Ahora que los gestores y los inversores hacen balance de 2021 y comienzan a preparar sus carteras para 2022, volvemos a escuchar nuevas reflexiones sobre qué estilo será el ganador los próximos doce meses, si el value o el growth. Para los expertos, los aspectos más relevantes en este debate serán la evolución de la pandemia y las perspectivas de crecimiento que los analistas manejan.
Según explican desde Candriam, «después de cinco meses de marcada rotación de estilos hacia la renta variable value y recogidas de beneficios en los valores growth, el mercado volvió a fijarse en los fundamentales y apostó por los valores de crecimiento, haciendo especial hincapié en empresas innovadoras que se benefician de una aceleración de sus ingresos y de sus beneficios. Desde finales del verano, hemos comenzado a observar indicios de sobrecalentamiento en estos valores de calidad/crecimiento».
Desde la gestora recuerdan que las acciones de crecimiento, generalmente caracterizadas por un crecimiento más notorio de los beneficios, suelen venderse con valoraciones más elevadas. El índice MSCI© Europe Growth, diseñado para representar el 50 % de la capitalización bursátil de MSCI© Europe, se caracteriza por un análisis factorial del crecimiento a largo y corto plazo del beneficio por acción (BPA), el crecimiento actual y el crecimiento histórico a largo plazo del BPA y de las ventas. Por su parte, las acciones de valor, por lo general caracterizadas por un precio inferior en relación con los beneficios o los activos, se definen en el MSCI© Europe Value mediante un modelo factorial del valor contable en relación con el precio, la relación precio/ beneficio a plazo y el rendimiento de los dividendos
«Con base en nuestro modelo propio de gestión de estilos y en nuestras valoraciones internas, en marzo de 2021 detectamos que la prima de valoración de los títulos de crecimiento había desaparecido por completo a raíz de la rotación hacia los títulos de valor de los meses anteriores», añaden.
Con estos criterios de base, y ante la perspectiva de unos rendimientos en renta fija más elevados de aquí a principios de 2022, la gestora considera que deberíamos observar una última oleada alcista de las acciones value en ese mismo periodo. «Este fenómeno podría durar hasta el final del primer trimestre. En cambio, nos parece pertinente aprovechar este periodo menos favorable para las acciones growth para posicionarnos en niveles elevados en las empresas que generarán crecimiento económico y estructural de cara a los próximos años», señala el informe de la gestora.
En cambio, argumenta que para que el estilo value protagonice un desempeño positivo a más largo plazo, se necesitaría una aceleración significativa del crecimiento económico, algo que no constituye su hipótesis de base. «Nuestro reto para 2022 será elegir las empresas que se beneficiarán de una aceleración evidente debido al elevado potencial de su segmento o a su innovación. Observamos un gran número de candidatos en los valores europeos que pueden aportar soluciones a los numerosos retos en proceso de aceleración, ya sea en lo que respecta a la transición energética, las nuevas tecnologías en materia de salud, la digitalización o la automatización de la economía», afirma.
Hipótesis de base para 2022
Desde Candriam auguran una ralentización del crecimiento de la economía europea y estadounidense para 2022 y los siguientes años por los efectos de la pandemia. En este escenario de crecimiento débil también incluye a China debido a su voluntad de reducir el apalancamiento financiero de su economía. Según explica en su informe, la pandemia ha obligado a los Estados a endeudarse por lo que se pronostica un endurecimiento en su disciplina financiera futura, traducido en una reducción en las inyecciones de capital en las ayudas al consumo o las subvenciones otorgadas a pymes.
En este sentido, Candriam espera que los tipos a largo plazo alcancen su punto álgido en el primer semestre de 2022. Además, el comienzo del “tapering” por parte de los bancos centrales (reducción de sus comparas de bonos) facilitará la normalización de los tipos a largo plazo en Estados Unidos y Europa. A corto plazo, “podemos esperar que los tipos largos estadounidenses y alemanes a 10 años sigan normalizándose”, afirman. Asimismo, este fenómeno también responderá a una nueva aceleración en los mercados bursátiles del desempeño de las empresas de calidad/crecimiento, capaces de ofrecer un crecimiento estructural rentable en un entorno con efecto de ralentización.
Ante el nerviosismo inflacionario, el grupo considera que perdurará hasta “buena parte del 2022” y si bien habrá menos barreras en el comercio internacional, la inflación se trasladará al sector alimentario. No obstante, la calma transmitida por los bancos centrales durante el verano ya no es creíble en el contexto actual. De hecho, los propios bancos centrales ya han comenzado a mencionar la posibilidad de que la inflación sea menos transitoria de lo previsto.