El rumbo de la inflación y el fin del ciclo monetario restrictivo en Occidente, la aplicación de más estímulos para una desaceleración estructural y controlada en China y el regreso de las tensiones geopolíticas marcan el rumbo de las previsiones de las casas de gestión para el año que viene, con una gran certeza: la renta fija sigue manteniendo su atractivo.
Después de lo imprevisibles que han resultado los últimos años para los mercados, cada vez más casas de inversión parecen tener claro el mismo mantra: para acertar con el posicionamiento en 2024, será fundamental tener un pronóstico macro lo más afinado posible… aunque la interpretación de los datos económicos ofrece múltiples conclusiones.
Desde el BlackRock Investment Institute, el equipo que dirige Jean Boivin ofrece un buen ejemplo de los retos que plantea esta correcta interpretación de los datos macro, incluso de algunos de los más seguidos por las casas de análisis, como la evolución del empleo en EE.UU. Según los expertos de la firma, la razón por la que el mercado laboral estadounidense sigue ofreciendo signos de fortaleza a pesar del rápido ajuste de los tipos al alza y el consecuente encarecimiento de los costes de financiación es porque “las compañías tardaron en volver a contratar cuando se reinició la actividad tras la pandemia, y todavía se están poniendo al día”. Sin este efecto, desde la gestora estiman que “ya se estaría ralentizando el crecimiento del empleo”.
Desde BlackRock consideran asimismo que centrarse en la creación mensual de empleo, que sigue mostrando una evolución positiva en el país, “también oculta una tendencia más amplia desde 2020”, en referencia a que el crecimiento global del empleo ha sido modesto, pero el desempleo ha ido a la baja: “Esto demuestra que la oferta de mano de obra se ha ralentizado a medida que la población envejecía. Creemos que la rigidez del mercado laboral refleja esta restricción de la oferta, no una economía fuerte”, concluyen.
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