera de una orientación más clara sobre las políticas de la administración Trump”, añade Dufossé.
Renta variable: disparidad en las valoraciones
Con respecto a la renta variable, las gestoras consideran que el descenso de los tipos de interés, sin recesión, es una gran oportunidad para esta clase de activo en general y en particular para las pequeñas y medianas empresas, así como para aquellas compañías growth y quality. Las dudas sobre la política monetaria de la Fed con Trump y una potencial divergencia entre bancos centrales a nivel global, así como un entorno de inflación más incierto, también podrían desviar la mirada hacia las bolsas: “Como hemos podido observar durante los últimos años de elevada volatilidad macroeconómica, el papel de la renta variable en las carteras ha sido clave y esperamos que así sea en 2025. Ante un entorno de inflación más incierto, la renta fija suele desempeñar un peor rol, ya que los rendimientos nominales, especialmente los de largo plazo, son muy vulnerables a las cambiantes expectativas de inflación, defiende Javier García de Vinuesa, Country Head de Natixis IM para España.
En cuanto al posicionamiento en renta variable, Vinuesa explica: “Mantenemos la sobreponderación en línea con nuestra opinión de que el crecimiento de los beneficios debería seguir apuntalado por una economía mundial resistente. Nuestra clara preferencia regional está en EE.UU., donde es probable que el rally se amplíe tras la victoria de Trump”. De la Morena también apuesta por esta clase de activos y considera que una corrección podría ofrecer una buena oportunidad para beneficiarse de la próxima fase del mercado alcista.
Desde Natixis IM muestran la misma confianza en el potencial del sector tecnológico estadounidense que, en su opinión, seguirá prestando los mejores rendimientos debido a su posicionamiento clave en la temática de inteligencia artificial. “A pesar de la increíble trayectoria que este sector ya ha presentado los últimos años, las valoraciones, especialmente de los 7 Magníficos, se han mantenido estables, ya que el crecimiento de sus ganancias ha correspondido prácticamente 1 a 1 con las subidas del precio de sus acciones. Por otro lado, en la medida en que la actividad económica no nos sorprenda con un enfriamiento rápido, los sectores cíclicos deberían rendir mejores resultados que los defensivos”, añade Vinuesa.
Europa vs EE.UU.
A la hora de comparar la renta variable estadounidense con la europea, la reflexión que hacen las gestoras sigue siendo la misma que hemos escuchado este año: en Europa las valoraciones son más atractivas y no están tan sobrevaloradas como las estadounidenses (aunque tras la victoria de Trump muchos confían en que los mercados seguirán tirando en EE.UU., sobre todo las small caps). “A pesar de las valoraciones elevadas, especialmente en grandes empresas tecnológicas, la perspectiva de retorno de la renta variable sigue siendo sólida. Consideramos que las acciones de EE.UU. y el Reino Unido están sobrevaloradas, mientras que las de Europa y Japón tienen valoraciones más justas. Para el inversor europeo, esperamos un rendimiento anualizado mediano a 10 años del 5,6% para las acciones de la zona euro, en comparación con un 2,3% más modesto para las acciones estadounidenses”, apuntan en Columbia Threadneedle.
Hofrichter añade: “La renta variable estadounidense está muy cara. Las expectativas de rentabilidad a largo plazo son muy elevadas y están muy concentradas, y la renta variable europea tiene un precio moderado. La diferencia de valoración sólo se explica en parte por el mayor peso de las IT en EE.UU. La valoración no importa en un horizonte de un año, pero sí para un horizonte de inversión de 10 años: de ahí que nuestras expectativas de rentabilidad a largo plazo sean mayores para la bolsa de la zona euro”.
Rubén García (Columbia Threadneedle): “Consideramos que las acciones de EE.UU. Y el reino unido están sobrevaloradas, mientras que las de europa y japón tienen valoraciones más justas”
Por último, desde Amundi, De la Morena considera que Europa es particularmente atractiva, especialmente con un enfoque value. “Favorecemos una combinación de value con quality y tenemos una postura positiva sobre las empresas de pequeña capitalización. Dentro de Europa, favorecemos al Reino Unido como cobertura contra la crisis en Oriente Medio. El mercado japonés también ofrece valor en relación con EE.UU. No obstante, el fin de la deflación y las reformas en la gobernanza corporativa son señales positivas, y consideraríamos una postura más positiva si el mercado de divisas se estabiliza”, afirma.
Alternativos: el gran momento del crédito privado
Para las gestoras internacionales, algo que no cambiará el año nuevo es el papel de los activos alternativos en las carteras. Según explica Vinuesa, la tendencia hacia los mercados privados en 2025 se ve reforzada por la experiencia de 2022, cuando la cartera clásica 60/40 experimentó un gran drawdown debido a la re-correlación de los bonos con la renta variable. “En un entorno donde las correlaciones tradicionales están cambiando y la volatilidad macroeconómica persiste, el caso para acceder a nuevas clases de activos como los alternativos nunca ha sido más fuerte. La volatilidad en los mercados tradicionales, especialmente aquella en la renta fija, y la necesidad de encontrar fuentes adicionales de rendimiento y diversificación hacen que los mercados privados sean particularmente atractivos en el entorno actual”, reconoce.
En este caso, el crédito privado seguirá gozando de buena salud, reputación y atractivo. “Su crecimiento está aún empezando y tiene mucho recorrido por delante. Los activos mundiales de crédito privado se han cuadruplicado en la última década hasta alcanzar los 2,1 billones de dólares en 2023. En Estados Unidos, el stock de crédito privado es ahora aproximadamente del mismo tamaño que los mercados de bonos de high yield y leverage loans. Norteamérica representa alrededor del 70% del crédito privado, mientras que Europa representa una cuarta parte, lo que implica un potencial de desarrollo significativo. En el contexto actual, ofrece una atractiva relación riesgo-rentabilidad y paga un tipo de interés relativamente alto y hasta la fecha ha mostrado una baja volatilidad en relación con los mercados públicos”, asegura Alicia García, desde M&G.
Desde Amundi ponen el foco en el mercado inmobiliario. Según explica De la Morena, puede ofrecer oportunidades de inversión relativamente atractivas, así como diversificación de riesgo y retorno. “En relación con el sector inmobiliario, las perspectivas para 2025 son más atractivas que las de 2024. Además, favorecemos la inversión en infraestructuras debido a su sólido panorama de crecimiento y flujo de caja constante. En cuanto al private equity, los volúmenes están aumentando progresivamente, ayudados por los recortes en las tasas de interés, mientras que los precios se han estabilizado”, comenta.
¿Qué priorizará el inversor?
La gran pregunta para las gestoras internacionales es en qué estrategias pondrán el foco los inversores, teniendo en cuenta estas perspectivas macro, de mercado y sobre los diferentes activos. El director general en Iberia, Italia y Latam de Columbia Threadneedle espera que los inversores prioricen productos de renta fija de alta calidad y acciones de empresas con balances sólidos y buenas perspectivas de crecimiento. “La inversión en bonos de alta calidad será atractiva debido al entorno de tipos de interés en descenso. Además, los sectores tecnológicos, especialmente aquellos relacionados con la inteligencia artificial y la transición energética, seguirán siendo de interés debido a su potencial de crecimiento a largo plazo”, añade Rubén García.
Para LFDE, a las estrategias que han funcionado este año -alternativos, monetarios, fondos temáticos y renta fija-, los inversores deberían añadir “la deuda corporativa de retorno absoluto (renta fija flexible), la renta variable europea de pequeña y mediana capitalización y la renta variable de crecimiento de calidad”. Desde Janus Henderson, Álvarez pone el foco en el concepto del “coste de oportunidad de no estar invertidos”. Según argumenta, es fundamental que los inversores lo tengan en cuenta: “Con la bajada de tipos de interés cobra incluso más protagonismo la necesidad de estar invertidos. Por tanto, volverá la demanda de soluciones equilibradas y diversificadas que permitan tener exposición a numerosos activos y temáticas”, concluye.
Puede leer el artículo completo en la revista Funds Society de diciembre 2024. Además, las gestoras consultadas ofrecen sus apuestas, en formato fondo, para conquistar a los inversores en 2025 (ver apoyo final).